Español y mayor de 55 años, perfil de riesgo de pobreza en Valencia
Son personas trabajadoras, profesionales con amplia experiencia laboral, que vivían sin preocupaciones hasta que, como muchos otros, fueron golpeados por la crisis económica que ha padecido España en los últimos años. Su condena: haber superado los 50 años y no tener empleo. Llegaron a los comedores sociales al comienzo de esta desaceleración y hoy engrosan las cifras de la pobreza en Valencia. Son las verdaderas víctimas que ha dejado la crisis.
Así se desprende del “X Informe de la Pobreza en Valencia” elaborado por el Departamento de Trabajo Social de Casa Caridad que señala a este colectivo, el de mayores de 55 años y sin empleo, como un nuevo perfil de la exclusión social. Y es que, durante 2015, Casa Caridad ha detectado un aumento de casos de personas nacidas en la década de los 60 que se han acercado hasta sus puertas solicitando ayuda ya que, a pesar de haber tenido una vida normalizada, una profesión y haber cotizado a la Seguridad Social, se encuentran ahora sin ingresos (por falta de empleo y por haber acabado el subsidio) y sin derecho a ninguna prestación hasta la edad de jubilación.
El Informe considera “determinante” la pérdida de redes sociales y familiares, que en algunos casos ha venido motivada por la propia situación económica. Esta ausencia de apoyo contribuye al empeoramiento de las condiciones físicas, emocionales y económicas de estas personas, aumentando el riesgo de exclusión.
Desde la Asociación, los trabajadores sociales colaboran a diario en la realización de los trámites administrativos necesarios para gestionar el acceso a ayudas sociales a las que tienen derecho sus usuarios (Renta Activa de Inserción, Renta Garantizada de Ciudadanía, pensiones, etc…) pero, en el caso de este colectivo, han llamado la atención del sector empresarial para intentar establecer vías de colaboración que permitan a estas personas estar en activo el tiempo necesario para que puedan acceder a la pensión que les corresponde por derecho.
Además de los servicios más conocidos que presta Casa Caridad a las personas más vulnerables (comedores sociales, albergue, Centro de Día…) desde la entidad se realizan programas para potenciar la autonomía de estas personas y evitar que caigan en la exclusión. Se trata del taller de orientación laboral, que el pasado ejercicio realizó más de 100 atenciones y donde se orienta a los usuarios en la búsqueda de trabajo, el taller de visitas domiciliarias con el que se pretende realizar un seguimiento de las condiciones habitacionales de las personas desfavorecidas, o el taller de vivienda, a través del cual se realizan las gestiones necesarias para que las personas atendidas puedan acceder a una habitación o vivienda de alquiler.
Una década atrás
Pero esta no es la única novedad que recoge el “X Informe Sobre la Pobreza en Valencia” de Casa Caridad. Por primera vez desde hace 10 años los españoles superan a la cifra de inmigrantes como usuarios de comedores sociales en Valencia. Y es que, a partir del año 2005 hasta la actualidad, la cifra de extranjeros que solicitaba este tipo de recursos siempre ha ido creciendo frente a la de españoles, principalmente debido a la masiva llegada de inmigrantes sin redes de apoyo en la década del 2000 y a que éstos fueron los primeros en sufrir las consecuencias de la crisis. Sin embargo, en los últimos años, desde Casa Caridad se ha venido alertando del incremento del número de españoles que necesitaban de los servicios de la Asociación. En 2015, y por primera vez desde hace una década, los españoles se convirtieron en mayoritarios en los comedores de Casa Caridad (51%), un recurso que durante los 365 días del año sirve alimento a todo aquel que lo necesite. Este cambio en el perfil de las personas desfavorecidas se debe principalmente al retorno de ciertos inmigrantes a sus países de origen dada la difícil situación económica que vive nuestro país y a la cronificación de las situaciones de pobreza que han afectado durante estos últimos años a la población española.
Junto al aumento del número de españoles también ha habido otro cambio de perfil muy significativo: la feminización de la pobreza. Tal es así que las mujeres, en muchas ocasiones acompañadas de sus hijos, ya representan el 52% de las atenciones realizadas desde todos los comedores de Casa Caridad, superando por primera vez al número de hombres. En 2005 solo el 12% de comensales de Casa Caridad eran mujeres.
Una situación que desde la entidad valoran como “muy preocupante” ya que aparejada a la llegada de mujeres viene la de niños: una de cada cuatro personas que acudieron durante 2015 a comer a la institución fueron menores, un colectivo prácticamente inexistente hace 10 años.
Este notable incremento en el número de menores atendidos contrasta con la disminución que se detecta entre las personas que 18 a 40 años que han registrado un descenso de 10 puntos porcentuales como usuarios de los comedores de Casa Caridad. Las personas que tienen entre 41 a 65 años son el grueso mayoritario (45%) y han incrementado su asistencia en 5 puntos porcentuales debido principalmente a ese aumento de españoles mayor de 50 años que no tiene posibilidades de incorporarse al mercado laboral.
Son personas trabajadoras, profesionales con amplia experiencia laboral, que vivían sin preocupaciones hasta que, como muchos otros, fueron golpeados por la crisis económica que ha padecido España en los últimos años. Su condena: haber superado los 50 años y no tener empleo. Llegaron a los comedores sociales al comienzo de esta desaceleración y hoy engrosan las cifras de la pobreza en Valencia. Son las verdaderas víctimas que ha dejado la crisis.
Así se desprende del “X Informe de la Pobreza en Valencia” elaborado por el Departamento de Trabajo Social de Casa Caridad que señala a este colectivo, el de mayores de 55 años y sin empleo, como un nuevo perfil de la exclusión social. Y es que, durante 2015, Casa Caridad ha detectado un aumento de casos de personas nacidas en la década de los 60 que se han acercado hasta sus puertas solicitando ayuda ya que, a pesar de haber tenido una vida normalizada, una profesión y haber cotizado a la Seguridad Social, se encuentran ahora sin ingresos (por falta de empleo y por haber acabado el subsidio) y sin derecho a ninguna prestación hasta la edad de jubilación.
El Informe considera “determinante” la pérdida de redes sociales y familiares, que en algunos casos ha venido motivada por la propia situación económica. Esta ausencia de apoyo contribuye al empeoramiento de las condiciones físicas, emocionales y económicas de estas personas, aumentando el riesgo de exclusión.
Desde la Asociación, los trabajadores sociales colaboran a diario en la realización de los trámites administrativos necesarios para gestionar el acceso a ayudas sociales a las que tienen derecho sus usuarios (Renta Activa de Inserción, Renta Garantizada de Ciudadanía, pensiones, etc…) pero, en el caso de este colectivo, han llamado la atención del sector empresarial para intentar establecer vías de colaboración que permitan a estas personas estar en activo el tiempo necesario para que puedan acceder a la pensión que les corresponde por derecho.
Además de los servicios más conocidos que presta Casa Caridad a las personas más vulnerables (comedores sociales, albergue, Centro de Día…) desde la entidad se realizan programas para potenciar la autonomía de estas personas y evitar que caigan en la exclusión. Se trata del taller de orientación laboral, que el pasado ejercicio realizó más de 100 atenciones y donde se orienta a los usuarios en la búsqueda de trabajo, el taller de visitas domiciliarias con el que se pretende realizar un seguimiento de las condiciones habitacionales de las personas desfavorecidas, o el taller de vivienda, a través del cual se realizan las gestiones necesarias para que las personas atendidas puedan acceder a una habitación o vivienda de alquiler.
Una década atrás
Pero esta no es la única novedad que recoge el “X Informe Sobre la Pobreza en Valencia” de Casa Caridad. Por primera vez desde hace 10 años los españoles superan a la cifra de inmigrantes como usuarios de comedores sociales en Valencia. Y es que, a partir del año 2005 hasta la actualidad, la cifra de extranjeros que solicitaba este tipo de recursos siempre ha ido creciendo frente a la de españoles, principalmente debido a la masiva llegada de inmigrantes sin redes de apoyo en la década del 2000 y a que éstos fueron los primeros en sufrir las consecuencias de la crisis. Sin embargo, en los últimos años, desde Casa Caridad se ha venido alertando del incremento del número de españoles que necesitaban de los servicios de la Asociación. En 2015, y por primera vez desde hace una década, los españoles se convirtieron en mayoritarios en los comedores de Casa Caridad (51%), un recurso que durante los 365 días del año sirve alimento a todo aquel que lo necesite. Este cambio en el perfil de las personas desfavorecidas se debe principalmente al retorno de ciertos inmigrantes a sus países de origen dada la difícil situación económica que vive nuestro país y a la cronificación de las situaciones de pobreza que han afectado durante estos últimos años a la población española.
Junto al aumento del número de españoles también ha habido otro cambio de perfil muy significativo: la feminización de la pobreza. Tal es así que las mujeres, en muchas ocasiones acompañadas de sus hijos, ya representan el 52% de las atenciones realizadas desde todos los comedores de Casa Caridad, superando por primera vez al número de hombres. En 2005 solo el 12% de comensales de Casa Caridad eran mujeres.
Una situación que desde la entidad valoran como “muy preocupante” ya que aparejada a la llegada de mujeres viene la de niños: una de cada cuatro personas que acudieron durante 2015 a comer a la institución fueron menores, un colectivo prácticamente inexistente hace 10 años.
Este notable incremento en el número de menores atendidos contrasta con la disminución que se detecta entre las personas que 18 a 40 años que han registrado un descenso de 10 puntos porcentuales como usuarios de los comedores de Casa Caridad. Las personas que tienen entre 41 a 65 años son el grueso mayoritario (45%) y han incrementado su asistencia en 5 puntos porcentuales debido principalmente a ese aumento de españoles mayor de 50 años que no tiene posibilidades de incorporarse al mercado laboral.