El epicentro de la DANA cumple una semana en el infierno entre los avances y la desesperación
Algunos municipios comienzan a recuperarse del desastre mientras otros se sienten desamparados
Una semana después del fatídico martes en el que la rambla del Poyo y el río Magro se desbordaron anegando varias comarcas valencianas, algunos municipios comienzan a recuperase mientras otros siguen en el más absoluto de los desamparos.
Y es que, en un par de horas, para cientos de miles de vecinos desapareció una realidad que era su día a día, convirtiéndose sus calles en verdaderas zonas de guerra. Chiva y Utiel fueron los primeros municipios que sufrieron las mortales riadas en el curso alto de los cauces, como prólogo de lo que iba a acontecer en el litoral.
Tras sembrar de devastación en las zonas rurales, L’Horta Sud se sumergió bajo las aguas sepultando el área metropolitana de Valencia en un verdadero tsunami del que costará salir adelante: polígonos industriales destrozados, colegios anegados, familias sin vehículos, sin agua, sin luz y aislados por carreteras comidas como un queso gruyère. Pero, sobre todo, buscando a sus seres queridos, con, hasta el momento, 112 vecinos que han fallecido y 89 desaparecidos oficialmente.
La devastación ha dado paso a la ‘germanor’ de los municipios vecinos con un mar de voluntarios para ayudar mientras los equipos de emergencia rescataban a cientos de personas al día en tejados, garajes o vehículos, en jornadas de angustia y desesperación.
Con el tiempo, la zona se ha convertido en una verdadera Torre de Babel con la llegada de bomberos, policías, buzos y militares llegados desde todos los puntos de España para tratar de agilizar las tareas humanitarias. Sin embargo, siete largos días después, no todos han comenzado siquiera a ver la luz detrás del túnel.
En elperiodic.com hacemos un recorrido por algunos de los municipios para conocer cómo se vive siete días después del ‘día cero’ que todo lo cambió.
Paiporta, ante un “desastre humanitario”
Con una sesentena de vecinos fallecidos, Paiporta se considera ya la ‘zona cero’ de la tragedia. Un alud de barro, enseres y amasijos de hierros que antes eran vehículos siguen protagonizando sus calles por lo que desde fuentes municipales lamentan “el desamparo y la descoordinación” y piden que administraciones superiores asuman los servicios públicos.
La prioridad ahora, explican, es despejar las calles para que se pueda volver a circular por una población que acaba de recuperar suministros como el del agua corriente y que no ha podido restablecer sus servicios públicos: los edificios están destrozados y solo está en funcionamiento un 10% de la plantilla municipal tras la debacle “en estado de shock, intentando recomponer sus vidas o a pie de calle ayudando a sus vecinas y vecinos, aquellos que han sobrevivido”.
Chiva, en riesgo de derrumbes
Chiva sigue recuperándose el brutal desbordamiento de su barranco, con la vista puesta ahora en el peligro de derrumbe de edificios tras la tragedia. De hecho, 120 familias han tenido que ser realojadas esta semana, por lo que la alcaldesa ha hecho un llamamiento a que se incorporen arquitectos e ingenieros voluntarios para ayudar a controlar el casco urbano.
Por otro lado, el ejército sigue rastreando su enorme término municipal, desde los polígonos industriales junto a la A3 hasta las urbanizaciones de montaña, en busca de posibles víctimas en esta amplia zona. En el casco urbano hay que recordar que esta población de 750 habitantes ha vivido la pérdida de 10 de sus vecinos.
Alfafar vigila puentes y edificios y agradece a los voluntarios su ayuda
Alfafar, una semana después de la tragedia, se encuentra vigilante, para detectar la inestabilidad y el peligro de derrumbe de sus infraestructuras, con la ayuda de ingenieros y arquitectos de Málaga, evaluando los edificios y puentes afectados.
Tal y como han señalado fuentes oficiales del Ayuntamiento, cada vez están llegando más servicios de rescate y limpieza, no obstante, “la gran mayoría proceden de fuera de la provincia de manera voluntaria”. En cuanto al suministro de agua y luz, algunos vecinos de la localidad ya lo han recuperado, aunque no es estable y “les va y viene constantemente”, han asegurado.
Gracias a la solidaridad de los voluntarios, las necesidades de comida, ropa y agua están cubiertas, y los productos que más se necesitan en estos momentos son productos de higiene personal y limpieza, en concreto de desinfección, así como zapatos y ropa interior. Respecto al estado de sus calles, todavía las más inaccesibles se encuentran en mal estado, y desde el Ayuntamiento animan a “adentrarse para llegar a ellas y no limpiar solo en las principales”.
Torrent, a toda máquina recuperando infraestructuras
Torrent es el municipio más grande de entre todos los afectados, con más de 84.000 almas en su término municipal. Por ello, y por ser menos afectado en el interior de la ciudad, cuenta con muchos más medios que otras poblaciones para recuperar las infraestructuras perdidas en las urbanizaciones y barrios periféricos afectados, como el Xenillet.
Según se explica desde el consistorio, ya se cuenta con luz en todo el término. Con el agua, eso sí, aún existen algunos problemas: En Calicanto no es potable por exceso de nitratos, los pozos sin potencia eléctrica no suben el agua en las zonas rurales y la falta de presión del sistema impide que el agua llegue a algunas áreas. Cuestiones que el municipio intenta solucionar sembrando la ciudad de nuevas fuentes y repartiendo el agua con cubas y voluntarios hasta las zonas más alejadas. Además, ya se está reconstruyendo el acueducto demolido por la riada.
Las comunicaciones y carreteras comienzan a restablecerse, con el punto más crítico en el barranc de l’Horteta, donde la carretera ha sido destruida, aunque desde el consistorio aseguran que “todas las urbanizaciones tienen al menos un acceso abierto para no estar incomunicadas”.
Para esta gran población las principales preocupaciones no son materiales, sino de salud pública, ante el temor de infecciones, la búsqueda de desaparecidos en las batidas que se realizan en los barrancos y el futuro de los acogidos provisionalmente en el pabellón del Vedat al haber perdido sus viviendas por la fuerza del agua.
Albal, salvada por un par de metros
En el extremo sur de la zona más afectada de l’Horta, Albal cierra la larga fila de municipios anegados, aunque, su mayor altitud sobre los vecinos los ha salvado de la hecatombe. De hecho, las personas más mayores eran escépticas cuando llegó el SMS de alerta, aunque cuando vieron que el agua les inundaba fueron conscientes de que estaban ante algo histórico y temieron por lo que estaría pasando en la vecina Catarroja, a un nivel inferior.
“Gracias a los agricultores coordinados por las brigadas municipales estamos volviendo a una tensa normalidad”, explican desde el consistorio, que explica cómo se recupera el pueblo. Eso sí, para encontrar cobertura telefónica todavía hay que subir a zonas altas, lo que obliga a dar los bandos de viva voz con los altavoces de las brigadas.
Así, va volviendo a la normalidad mientras se prepara para los duros meses que se esperan con la creación de un centro logístico para tener suministros con los que abastecer incluso a las poblaciones vecinas.
Catarroja pide el auxilio de la maquinaria pesada: "El 100% del municipio está afectado"
Catarroja es una de las poblaciones que ha resultado más dañadas. "El 100% del municipio está afectado", explican desde el consistorio, que pide "maquinaria pesada y la intervención de medios militares" para salir cuanto antes de esta situación.
La población pide auxilio, y es que queda todavía mucho trabajo por hacer para achicar el agua, por lo que piden maquinaria para evacuarla, para succionar el barro y también dumpers pequeños para empezar a entrar en las calles más estrechas. Además, aunque ya se ha restablecido el suministro, no recomiendan todavía usar el agua para comer ni cocinar.
Los pueblos vecinos menos afectados, al rescate de Alaquàs
Alaquàs es un municipio, que aunque no ha tenido que lamentar víctimas, ha sufrido en sus carnes también el paso de esta riada. Tal y como asegura el alcalde del municipio, Toni Saura, “con mucho esfuerzo estamos tratando de volver a la normalidad”.
Aunque la presencia de medios era muy escasa los primeros días, explican que han podido avanzar“gracias a la ayuda de ayuntamientos como Mislata, Paterna, La Eliana y Manises, así como empresas con las que trabajamos que tenían maquinaria pesada, han colaborado de manera importante, y nos ha permitido avanzar”. En este sentido, las dos zonas de la localidad más afectadas por la catástrofe, están prácticamente ya vacías de mobiliario y ahora se está procediendo a la limpieza de las calles, enviando los residuos a la gran planta que se ha habilitado en Quart de Poblet para esta tragedia.
Una setentena de municipios afectados
La lista de poblaciones afectadas en interminable, por los de l’Horta que conforman el área metropolitana de Valencia, pero también en La Ribera, donde el río Magre causó una debacle o el Júcar se desbordó en varios puntos.
En la otra punta de la provincia, Utiel y Requena y todo el cauce del Turia, desde Pedralba a Gestalgar o Riba-roja, también ha sufrido mucho, así como poblaciones de afluentes cercanos como Sot de Chera o los afectados por barrancos de la zona de la Hoya de Buñol.
Esta es la lista completa de municipios afectados por las riadas:
Alaquàs, Albal, Albalat de la Ribera, Alborache, Alcàsser, L’Alcúdia, Aldaia, Alfafar, Alfarb, Algemesí, Alginet, Almussafes, Benetússer, Benifaió, Beniparrell, Benicull de Xúquer, Bétera, Bugarra, Buñol, Camporrobles, Carlet, Catadau, Catarroja, Caudete de las Fuentes, Corbera, Quart de Poblet, Cullera, Chera, Cheste, Xirivella, Chiva, Favara, Fortaleny, Fuenterrobles, Godelleta, Guadassuar, Llíria, el núcleo urbano de la A3 en Loriguilla, Llaurí, Llombai, Macastre, Manises, Massanassa, Mislata, Montserrat, Montroi, Paiporta,Paterna, Pedralba, Picanya, Picassent, Polinyà de Xúquer, Real, Requena, Riba-roja de Túria, Riola, Sedaví, Siete Aguas, Silla, Sinarcas, Sollana, Sot de Chera, Sueca, Tavernes de la Valldigna, Torrent, Turís, Utiel, Yátova, Benicull de Xúquer y Llocnou de la Corona.
En Valencia se han visto afectadas las pedanías sur: Faitanar, La Torre, Forn d'Alcedo, Castellar-Oliveral, Pinedo, El Saler, El Perelló y El Palmar.