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La Diputación aprueba una iniciativa del PSPV para reivindicar la memoria de científicos y docentes represaliados por el franquismo

La Diputación aprueba una iniciativa del PSPV para reivindicar la memoria de científicos y docentes represaliados por el franquismo
  • El acuerdo plantea la creación de una comisión junto a las universidades y entidades científicas, sociales y culturales de la provincia

El pleno de la Diputación ha aprobado hoy una iniciativa del grupo socialista para rescatar la memoria de los científicos y personal académico de la provincia de Valencia represaliado por la dictadura franquista.

La propuesta, defendida por la diputada Lola Celda, propone la creación de una comisión junto a las universidades y entidades científicas, sociales y culturales de la provincia que lo deseen con el objetivo de impulsar acciones para el reconocimiento y reivindicación.

Un reconocimiento para aquellas personas del ámbito científico y académico que vieron cercenadas sus trayectorias por el golpe militar, la guerra civil y la dictadura.

Para ello, los socialistas proponen que el presupuesto de la Diputación recoja el desarrollo de estas acciones y que la institución provincial invite a participar en la comisión a las instituciones públicas con competencias en memoria democrática y ciencia.

Los socialistas recuerdan que el próximo 31 de octubre se conmemorará el Día del Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la guerra y la dictadura.

Por ello, los socialistas ponen este año el foco en el reconocimiento del personal científico y académico que por el solo hecho de defender la ciencia y unas instituciones de enseñanza libre fueron represaliados, condenados al exilio, el ostracismo y despojados de sus cátedras y puestos de trabajo. Y en algunos casos, encarcelados o fusilados.

En 1994 el químico español Francisco Giral González publicó un libro impactante y conmovedor titulado: Ciencia española en el exilio (1939- 1989), en el que proporcionaba datos biográficos de cerca de 500 científicos españoles de primera fila, que abandonaron el país a partir de 1939. Se trataba de una muestra relativamente reducida, aunque cualitativamente significativa.

Entre ellos figuran el rector valenciano Juan Peset Aleixandre, cuyo fusilamiento constituyó un crimen contra la razón y la medicina. Personalidades como D. José Puche (rector entre 1936-1938), catedrático de Fisiología, que puso en marcha diferentes instituciones científicas y fundó el Instituto Luis Vives en Ciudad de México en 1939; Ramón Velasco (1938-1939); Luis Gozalvo (vicerrector del 1936-1937) o Adolfo Miaja de la Muela (Decano de derecho),

Lola Celda, que ha relatado su propio testimonio familiar con el fusilamiento de su abuelo cuando ella tenía cinco años, ha recordado que el régimen golpista depuró vidas, obras e ideas. Así, profesores, académicos y rectores perdieron sus honores. Por tanto, recuperar la graduación académica y un verdadero proceso de desagravio era y es un deber moral de primer orden, señala el portavoz socialista.

Para situarnos en la gravedad y el daño que el conflicto civil generó cabe señalar la situación de la Universidad a partir de 1939: Cerca de la mitad del profesorado numerario de las 12 universidades españolas quedó incapacitado para la enseñanza y la investigación científica porque la dictadura acabó con su vida, su libertad, salud o le había retirado la cátedra, como por elegir el camino del exilio.

Muchos de ellos habían contribuido de manera muy destacada a la internacionalización de la investigación científica española en las primeras décadas del siglo XX, pero su labor se vio dramáticamente interrumpida por el exilio, la represión interior, los expedientes de depuración y desposesión de cátedras.

La moción recoge que las bases ideológicas y culturales de la dictadura del general Franco representaron un retroceso de alcance histórico para el débil y frágil entramado científico español. Y el exilio significó la sangría de una parte sustancial del capital humano de la cultura española incluido el componente científico, dando lugar a una descapitalización que tardo decenios en ser solventada.

Además, la depuración emprendida por los vencedores de la guerra civil golpeó con extrema dureza el sistema educativo y científico español. Las depuraciones de maestros, profesores de bachillerato, profesores universitarios y científicos excluyeron de la práctica profesional a miles de personas capacitadas, condenadas a un duro y amargo exilio interior, cuyo coste no ha sido suficientemente ponderado.

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