La Diputació inicia las obras para consolidar la muralla del Castillo de Corbera y proteger su arqueología
El área de Patrimonio que dirige Andreu Salom invierte 250.000 euros en la primera fase del proyecto de conservación de este Bien de Interés Cultural propiedad de la corporación provincial desde 2003
La Diputació de València da un paso más en la recuperación del Castillo de Corbera y tiene previsto iniciar este lunes la primera fase de las obras de conservación y restauración de la muralla, con un presupuesto aproximado de 250.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. El objetivo de esta actuación es consolidar el cierre exterior de la fortaleza del siglo XI declarada Bien de Interés Cultural, incluida la adecuación del camino de acceso.
La corporación provincial ha invertido alrededor de medio millón de euros en el Castillo de Corbera en los últimos cuatro años y está pendiente de autorización, por parte de la Generalitat, el proyecto de consolidación geológica para poder actuar en la montaña sobre la que se levanta el castillo, una intervención que supondrá una inversión semejante a la realizada hasta el momento.
El responsable de Patrimonio, Andreu Salom, explica que la intención de la Diputación es “seguir invirtiendo en el Castillo de Corbera al igual que en los otros 17 edificios con distintos niveles de protección propiedad de la institución, con el fin de mantenerlos en las mejores condiciones de uso posibles, en este caso recuperar el uso de una fortaleza que tiene un gran valor histórico y arqueológico y que a nivel turístico tiene un gran potencial para la comarca de La Ribera”.
Salom apunta que la prioridad a la hora de acometer los trabajos de recuperación es “la conservación con las mínimas intervenciones necesarias para no dañar el rico patrimonio arqueológico, que en un futuro debe ser visitable en museos o por qué no en el mismo recinto del castillo una vez completada su rehabilitación”.
Consolidación de la muralla
La obra que está a punto de iniciarse incidirá en la consolidación de distintos tramos de la muralla muy deteriorados, con excavaciones arqueológicas en cada una de estas zonas y la construcción de un camino de acceso al castillo siguiendo el trazado del proyecto existente con algunas modificaciones para reducir el impacto visual.
Desde 2017 se han realizado hasta cinco catas arqueológicas que, además de constatar el deterioro de algunas zonas de la fortaleza, han dejado al descubierto la muralla del siglo XI, cerámica romana e islámica, los establos y parte del aljibe y hasta una moneda con la efigie de Jaime I, el conquistador de Valencia que en el siglo XIII cedió la propiedad del Castillo de Corbera a su hijo Pedro.
En el proceso de recuperación del edificio ahora toca consolidar el cierre exterior para evitar su degradación, siguiendo el informe del Servicio de Proyectos Técnicos de la Diputación. Los trabajos previstos consistirán en la excavación arqueológica en el lado interior de la muralla para liberar presión, mientras que en el lado exterior se realizarán distintas actuaciones como la toma de ortofotos de detalle del estado actual; la colocación de mallas plásticas de separación y recuperación como paso previo a la restitución de las grandes pérdidas volumétricas, según sean en cada caso (mampostería o tapial); y anclajes a la roca con varillas de acero inoxidable o de fibra de vidrio, con inyecciones de cal en las grietas y especial atención a los sistemas de drenaje originales para evacuar pluviales.
El proyecto también tiene previsto completar la altura de las hiladas de tapial creando una capa de protección de los restos originales, y para entonar la obra nueva con la existente se emplearán veladuras de cal con tierras de la propia excavación con el fin de adecuar el resultado de la intervención a un entorno de incalculable valor histórico y paisajístico.
El Castillo de Corbera guarda entre sus muros la forma de vida de distintas culturas, con un reflejo arquitectónico en sus componentes. Punto estratégico entre la Sierra de la Murta y el gran marjal de la costa, las catas en la fortaleza dejan constancia de una secuencia constructiva entre los siglos XI y XVI, desde los ataques a la taifa de Balansiya por Rodrigo Díaz de Vivar hasta el asedio por el ejército de agermanats en 1521, tratando de conquistar sin éxito el castillo y ocasionando cuantiosos daños de los que todavía hay huella en la actualidad.