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Sonia Pineda: reconstruyendo la historia de Puçol, pieza a pieza

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    Sonia Pineda se considera una agitadora de masas. En realidad, son otros los que así la llaman, pero ella, entre risas, lo reconoce. No le queda otra: con un don para transmitir a los demás su cariño por la historia y el patrimonio local, fue la instigadora del primer libro Puçol en la memoria, formó parte del equipo que editó el segundo y, en general, siempre suele tener algo entre manos... Como ahora, que está ayudando a completar la historia de Puçol a través de los llibrets de fiestas con la colaboración de los vecinos.

    Desde bien pequeña, empezó a sentir cariño por Puçol y por el patrimonio local gracias a su abuela. «Nos ha inculcado siempre el amor por el pueblo, por todo lo de aquí, nos contaba lo que hacían cuando éramos jóvenes...», explica Sonia Pineda. Pasaban mucho tiempo juntas porque la joven, que vivía en el Puerto de Sagunto con sus padres, la visitaba muy a menudo. Hace ya 14 años decidió trasladarse a la localidad donde más feliz se siente. «Prefiero Puçol mucho más... Me encanta la gente, el pueblo...».

    Pero Sonia no se conformó con vivir en Puçol sin más, sino que, con cada vez más amistades e inquietudes, comenzó a sentir la necesidad de mantener viva la memoria de los mayores. Tanto de los que están, como de los que ya no están. «Empecé hace años con fotos antiguas de mi familia, para que no se perdieran». Eran aquellas que su abuela guardaba en una cajita y que tantos domingos le había enseñado de pequeña.

    Así, comenzó a pedirle fotografías similares a todo el mundo, con el objetivo de recopilar todas las que pudiera para que no se perdieran. «A mí se me mete algo en la cabeza, y erre que erre hasta que lo consigo...», bromea. La iniciativa llegó a oídos del Ayuntamiento, que aceptó la propuesta de Sonia de crear un libro. Obtuvo permiso para acceder a los archivos de la biblioteca y, con el apoyo del departamento de Comunicación, «conseguimos sumar unas 6.000 fotos». Así nació la primera edición de Puçol en la memoria, publicada en 2015.

    A sabiendas de que muchísimas imágenes se habían quedado fuera, de familias que no se habían enterado de la iniciativa o no se habían animado a participar, tres años después decidieron lanzar una segunda edición. Esta vez, con más de 10.000 fotografías, «porque al principio la gente se mostraba reacia a prestar sus fotos». Sin embargo, después de ver el primer libro, se animaron.

    «Luego pensamos que sería bonito hacer una base de datos en la biblioteca municipal para que todos pudieran tenerlas». Habla en plural porque todas estas iniciativas las llevó a cabo junto con Encarna Sebastiá, vecina e historiadora especializada en arqueología, y Sabín, responsable de Comunicación. «Y mucha más gente, pero este es el equipo principal», explica Sonia.

    El mismo equipo que tiene entre manos una tercera edición de Puçol en la memoria (que será más complicada, porque hay que buscar datos sobre la historia del pueblo antes de 1900) y que ahora trata de recolectar todos los llibrets de fiestas para reconstruir una parte esencial de la historia local. «Sonia es la instigadora de la trilogía y la que ahora se ha ofrecido a buscar el material de fiestas: zarandea a unos y a otros, localiza a todo el mundo y, al final, lo encuentra todo... Es la que mejor lo hace, entre otras cosas porque cualquiera se atreve a decirle que no: ¡y que publique por ahí que no le echas una mano!», recalca Sabín.

    Algunos llibrets ya están publicados en la web municipal, pero continúan buscando material de gran valor, por supuesto, no económico, sino histórico. Hasta la fecha hay 53 recuperados, el más antiguo, de 1929. Pero todavía faltan muchos, concretamente, todos los llibrets desde el año 1930 hasta 1946, además del de 1951. También falta por encontrar aquellos entre 1953 y 1961 —a excepción del de 1956—. Y algunos más:  1979, 1981, 1985, 1996, y todos aquellos que se encuentran entre 1989 y 1994, ambos incluidos.

    En tiempos normales, Pineda acostumbra a llevar siempre una libreta detrás e ir recogiendo datos e historias curiosas de la gente. Y luego las publica en el grupo de Facebook Puçol se mira, que le ha ayudado mucho para obtener material en cada una de sus iniciativas. Sobre todo, lo aprovecha para colgar imágenes curiosas o históricas de la localidad, comentar temas curiosos, lanzar temas de conversación y debate... «Igual por eso me llaman agitadora de masas», bromea.

    Durante el confinamiento, Sonia hace todo lo que se le ocurre para entretenerse. Asegura ser toda una aficionada de la cámara y, gracias a la ayuda de Sabín, que más de una vez ha puesto su empeño en enseñarle. «Tiene una paciencia infinita conmigo», comenta entre risas. Ahora, como todos, disfruta de sus hobbies desde casa, y es que cada día lanza un reto a través de Facebook, sobre anécdotas o fotografías y, cómo no, consigue una alta participación.

    Pero a pesar de su don para las relaciones sociales, asegura que ir a la Marjal dels Moros y sentarse un buen rato mirando la playa, sola y relajada, ocupa el primer puesto en su lista de cosas que hacer al salir. «Y luego volver a la marcha, desayunar en el bar de siempre, ver a la gente... En la medida de las posibilidades, claro».

    Y, por qué no, intentar promover la creación de un museo histórico en Puçol. De hecho, «ya existe, pero nunca se abrió: falta ponerle un ascensor y algunas cosas más», explica Pineda, que le gustaría proponer un sistema de exposiciones temáticas que vayan variando. «Por ejemplo, el primer año sobre el campo, para que la gente preste herramientas antiguas que ya no utiliza y todo lo que quiera».

    Por supuesto, a final de año se devolvería todo a sus respectivos dueños. «Otro tema podría ser la seda y prendas de ropa antiguas, que hay muchísimas», explica ilusionada, y es que, en definitiva, la idea es «un museo para que la gente del pueblo pueda ver lo que los propios vecinos presten».

    Una idea atractiva que persigue su idea de siempre, aquella que le inculcó su abuela cuando era niña y que le ha llevado a remover cielo y tierra durante años. «Entre todos podemos salvar el patrimonio, los recuerdos, las fotos y las anécdotas», destaca Sonia, subrayando la importancia de evitar que todo esto se pierda.

    «Nuestros antepasados han luchado mucho por todo esto y vale la pena mantenerlo». Y eso hace: reconstruir foto a foto, llibret a llibret y pieza a pieza la historia y patrimonio de Puçol.

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