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Printeria, una ‘impresora’ de bacterias de primer premio creada en Valencia

Proyecto Printeria. Universitat Politècnica de València
Proyecto Printeria. Universitat Politècnica de València
  • El proyecto ha sido desarrollado por alumnos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV)

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Printeria, una ‘impresora’ de bacterias de primer premio creada en Valencia - (foto 2)
Printeria, una ‘impresora’ de bacterias de primer premio creada en Valencia - (foto 3)
Printeria, una ‘impresora’ de bacterias de primer premio creada en Valencia - (foto 4)

Imprimir el ADN de una bacteria ya es posible gracias a un proyecto desarrollado por diez alumnos de la Universidad Politécnica de Valencia. Con un tamaño no mayor que el de una caja de zapatos, esta impresora es capaz de dotar a las bacterias de nuevas funcionalidades inexistentes en la naturaleza. Este invento ha sido galardonado con el primer premio en una de las competiciones de biología sintética más importantes del mundo, IGEM 2018.

Con este primer premio y otros cinco galardones especiales, el equipo de la UPV ha presentado esta mañana acompañados por el rector de la universidad, Francisco J. Mora Mas, su proyecto ante los medios. Un trabajo que han definido como multidisciplinar y del que se sienten muy orgullosos.

“Somos un equipo multidisciplinar, que son los equipos de éxito” ha afirmado Roger Monfort, portavoz del grupo. Y es que en el equipo encontramos estudiantes – 7 chicos y 3 chicas- de Ingeniería en Biotecnología, Ingeniería Biomédica, Ingeniería Informática, Ingeniería en Tecnologías Industriales, Ingeniería Eléctrica y Bellas Artes.

Por su parte, el rector ha destacado el trabajo llevado a cabo: “Lo han diseñado completamente, lo han fabricado y hecho funcionar ellos. El prototipo es el resultado de un trabajo hecho al 100% por los chicos y chicas. Esto demuestra el talento que tenemos aquí, y que pueden competir con el de cualquier otro lugar del mundo” ha asegurado en su intervención.

 Printeria: funcionamiento y usos

Esta pequeña impresora esta formada por un software, un hardware y un kit compacto de laboratorio, tres elementos que hacen posible su funcionamiento. A pesar de su apariencia, y según sus creadores, Printeria es “tan sencilla de manejar como una impresora doméstica”, aunque a diferencia de las que usamos en nuestro día a día esta no utiliza tinta. 

Igual que ocurre con otras impresoras 3D, la pieza cuenta con un sistema de carga de líquidos semejante al de los cartuchos de la impresora, pero estos son rellenados con un amplia colección de piezas de ADN. Estas piezas se ensamblan entre ellas para obtener diferentes unidades de transcripción que modifican genéticamente un chasis bacteriano específico.

El uso de este pequeño aparato está pensando, por el momento, para tres ámbitos: la educación, los laboratorios y los artistas. Aunque, tal y como ha explicado Roger Monfort, a largo plazo se pueden imaginar su uso en “cualquier cosa que tenga que ver con el ADN”. Uno de los ejemplos de futuros usos que pueden resultar más impactantes, es el de la creación de insulina o incluso la creación de aromas a partir de las bacterias de ADN. “Son muchas aplicaciones futuras y no solo médicas, también industriales porque no” aseguran.

Al ser preguntados sobre una posible comercialización han mostrado su deseo de seguir trabajando en este proyecto en los próximos meses, aunque han aprovechado la ocasión para hacer un llamamiento a posibles inversores: “Tenemos la materia prima pero necesitamos mucho más apoyo”.

La UPV e iGEM

La Universitat Politècnica de València ha participado en iGEM desde el año 2006 con excelentes resultados. Todos los proyectos presentados (siempre en colaboración con el Instituto Universitario Mixto de Biología Molecular y Celular de Plantas, el IBMCP) obtuvieron la máxima valoración del jurado (medalla de oro) y dos de ellos, Sexy Plant, en 2014 y Hype It, en 2016, consiguieron además premios especiales. 

iGEM (International Genetically Engineered Machine) comenzó en 2003 como una competición de verano dirigida a los alumnos del MIT. Un año después, la prueba se convirtió en internacional y, en esta edición, hay inscritos 343 equipos de todo el mundo.

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