Ser universitario en tiempos de pandemia
La gestión de los Trabajos Finales de Grado y las prácticas han sido los dos focos de conflicto principales entre los estudiantes y las universidades
El coronavirus ha afectado a todos los ámbitos de nuestras vidas. Y, entre ellos, también al estudiantil. Los colegios, institutos y universidades se han visto obligados a transformar completamente sus hábitos de trabajo y, los alumnos, han tenido que esforzarse por adaptarse a ello. La Universitat Jaume I (UJI), ha trabajado de manera telemática con sus alumnos, aprovechando también su Aula Virtual, cuyo trabajo y desarrollo ha sido fundamental, según asegura en declaraciones a elperiodic.com el miembro del comisionado para la adaptación a la normalidad, Vicente Cervera.
La primera decisión que tomó la UJI al conocerse los primeros casos de la enfermedad fue la de suspender toda la actividad presencial tanto a nivel docente como de investigación. Además, “hubo una preparación a nivel institucional de lo que es la tecnología del servicio de informática, que es el que soporta todo para que todo funcionara”, asegura Vicente Cervera. Esto ha sido esencial ya que ha permitido que el teletrabajo y las clases telemáticas se hayan podido desarrollar con normalidad.
Los profesores tuvieron que adaptar su planificación a la nueva situación para seguir formando a los estudiantes. El inicio fue incierto, pero “una vez diseñamos un protocolo de acción” y se pudo comentar con los alumnos, “la cosa fue mucho más sencilla”, asevera Aarón Rodríguez, profesor de la universidad. Cada grado estuvo directamente dirigido por la coordinación del mismo. Se pidió a los profesores que adaptaran, sobre todo, “la parte de evaluación y la parte que tenía que ver con las prácticas de laboratorio”, afirma Cervera. Aarón Rodríguez considera que desde la coordinación de grado han sido “muy cuidadosos y han tenido mucha empatía”.
Los alumnos, por su parte, no terminan de ver con buenos ojos la actuación de la universidad y de todo el profesorado durante el confinamiento. “Deberían haber ayudado más porque muchos profesores no han dado las clases online”, se queja Beatriz González, estudiante de tercero de periodismo. Con el Trabajo Final de Grado (TFG) y las prácticas también han surgido quejas: “Han tardado mucho en dar las indicaciones pertinentes”, asegura Abril Abargues, estudiante de cuarto de periodismo.
Trabajo durante el confinamiento
Alumnos y profesores han tenido que entenderse para acordar una metodología de trabajo adecuada para sobrellevar tan inesperada situación. Pese al esfuerzo, Aarón Rodríguez opina que “se ha perdido una gran parte del proceso informativo por culpa del formato online”. Además, piensa que lo importante no es tanto la adquisición de conocimientos como la posibilidad de trabajar una mirada crítica.
Los alumnos también han notado este cambio de hábitos. Beatriz González asegura haberlo llevado “bastante bien” y que le ha parecido “más fácil y menos agobiante”. Aún así, sí recalca que en trabajos en los que era necesario hacer entrevistas sí se ha notado más el confinamiento ya que se endurecía la tarea. En el caso del TFG pasa algo distinto. Aicha Khoukhi, alumna de cuarto de periodismo, afirma: “Yo creo que he hecho más horas de las que piden para el TFG”.
El TFG y las prácticas, dos focos de debate
Los alumnos que terminan sus estudios este año han sido, sobre todo, críticos ante la gestión de estas dos partes fundamentales de la carrera. “Habría que ser más flexible en tema prácticas”, afirma Aicha Khoukhi. La estudiante de cuarto de periodismo asegura no poder mirar al futuro con certeza al no saber cuándo podrá empezar las prácticas y, por consiguiente, si podrá buscar trabajo en verano o podrá compaginar el próximo curso una posible doble titulación con las prácticas. Además, los estudiantes se quejan de los plazos. “Tenemos que seguir esperando y nos llevan pidiendo que esperemos desde marzo” asegura Aicha Khoukhi.
Otros estudiantes, como Abril, pese a estar medianamente satisfechos con la gestión de los tutores de las prácticas, opina que, en su caso, la empresa no ha estado muy pendiente de ella, algo que hubiese sido distinto si las prácticas hubiesen podido ser presenciales.
El TFG ha supuesto un quebradero de cabeza tanto para alumnos como para profesores. “Con los teóricos ha sido más fácil porque una gran parte del trabajo ya estaba realizado, pero con los prácticos ha habido más problemas”, asevera Aarón Rodríguez.
Los estudiantes han tenido que adaptarse a la situación y, en el caso de estudiantes de periodismo, han tenido que guiarse por las técnicas que empleaban los medios de comunicación profesionales para saber cómo desarrollar su trabajo.
¿Cómo será el nuevo curso?
Esa es la gran incógnita. ¿Cómo se volverá a las clases universitarias? ¿En qué condiciones? Hasta el momento, lo que tiene planteado la UJI es adaptar las clases teóricas ante la imposibilidad de ampliar el número de aulas. La opción que está sobre la mesa es la que plantea el Ministerio de Universidades: que cada semana acuda una mitad del grupo mientras que la otra mitad sigue la clase de manera virtual. “Lo más delicado son las prácticas de laboratorio”, asegura Vicente Cervera.
Las clases que tengan un aforo máximo de 100 personas acogerán solo a 40 o 50 para así poder guardar las distancias de seguridad. “El uso de mascarillas, que es obligatorio, seguirá siéndolo”, afirma Cervera. Para las matrículas se elimina la opción presencial y todos los estudiantes, incluidos los de primer curso, deberán hacerla de manera telemática.
“Adaptar todos los espacios para que cuando estudiantes, profesores y otros trabajadores vengan pueda mantenerse con los parámetros de seguridad establecidos”. Esa es la misión principal de la UJI, según ratifica el miembro el comisionado para la adaptación a la normalidad, Vicente Cervera.