Sant Jordi planta cara al frío y a la lluvia y celebra Sant Antoni

Ni la ola de frío polar ni la lluvia que cayó de forma intermitente durante todo el día, han sido óbices para que los vecinos de Sant Jordi celebren la fiesta de Sant Antoni, una de las tradiciones más arraigadas de la población. Así, desde primera hora de la mañana y hasta altas horas de la madrugada, se fueron sucediendo los actos en honor del santo patrón de los animales. A la subida de los algarrobos tirados por las caballerías, la misa solemne, la bendición de los animales, el reparto de 'coques' y el montaje de la hoguera; durante la mañana, le siguieron, al caer la tarde, uno de los actos más esperados, como es la cremada del demonio. La satánica figura ardió en la hoguera y bajo la lluvia sin que el agua pudiera restar espectáculo y emoción a la puesta en escena, pues, tras las actuaciones de los endemoniados y del grupo de 'Bombos i Tambors de Sant Jordi' y del recitado de las loas, a cargo de jóvenes y niños de la localidad, el reo del mono rojo se despidió con un despliegue de sibilantes y atronadores fuegos de artificio que levantó la ovación del público asistente en la plaza.

Y es que la implicación de todos los vecinos, incluidos los niños y niñas, el trabajo de las amas de casa de La Llar, que elaboraron más de 3.000 piezas de repostería típica -coques, rollets y casquetes- y la participación de los grupos de caballerías de Benicarló, que cada año se suman a la fiesta, fueron suficientes argumentos de peso para no suspender los actos programados, pese a la desapacible climatología.

Una cena de hermandad, con carnes y verduras asadas al calor del fuego, y regada con el vino procedente de la viña que simboliza el hermanamiento con el municipio alemán de Mayschoss, y baile hasta bien entrada la madrugada a cargo de la orquesta Atalaia, pusieron la guinda a una intensa velada.