Expertos en arqueología y robótica submarina presentan en la UJI las últimas novedades tecnológicas
Expertos en robótica y arqueología submarina se han reunido en la Universitat Jaume I el 4 y 5 de mayo en las VII Jornadas de AUTOMAR, la red de investigación en automática y robótica para las industrias y ciencias marítimas y oceánicas, para presentar las últimas novedades, experimentos y proyectos de I+D+i en este ámbito.
En las jornadas, organizadas por el grupo de investigación Interactive and Robotics Systems Laboratory (IRSLab) de la UJI, se han analizado los retos tecnológicos en arqueología subacuática en España en una mesa redonda, moderada por el catedrático de Derecho Internacional Público de la UJI Mariano J. Aznar, que ha contado con la participación de Xavier Nieto, arqueólogo y coordinador de arqueología subacuática del Campus de Excelencia Internacional del Mar de Cádiz; Pere Ridao, director del Centro de Investigación en Robótica Submarina de la Universitat de Girona, y José Maria Riola, de la Subdirección General de Tecnología e Innovación del Ministerio de Defensa.
Xavier Nieto ha explicado cuáles son las principales necesidades tecnológicas en arqueología submarina. En este sentido ha aclarado que el arqueólogo es un investigador de la historia, no un buscador de objetos y, por lo tanto, la extracción no es el objetivo final sino analizar las señales de uso de las herramientas, la posición de los objetos, etc. El arqueólogo ha explicado que la metodología consta de las siguientes fases: localización, documentación previa del yacimiento, eliminación de sedimentos, documentación posterior y extracción.
En cuanto a la localización ha señalado que las herramientas que utilizan tienen un coste elevado y no son específicas para arqueología. «El diseño de equipos especializados abarataría los gastos y podría ser de producción española y tendría proyección internacional», ha propuesto. Sobre la documentación ha comentado que se necesita mucha precisión y más garantías de calidad siempre teniendo en cuenta que los robots no causen daños. En este sentido, ha señalado que la fase de eliminación de sedimentos es un campo de investigación con mucha proyección porque no hay robots ni máquinas que garanticen una buena excavación sin mover o dañar los objetos, una cuestión que también hay que mejorar en el caso de la extracción. Finalmente, Nieto ha propuesto otros tipos de aplicaciones que también serían de utilidad en este campo como la mejora en la localización de los arqueólogos mientras se encuentran en el agua, las comunicaciones inalámbricas entre la superficie y el fondo o el uso de tablets y ordenadores en el fondo del mar.
Por otro lado, Pere Ridao ha mostrado algunos ejemplos de los avances que han conseguido con el robot de la Universitat de Girona que cuenta con sonar para realizar planimetrías acústicas y también cámara estéreo. Así, ha expuesto las imágenes capturadas bajo el agua, que se tratan para recuperar su color real; reconstrucciones 3D de pecios o los fotomosaicos conseguidos con el sonar. En esta línea, ha mostrado algunas comparativas de las reconstrucciones realizadas por los arqueólogos y las conseguidas con la cámara acústica para observar los márgenes de error, «una línea de investigación en la que habría que continuar trabajando, comparando también las imágenes con los modelos extraídos de las imágenes visuales capturadas por el robot», ha apuntado. Así mismo ha mostrado algunos vídeos realizados con cámaras panorámicas de 360º que permiten navegar por la imagen y se pueden cargar sobre Google Maps para ofrecer una especie de Google Street View acuático.
Para finalizar, José María Riola ha afirmado que España tiene una gran riqueza histórica en las costas pero una gran parte de los destrozos los ha hecho el hombre, más que la naturaleza, porque no ha sabido apreciarla. «España es un país que ha mirado muy poco al mar y, por este motivo, la arqueología submarina es una de las más damnificadas», ha apuntado. En este sentido, ha explicado que la Armada tiene una responsabilidad porque existe un Plan Nacional para la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático y también dispone de los medios para contribuir a esta protección como por ejemplo buques cazaminas y buzos especializados pero tiene que ser una acción coordinada con las comunidades autónomas. Además, ha indicado que sería importante que se establecieran unos requisitos que especificaran las necesidades de precisión y movimientos de los vehículos para los trabajos arqueológicos para favorecer estas tareas.