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El cronista de Castelló, Antonio Gascó, narra en un libro la biografía, la obra y el trabajo del pintor Amat Bellés

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    Más de un centenar de castellonenses han asistido el miércoles 11 de marzo de 2020, en el salón de recepciones de la Diputación, a la presentación del libro «Amat Bellés i Roig. Pintar la crònica i el mite» del que es autor el cronista de la ciudad y catedrático de Arte Antonio Gascó, quien ha estado acompañado en el acto por el artista biografiado, la rectora de la Universitat Jaume I, Eva Alcón, y el presidente de la Diputación, José Martí.

    El volumen ha sido editado mancomunadamente por el Servicio de Publicaciones de la corporación provincial y Publicacions de la universidad pública en su serie Maior, y cuenta con una cuidada edición profusamente ilustrada de más de 450 páginas, cubiertas plastificadas de tapa dura y se ofrece en castellano y en valenciano.

    Durante el acto, el autor ha explicado que la obra se divide en tres partes que incluyen una biografía del pintor, un especializado análisis razonado e icónico de su pintura y un estudio sobre la labor del artista como diseñador gráfico y muy en particular en su labor profesional en la UJI.

    Gascó ha manifestado su satisfacción por haber escrito este libro referido a uno de los artistas a quien más admira y con cuya amistad se honra desde hace medio siglo. El artista, muy emocionado, ha agradecido a los editores de la obra y a todas cuantas personas han hecho posible que el libro viera la luz y que han trabajado con denuedo e interés, para que la obra ofrezca el extraordinario nivel editorial que tiene.

    En su intervención, la rectora Eva Alcón ha tenido unas emotivas palabras para significar la personalidad del artista biografiado y sus valores pictóricos y de diseño, en los que aporta «soluciones muy imaginativas y con gran poso cultural, así como una ingeniosa creatividad».

    Por su parte, el presidente de la Diputación José Martí ha destacado que la serie Maior «es fruto de una colaboración importante de las dos instituciones, para ofrecer a la provincia obras especialmente significativas en lo cultural histórico y científico». Se ha sentido especialmente satisfecho de tener entre sus manos una obra de tanto nivel editorial como contenido plástico y de investigación y ha felicitado tanto al autor como al biografiado.

    Al final del acto de presentación del libro, los asistentes se han desplazado al Centro Cultural de Les Aules en el que las autoridades han inaugurado la exposición «Les sibil·les» de Amat Bellés, que reúne doce pinturas realizadas desde 2011 a la actualidad. El autor ha señalado las acciones proféticas de las doce pitonisas que el cristianismo hizo suyas, añadiendo a las diez originarias de Terencio Varrón doce más para emparejarlas en número con los doce profetas del Antiguo Testamento. Los asistentes han podido admirar la destreza, el dibujo de gran virtuosismo y la imaginación erudita de Amat Bellés en esta colección que veía la luz pública por primera vez y que podrá ser visitada hasta el 10 de mayo.

    Las sibilas: religión y profecía fashion

    La colección de doce sibilas de Amat Bellés exhibidas en el Centro Cultural de Les Aules que posee el misterio icónico de la nigromancia, se encarna en bellas mujeres de actitud hierática y rostro de top-model, con suntuosos vestuarios de ensambladura, trenzados o plegados, estentóreas cabelleras, tocados muy oufit fashion, siglo XXI, e incluso sobreañadidos gore, amén de una mirada sugerente y seductora en su encubierto misterio sibilino (y nunca mejor dicho).

    De 2011 a 2019 el artista lleva a cabo la colección de 12 adivinadoras. Terenci Varró tipificó 10 un siglo a. C. El apologista Lactanci, porque le venía muy bien a él y a los primeros cabecillas de la Iglesia, cuando ya la religión disfrutaba de la libertad constantiniana en el Imperio las cristianizó. Adobado el condimento, 500 años más tarde, el avispado monje Philippus Barbieri las asimiló a doce y las puso en paralelo con las tribus de Israel, las puertas de Jerusalén, los apóstoles, los profetas del Antiguo Testamento, los signos del zodíaco, los frutos del Espíritu Santo y, si habría hecho falta, los Doce hombres sin piedad, con Henry Fonda y todo, aunque aquí no podía llegar el avispado dominico.

    Amat Bellés, las versiona de esta guisa: Cándida y pueril la Cumana, que lleva un orbe zodiacal con anhelo de panera; dominadora la Europea con su feudal vestimenta y la espada herodiana, con mucha antigüedad y cierta osadía regicida con implicación tute; enigmática la Helespóntica con una poliédrica cruz inmisa de aire 3D; indestructible la Tiburtina de cabellos Diana Ross, empuñando, a manera de prótesis, la mano seca que va a Jesús en el sanedrín ante Annás y Caifás; la Líbica, arrogante y osadamente intimidatoria que lee la profecía del advenimiento de Cristo; la Cimeria, impresionada y un punto estupefacta llevando un cardo mariano, símbolo del sufrimiento de la maternidad; fervorosa y cándida, con la corona de espinas en las manos, la Délfica; la Frigia se representa con la cabeza y el cuerpo rodeada por una filacteria que en verdad es un encaje de entredós recordando el banderín enarbolado por Cristo en la resurrección; la Sammienca tiene la cabeza rodeada de estrechas ramas, que en verdad hace pensar que hace referencia a los sarmientos con los cuales se trenzó la cuna de Jesús en el pesebre, junto a ella el ateniense búho (ni lechuza, ni buho) como signo de la clarividencia y perspicacia; la sibila Pérsica, de nimio cabello, vestida de encajes de Raschel, lleva una farola encendida como alegoría de la revelación; la Eritrea se cubre con una piel de cordero sin desbastar, lo acompaña una baldosa del palacio de los Santjoans de Cinctorres, en la cual se ha pintado un cordero, icono del Agnus dei, quien tollis peccata mundi; y finalmente, el Agripa, vestida con cuerdas de cáñamo, en una alegorización del ascetismo de la Magdalena, y en la misma línea de ideario, lleva en la mano, un azote que se transfigura en un ramo vegetal de hojas, evocador del azotamiento de Jesús.

    Todas, todas las pitonisas manifiestan un destello de agudeza en la mirada que impele quién las contempla a no perder de vista los ojos, aunque nunca se llegue a interpretar su intención. Esta alegorización de la mirada, manifiesta ambos aspectos expresivos caracterizadores de los dos tiempos que caracterizan la acción profética de las visionarias.

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