La Cátedra FACSA de la UJI analiza el papel de los humedales artificiales como instrumentos para la mejora ambiental
Miguel Martín, profesor del Área de Tecnologías del Medio Ambiente en la Universitat Politècnica de València, ha impartido una charla organizada por la Cátedra FACSA de Innovación en el Ciclo Integral del Agua de la Universitat Jaume I, dentro de su ciclo Jueves de Seminario, a la que ha asistido un nutrido grupo de investigadores, profesores y técnicos relacionados con la gestión del agua.
Durante la charla, Miguel Martín ha realizado una contextualización histórica de la depuración y las soluciones naturales aplicadas a la misma, destacando los primeros tratamientos utilizados en París en el s. XIX. También ha analizado cómo las soluciones intensivas adoptadas en los últimos años han sido correctas y, por economía de escala, resultan eficientes. Sin embargo, los municipios pequeños, con mucha variabilidad en el caudal a tratar, junto con las urbanizaciones, son los que actualmente tienen un mayor déficit de depuración, y donde las tecnologías intensivas tienen su punto débil. Además, ha incidido en que a nivel mundial hay zonas donde no se pueden utilizar las mismas tecnologías, por lo que las soluciones extensivas pueden ser una solución, sobre todo en zonas en vías de desarrollo.
En este sentido, Martín ha asegurado que «en 2050 el 70% de la población vivirá en ciudades, por tanto, las soluciones basadas en la naturaleza deben ser importantes. La falta de recursos en el campo hará que las soluciones extensivas pueden resolver el saneamiento cuando los recursos económicos sean escasos». El profesor ha indicado que los diseños de estas soluciones accesibles extensivas suelen utilizar como media unos 4 m2 por habitante, pero en el caso de los humedales artificiales se están consiguiendo mejoras que permiten reducir hasta a 2 m2 por habitante. Los humedales artificiales son sistemas básicamente anaerobios, en los que el agua circula por el lecho de grava, por lo que no hay peligro de proliferación de mosquitos, y no desprende olores. Francia es el país con más implantación, y en Moldavia existe un humedal para 35.000 habitantes.
Por todo ello, Miguel Martín ha defendido que los humedales artificiales como solución, «estas instalaciones son sencillas de construir, tienen un coste de mantenimiento bajo, aunque no cero, por lo que debe llevarse un mantenimiento adecuado para que funcione adecuadamente, y poseen una buena asimilación de la variación de caudal. Además, poseen rendimiento suficiente para eliminación de sólidos y contaminantes. Pero además tienen una muy buena integración paisajística, ambiental y social, con la creación de nuevos hábitats y la reutilización de las aguas. Pero no están exento de inconvenientes, sobre todo por su poca flexibilidad operativa, la extensión necesaria, la colmatación por sólidos y los rendimientos bajos para la eliminación de amonios».
Este seminario se engloba en las actividades de formación que organiza la Cátedra FACSA de Innovación en el Ciclo Integral del Agua de la UJI.