Acción Ecologista-Agró denuncia que el plan de Prevención de Incendios Forestales de Villahermosa hará muy poco para evitar los incendios
Acción Ecologista-AGRÓ ha conocido el borrador, en tramitación, del PLPIF (Pla Local de Prevención de Incendios Forestales) de Villahermosa, que afecta una parte importante de la en torno al parque natural del Penyagolosa. Su contenido no puede ser más decepcionante. Un documento lleno de errores y desaciertos que no servirá nada, o muy poco, para evitar incendios forestales en esta área natural tan valiosa, a pesar de prever una inversión de unos dos millones de euros, solo en este municipio.
El documento todavía está pendiente de aprobación, pero tiene ya una redacción completa en todos sus apartados. Ha sido encargado por el Ayuntamiento de Villahermosa a un gabinete técnico, que "se ha basado en documentos anteriores de ámbito superior, pero sin hacer aportaciones que mejoran ni concretan de manera acertada los marcos de referencia. La calidad del documento resulta indignante y carencia de toda seriosidad y rigor".
"El documento está rellenado de determinaciones, propuestas y recomendaciones que resultan arbitrarias, sin justificación, y con total carencia de coherencia, de rigor y de base científica. Las regulaciones y propuestas que hace, en relación con una verdadera prevención de las causas de los incendios, tienen un pobrísimo desarrollo que apenas concreta ni determina nada importante, ni aporta recursos destacables para prevenir los incendios forestales. AE-Agró ha redactado un escrito con todas las alegaciones que considera relevante efectuar (docenas) para intentar rectificar los defectos de este documento y que hará llegar a las autoridades ambientales valencianas porque ponen remedio a este despropósito".
Además del bajo nivel y mínima calidad del PLPIF hay que destacar que este documento "solo destina a la estricta prevención de incendios forestales (evitar los fuegos) poco más del 5% de las inversiones previstas (aproximadamente 2 millones de euros). El resto, casi un 95% de las inversiones, se prevén por actuaciones que, independientemente de su eficacia y adecuación o no (difíciles de demostrar), no tienen nada que ver con impedir los incendios, es decir: evitar que se produïsquen".
"El gordo de las inversiones son medidas, que, en el mejor de los casos y suponiendo que estén muy bien/muy bien planificadas y pensadas (cosa totalmente improbable), “podrían” servir, no para evitar un incendio, sino para combatir un fuego ya desatado. Medidas que “podrían” ayudar a reducir la extensión del fuego, si fueron realmente efectivas (cosa que podemos dudar) pero que no evitarán que empiezo un fuego".
"Por lo tanto, marra la base. El mejor incendio es aquel que no se produce y el gordo de las inversiones (o al menos una parte importante, no el 5%) tendrían que destinarse a evitar que se enciendan fuegos en lugares y momentos inadecuados. Medidas de regulación de actividades, de alternativas al uso del fuego, de vigilancia, de disuasión, de educación, formación e información, etc. También, si se ha producido un fallo o un accidente imprevisto, y se origina un fuego localizado (o un rayo) es imprescindible disponer de medios materiales y organización de efectivos para detectarlo rápidamente y que se pueda actuar antes de que el fuego esté fuera de control y se convierta en un incendio difícil de apagar (cosa cada vez más probable con las actuales condiciones climáticas y a las que nos aboca en el futuro el cambio climático). Si marra la verdadera PREVENCIÓN, la base de toda la lucha contra el fuego, y a la que este plan solo dedica el 5%, será cada vez más difícil apagar el incendio. Y si hay mala suerte, o condiciones adversas, o errores en la coordinación, se convertirá en una catástrofe, que se hubiera podido evitar a muy bajo coste", aseguran.
"Las actividades a que lo PLPIF prevé dedicar la mayor parte del presupuesto son obras y actuaciones de eliminación de vegetación las cuales, de entrada, tienen impactos importantes sobre el paisaje y los ecosistemas y solo serían aceptables si se tiene seguridad de su eficacia y necesidad y si se efectúan en los lugares y de la manera que minimizan los impactos. Lamentablemente, esto no queda demostrado en este documento y no queda clara, ni mucho menos, su necesidad ni la ubicación y el tipo de actividades propuestas".
Se trata de apertura de nuevas pistas o ampliaciones de las existentes, y apertura de “cortafuegos” (de eficacia muy discutida) y otras intervenciones de eliminación de la vegetación natural, "sin que hayan sido muy justificadas, ni en su ubicación ni en su finalidad y que, en algunos casos, tendrán graves afecciones a los ecosistemas valiosos del en torno al Penyagolosa".
En todo caso, en la mejor de las situaciones, estas infraestructuras "no son medidas preventivas (para evitar fuegos) sino medidas para luchar contra un fuego ya desatado. La diferència es que las preventivas evitan los incendios y evitan los daños que producen y las pérdidas ambientales y de intereses humanos que se derivan; y evitarían también invertir muchos millones en medios de extinción. Si no se hace el trabajo que hace falta para evitar los incendios, dependeremos solo de las medidas “a posteriori” del fuego ya desatado, que puede ser muy difícil de controlar y de apagar, y que, en todo caso, supondrá gastos muy grandes".
Finalizan asegurando que "viendo como se hacen los planes de prevención, no nos tendría que extrañar que no se consiga disminuir de manera importando el número de incendios. Si no sufrimos todavía más incendios, depende de la suerte y de circunstancias que no podemos controlar, puesto que se renuncia a invertir más en aquello que sí que podemos hacer: evitar fuegos y disminuir las actividades y situaciones de riesgo, por causas humanas; las que provocan el 80% de los incendios en nuestro territorio".