La concejalía de Bienestar Social aumenta un 25% la dotación para el Servicio de Ayuda a Domicilio
La concejalía de Bienestar Social ha incrementado un 25% la dotación presupuestaria para el Servicio de Ayuda a domicilio (SAD) que se presta a personas que no pueden atender sus necesidades básicas, a las cuales les permite disfrutar de un mayor grado de autonomía en su vivienda. Este servicio tenía una partida de 62.884 euros para 2017, que se verá incrementada en 16.000 euros y quedará en unos 79.000 euros. De esta forma se atenderá a las numerosas peticiones recibidas y se reducirá notablemente la lista de espera existente.
En la línea de atender las necesidades básicas de un mayor número de personas en situaciones más vulnerables, el área de Bienestar Social ya incrementó en 2016 la dotación para este SAD un 25%. En total, y desde el cambio de gobierno de ahora hace dos años, el presupuesto para la ayuda a domicilio ha subido un 56,20%, y ha pasado de los 50.500€ de 2015 a los mencionados 79.000 euros de este año.
El SAD lleva a cabo actuaciones de carácter personal, como son la higiene básica, la movilización en casa, la ayuda para la ingesta de alimentos y el control y administración de medicamentos, así como el acompañamiento a visitas y paseos. También incluye actividades de carácter doméstico, como son la limpieza de la vivienda, la compra y preparación de alimentos, o el lavado y la ordenación de la ropa.
Desde el SAD también se apoya a la organización económica y familiar, en la planificación de la higiene, en la formación en hábitos convivenciales o a la integración y la socialización del usuario o la usuaria.
Así mismo, también se marca como meta atender situaciones coyunturales de crisis personal o de convivencia, y servir como medida de descanso familiar para las personas que atienden a los y las usuarias del SAD.
En definitiva, este servicio tiene como finalidad promover la autonomía personal en el medio habitual, atendiendo a las personas con dificultades para la realización de actividades básicas, prevenir y evitar el internamiento de personas en centros de mayores, apoyar a las unidades de convivencia con dificultades para afrontar las responsabilidades de la vida diaria, favorecer el desarrollo de capacidades personales y hábitos de vida adecuados, promover la convivencia de la persona a su grupo de pertenencia y el entorno comunitario, y favorecer la participación de personas y unidades de convivencia en la vida de la comunidad.