Reseña de la antología de ecopoesía «Naturaleza poética»
"un gorrión muerto / en una plaza / cerca de una fuente", así arranca el primer poema de la antología "Naturaleza poética" (La Imprenta, 2022), con el poderoso poema "Madre ciudad acuna a un hijo hambriento", de Adriana Bañares. El poema es como una nana o un llanto poético, un retablo triste y amplio de un momento en la gran ciudad, que resume el mundo actual en su totalidad, el mundo tocado (maltocado) por el humano. "Una ciudad vacía acuna a un pájaro muerto", dice más adelante del corto pero vasto poema Adriana, en él claramente la ciudad es un sujeto tan importante como el pájaro, y ambos son lo mismo. El pájaro muere en la ciudad y la ciudad muere al morir el ave. Finalmente la voz poética nos dice que: "un gorrión / duerme / en una ciudad hambrienta". La ciudad, sin duda, somos nosotros, sin rumbo y desolados, puro cemento, naturaleza de ladrillo, estatuarios nosotros, viendo morir casi en nuestras propias manos a la inocencia, que no se muestra -en el poema- si duerme, si agoniza o si ya ha muerto, testimonio de lo mal que interpreta la vida y sus formas el conocimiento humano.
Gran poema ["Madre ciudad acuna a un hijo hambriento"] para iniciar una antología que está llamada a ser referente a la hora de buscar la poesía nueva que abarca más, en vida y en sujetos de vida (tierra, mar y el resto de animales). Como dice el coordinador de la antología "Miguel Ángel Vázquez", estamos ante la antología, con "Naturaleza poética", más amplia que se ha hecho en castellano, ciertamente.
Además -según creo- es de las antologías más bellas de poesía que existen, al menos que yo he leído. Me atrevo a decir esto a riesgo de parecer demasiado atrevido (nadie tiene vida suficiente para leer todas las antologías existentes, ni siquiera fronterizas en temática a esta). Pero mi seguridad viene por lo siguiente: "Naturaleza poética" se adentra en una nueva etapa del decir poético, y por eso aumenta su belleza. Belleza que intrínsecamente, con sus 75 poetas participantes de España e Hispanoamérica, en calidad y en altura poética de la identidad de dichos poetas -la mayoría tienen una trayectoria bien consagrada-; insisto, sino por el tema tratado: la ecopoesía, el antiespecismo, el animalismo, la insumisión contra las guerras y los estados y sus banderas, contra religiones y otros constructos abstractos y ridículos que han convertido a los humanos en polichinelas iguales en tontería durante siglos, entes de risión para alguna civilización verdaderamente adelantada si nos observase (la humana no es ni civilización, ni adelantada, como cree. Ah humanidad, qué terca y estúpida gran legión de animales perdidos en sus certezas inútiles y sesgadas por el egoísmo -antropocentrismo, especismo-).
En el prólogo a "La Placenta del mundo", de la gran poeta Amanda Eznab dije que:
"'La placenta del mundo' es una obra que por su temática inaugura junto a otras escrituras actuales periféricas y molestas para el sistema, que van emergiendo en el orbe y desde lo mejor humano, el cambio estructural decisivo para la poesía, para las artes en general. La placenta del mundo narra un gran capítulo del Gran Libro de versos que moverán a las milicias verdes (activistas animalistas y ambientalistas) en el momento crucial ya anunciado en cada hoja verde desde el inicio del mundo hasta hoy: aquel en que millones de manos abrirán millones de jaulas. «Los animales, ese el tema que habéis dejado atrás todos los poetas», le reproché al poeta anarquista Jesús Lizano en la presentación conjunta de un libro en Barcelona. Efectivamente, la poesía, incluso la más contestataria, la más anárquica que rechaza todo poder y toda explotación [...] incluso ésta ha sustraído de su discurso insumiso y beligerante -o no ha incluido- a los animales no humanos. [...] La filosofía ha girado sus reflexiones alrededor de la vida y la mente humanas, y cuando se ha mencionado a los animales ha sido para denostarlos, o como seres sin alma, como inferiores. En esta danza del saber y del arte oficiales, sólo ha quedado escrita la voz que ha hablado por los humanos (y desde los humanos, ahí la supremacía y la trampa)."
Amanda Eznab debería figurar por méritos sobrados en esta antología, mas sus introspecciones largas en su pequeña cabaña en la Amazonía donde vive por largos meses para luego tornar a España o a otros lugares y traer a 'abierto", a los pantagruélicos camposantos de las ciudades, su voz-altavoz natural recobrada desde lo más puro natural, allí entre las hojas grandes, no he de mentir, ella, se me perdió en la mente cuando la editorial me propuso participar en "Naturaleza poética", para la que di el poema "Un barco", de "La Bella Revolución" (Amargord, 2022). Cuando uno no piensa en alguien/es no es que los olvide, los piensa internamente. No obstante he pedido el teléfono a Amanda para tenerla más localizada para eventos de este tipo, he logrado así tener a un hada cercana al sonido de mi voz, al menos en unas horas o en un día se adentra de entre los pliegues áureos de la virtud eterna y me dice: tengo poco tiempo, estoy danzando con los señores azules del cielo y las abejas, qué deseas, Ángel?
Más, así, con este escrito, la traigo a la gran poeta a la inclusión imaginaria de una antología imaginaria, lo es "Naturaleza poética" imaginaria porque nos hace soñar, más que otras poesías. Por eso lo detallo como tan bello este compendio de poesías de grandes autoras/es. Porque la boca humana se hace más abierta y floral cuando habla desde las cuencas en las que entra el cielo con otro color y desde la metralla que dice su nombre antes de caer, negando ser partícipe de a lo que la indujeron ("yo fui montaña, ¡la montaña Tal! La montaña Cual!, seguiré siendo montaña. Nada tengo que ver, el humano es el que cae desde el avión, desde el arma, el humano es el que entra como hierro en los corazones para detenerlos, no nosotras las montañas: si tú le quitas el brazo a un santo y con ese brazo cometes un crimen el crimen lo cometiste tú"). Poetas que plasman la ontología de un sueño, hoy más real y necesaria su cristalización que nunca; que increpan a sus pares, los vecinos, la familia, los amigos, 'los desconocidos', para un posicionamiento moral respecto a lo que está pasando, grave, terrible, decisivamente devastador, en toda la Tierra.
Poemas como "Limpiando playas de palabras", de Antonio Crespo Massieu, que nos alertan sobre el nefasto uso del artefacto de la lengua, que acaba siendo basura, hoy los idiomas van a los vertederos como todas las demás basuras, porque como las bocas usan las lenguas para la mentira, la mentira es poco más que vertidos tóxicos, podredumbre que evitan los cuervos porque no tiene carne, es puro hueso, la palabra hoy se sostiene en huesos, esqueletos secos y crujientes que bailan una mentira a ritmo de canción -trap, bachata, letras tarareables-, ese es el presente y su imperio: la danza de la mentira en las casas y en los lechos. Y pocos haciendo algo al respecto de la Muerte por todas las calles porque les han enseñado desde el nacer a no oír sus espuelas gigantes atronando sus fierros al chirriar y chocar contra los empedrados y los grandes asfaltos.
Poemas como "Revolución", de Ben Clark, que habla de la muerte de lo vivo, él lo hace al compás de la mirada de las floraciones de un almendro, uno he aquí de los poemas mejores de la antología, y admito que escoger poemas mejores en una antología tan redonda es casi un sacrilegio. O la "secuencia 2.185-2225 del "Silithus", del bueno y tremendo Enrique Falcón, en definitiva poemas que nos avisan del armagedon que ya nos azota los pechos y a los mundos que vemos. O "¿Qué perderemos primero?", de Josu Moracho Cortés, que también señala y avisa; "Movimiento de liberación", de Joaquín Araujo, un poema terrible, pero necesario. Todos los autores susurran a nuestro oído, las autoras cantan por lo bello y con ello, todas a una elevan una coral de esperanza, una esperanza que ha de mantenerse alzada mediante un gran trabajo, casi el igual al que empleó el humano degradado para levantar esta desgracia de mundo monstruoso. Aquí no cabe decir y echarse a soñar. Buena parte de los poetas que integran esta antología son, como se definía Rafael Alberti, "poetas en pie", porque él no quería ser un "poeta sentado", sino un poeta activista, que lo fue. Y aparecen letras de cantautoras/os, además en la antología. Eso la convierte en más bella aún si cabe.
El activismo de hoy es el animalista y el del medio ambiente. No cabe perder más tiempo en los conflictos intestinos entre humanos, hay que ir a la raíz de todos los problemas: sin planeta no seremos, ni con conflictos internos ni sin ellos, y sobre todo esto: si no se libera ya a todos los animales reos, el humano jamás verá el mundo como nació para verlo, como es en realidad el mundo. Una maldad tan grande como tener cadáveres en el plato de la mesa todos los días no puede traer más que hechos terribles a nuestro alrededor. Un crimen cósmico tan intragable tan espantoso como en cada cosa que tocamos desconocer o saber (es lo mismo) que los objetos están hechos con grasas, huesos, cartílagos de cadáveres de vidas que quisieron ser, con partes fundamentales de un planeta que resuella muriendo intentando meter su hocico asmático sin poder nunca por la ventana de nuestro cuarto. Verán: Soy vegano desde hace más de 25 años y no podría estar más sano. Para ser vegano basta con comprar para la comida "unas cosas" en lugar de "otras". Y ya. Y bueno, reciclar e informarse constantemente de qué hábitos de nuestra vida generan daño a la totalidad de la vida. La diferencia sustancial al final es que lo que creíamos cosas, ingredientes para comidas, neumáticos, móviles, contienen 'trazas' (ah, la palabra 'traza'!) de/son vidas, identidades.
Ahí la monstruosidad y los hechos resultantes de ella, de la humanidad. En tanto la humanidad no se torne vegana no arrancará la más importante revolución: yo la llamo La Bella Revolución, la de la liberación de todos los animales, y con ésta la nuestra (si es posible, de no serlo, se habrá no obstante ejecutado el acto más justo requerido por esta tierra viva desde hace siglos: no puede ser que billones de animales sean explotados esclavos desde el nacer y luego descuartizados vivos y todos por la ciudad las casas los trabajos las cabinas telefónicas los bares las camas tan tranquilos. Eso es psicopatía. Y que la ciencia -considerada por todos el estamento más alto de la inteligencia y evolución humana- sustente y pruebe todos sus juegos con animales vivos en torturas que no valen más que para seguir manteniendo una saga de sádicos (vivisectores) y una mentira de dimensiones incalculables: la de que las enfermedades se curan, no se evitan. De toda esta blasfemia contra el pensamiento crítico hay que curarse. Sanación colectiva. Dicen: se ha hallado una tribu intocada por la civilización, se comían entre ellos, etc. Digo: la humanidad cree tener la ciencia y la filosofía, la razón, sin embargo sólo son primates vestidos, mamíferos con ropas y botas y laca en el pelo, ridículos, y letales para su entorno. Un "A sangre fría" perpetua que pocos ven y en el que todos en todos los países son Perry y Dick, se ríen ante las muertes y se alejan del crimen cuanto pueden. Con la diferencia de que aquí nadie acaba como los protagonistas de la mejor obra de Capote, en la horca, sino muriendo natural o por enfermedad, con elogiosos epitafios: fue un hombre buena, fue una mujer buena. (Podrán ser buenos entre humanos -especismo-, mas siendo crueles hacia el resto de los animales, para ser justos los epitafios deberían ser muy distintos en los cementerios.)
"Naturaleza poética" está dividida en dos apartados. El primero integra la Ecopoesía, el segundo los "Poemas de la naturaleza".
Ha sido un enorme acierto insertar entre poemas y poemas carteles de los activistas de Fridays For Future, que tornan la antología poética en "menos poética", esto es en más activista y la poesía cobra más alas y más cielo, es más activa y obedece a una revolución real. Este libro es un rugido. Un sonido de muchas alas, el fresco sonar del mar nuevamente limpio. En él suenan árboles creciendo, un fragor de maderas y bellos se elevan los trinos, bramidos, ladridos, graznidos, y los tristes alaridos, mugidos de muerte y tortura, en toda la obra además se escucha la oración de las hierbas, pidiéndonos hechos, es un libro verde, da igual si lo lees en mitad de la naturaleza que en una cafetería, las hojas y sus enredadas ramas te van a rodear los hombros y donde estés se llenará de pájaros, alces, lluvias antiguas y los demás te mirarán porque tu rostro será otro, el mismo pero otro. Montaña, ya no hombre; orillas de mar, ya no mujer. Lo cierto y lo justo, aplastada, desarticulada, la mentira.
Todo es lo mismo y otra cosa, aquí. La poesía muestra esa "otra cosa". Todos sabemos las dos caras de la realidad. El envés de esta lo sabemos en los sueños. Este libro trae abiertos bajo el sol en unas grandes y buenas manos pintadas por la aún febril y germinal tierra, los secretos y las cartas que Gaia ha enviado para cada uno de nosotros a través de un volumen histórico que trae al fin una única carta para los gobernantes del mundo.
No pienses en el parlamento ni en la Onu ni en la Ue ni Otan ni en la Fin, ni en la Fun, tú eres uno de los 'gobernantes' del mundo. No por posesión, porque no tienes nada y nada puedes ni debes poseer. Sino porque tus decisiones impactan en el entorno vivo tanto como impacta la invasión militar de un territorio de un país a otro. La ocupación de nuestras mentes terminará con la confrontación con los extraños que campan por detrás de nuestros ojos, con su veneno, con sus infinitas toallas negras renovables (éstas sí).
La liberación de la hoja verde, de los caballos por terrazas y camas y del sueño colectivo que se verá en el aire al ver a los animales liberados, ese momento llegará y obras como esta representan la antesala de esos hechos.
"Y borrar nuestros nombres juntos en el río, / con el derrumbe de las ciudades a nuestras espaldas", reza "Cuerpo de río", de Balbina Jiménez.
Por si fuera poco, el valor de esta antología sube más porque la editorial ha tenido la feliz idea de en cada poema colocar un código QR que nos lleva a la voz de cada poeta recitando su poema participante. Sin duda "Naturaleza poética" es de las mejores antologías de los últimos años, historia viva de la literatura. Un hecho muy importante su edición, de los más relevantes que en los tiempos que corren suceden. ¿Estarán los medios a la altura de darle la difusión que merece?
La pregunta tiene una clara respuesta, no. Pero la elevo retóricamente para que alguien sujete el ruego entre brazos como una bella bebé recién traída -en realidad una anciana con todos los libros pasados y futuros en los ojos-, y entre todos con nuestros medios lo enseñemos al mundo. Hacen tanto medios pequeños unidos para difundir un nacimiento nuclear que un gran medio hablando de él, además hemos visto sin cesar que todo lo puro y salvaje en la televisión y periódicos actuales se convierten deliberadamente en entes de risión, y no permitiremos eso para "Naturaleza poética", que está tan viva que iba a echarle un último vistazo para terminar esta crónica y de la mesa se me ha ido. He mirado a través del cristal de la ventana y está 'hablando con mi vecino', éste la tiene en las manos, abierta, la lee, bajo el cielo que canta y cantará la lee...)