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Por Ángel Padilla
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Greta Thumberg: ascendida de las flores

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    Greta Thumberg: ascendida de las flores- (foto 1)

    2003 fue el año en que nació Greta Thumberg, en Estocolmo, Suecia. Hija del actor Svante Thunberg y la cantante lírica Malena Ernman. 

    La primera vez que Greta escuchó hablar del cambio climático tenía ocho años. Le ofuscó saber que se estaba haciendo tan poco al respecto. Poco a poco se fue deprimiendo, y a los tres años de conocer tal situación, se aletargó y dejó de hablar y comer. Fue diagnosticada con Síndrome de Asperger, trastorno obsesivo-compulsivo, y mutismo selectivo. Greta afirma no ver su síndrome como un problema, más aun lo siente como un «superpoder».

    El 20 de agosto de 2018, Greta Thunberg, quien entonces estaba en noveno grado, decidió no asistir a la escuela hasta las elecciones generales de Suecia de 2018, que se celebrarían el 9 de septiembre, tras una ola de calor y de incendios forestales en Suecia. Con su protesta exigía que el gobierno sueco redujera las emisiones de carbono sobre lo establecido en el Acuerdo de París. Decidió, entonces, protestar sentándose en las afueras del Riksdag todos los días durante la jornada escolar, junto con un cartel que decía en sueco: «Skolstrejk för klimatet» («Huelga escolar por el clima»).

    Pasadas las elecciones continuó protestando cada viernes, situación que llamó la atención a nivel internacional, e inspiró a jóvenes de todo el mundo a participar en huelgas estudiantiles. Más de veinte mil estudiantes realizaron manifestaciones en más de 270 ciudades en varios países (esto ya en diciembre de 2018). Hubo huelgas escolares en Alemania, Andorra, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Italia, Japón, México, Países Bajos, Reino Unido, Suiza y Uruguay. 

    Los discursos de Greta no son contenidos ni amables. Son flamígeros. Duros. Verdaderos y, por tan verdaderos, conmovedores. En ellos Greta no pocas veces habla al borde del llanto o ha llorado. Me parece deleznable que tanta gente, por ignorancia y considero que por envidia -por pura crueldad: viene una niña a decir lo que millones de adultos no se atrevían a nombrar en voz alta (o sencillamente les importaba bien poco), eso les molesta, ataca su amor propio-. Por fortuna son más los que aplauden la cruzada -que no es otra que la que lleva el movimiento ecologista y animalista hace décadas- y felicitan la existencia de maravillas contestatarias y valientes como la niña Greta.

    En 2019, Greta Thumberg leyó en Davos el discurso que aquí transcribo como culminación y razón de este artículo.

    NUESTRA CASA ESTÁ EN LLAMAS

    "Estoy aquí para decir:

    Nuestra casa está en llamas.

    Según el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) estamos a menos de 12 años de no poder deshacer nuestros errores.

    En lugares como Davos a la gente le gusta contar sus historias de éxitos, pero su éxito financiero ha alcanzado un precio impensable.

    Y sobre el cambio climático debemos reconocer que hemos fracasado.

    Todos los movimientos políticos, en su forma actual, lo han hecho.

    Y los medios de comunicación no han logrado crear una amplia conciencia pública.

    Pero el homo sapiens aún no ha fallado. Sí estamos fallando, pero todavía hay tiempo para cambiar todo.

    Todavía podemos arreglar esto.

    Resolver la crisis climática es el desafío más grande y complejo que el homo sapiens ha enfrentado.

    La solución principal, sin embargo, es tan simple que incluso un niño pequeño puede entenderla.

    Tenemos que detener nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.

    Y lo hacemos o no lo hacemos.

    O bien evitamos el calentamiento de 1.5º C, o no lo hacemos.

    O elegimos continuar como civilización, o no.

    Los adultos siguen diciendo: Se lo debemos a nuestros jóvenes para darles esperanza.

    Pero yo no quiero tu esperanza.

    No quiero que tengas esperanza, quiero que entres en pánico.

    Quiero que sientas el miedo que siento todos los días

    y luego quiero que actúes.

    Quiero que actúes como lo harías en una crisis.

    Quiero que actúes como si la casa estuviera en llamas.

    Porque así es.

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