Soldadito español / Luxemburgo

Ocurrió hace una década. Nos hemos enterado mucho después gracias a un vídeo grabado desde algún móvil. Al visionarlo pudimos sentir el horror de ver a tres soldados españoles propinando una brutal paliza a dos iraquíes presos.

Gracias al documento que alguien grabó y que luego hizo público en la red, el hecho fue denunciado y pasó a un juzgado militar que acaba de fallar exculpando a los tres soldados con el argumento de que “a los iraquíes detenidos no se les podía aplicar la Convención de Ginebra porque los iraquíes eran presuntos terroristas”. Es decir: se les podía torturar.

Llamamos a otros, sin pruebas, “terroristas presuntos” y con esa etiqueta, puesta unilateralmente por nosotros, unos despreciables soldados “que no fueron a luchar” -según nos vendieron- han pisoteado los derechos humanos más elementales.

¿A qué fuimos a esa guerra? ¿Cómo puede la justicia proteger a unos impresentables? ¿Cuidar la marca España es dejar sin cargos a quienes han cometido un claro delito? ¿Queda alguna institución con prestigio en este país? Sí, un buen puñado de valientes jueces con las estanterías empapeladas para tratar de ahogarles, y la UCO de la Guardia Civil. Poco más.

Sentencias como esa, amnistías como la de Jaume Matas, apaleamientos a inmigrantes en Melilla incumpliendo la Ley, y no cortar de raíz los recursos y contra recursos del delincuente Carlos Fabra para eludir la cárcel, me producen indignación y vergüenza.

MIRANDO A LUXEMBURGO

Cuando la corrupción parece que ha llegado a su cenit suenan nuevos escándalos que ponen a prueba nuestra capacidad de aguante.

Recientemente han sido las tarjetas de Caja Madrid; luego el entorno madrileño de la graduada en el tamayazo Esperanza Aguirre (lista donde las haya); luego aparece el tema de Luxemburgo, (del que voy a ocuparme un poco más adelante) y aún no ha acabado eso y surgen los viajes de Monago y los del Senador de Teruel, dedicados a inspeccionar las intimidades de una canaria, y la operación “enredadera”, y… También sabemos que Zaplana (tan listo o más que Esperanza Aguirre) obligó a las Cajas a invertir en el Hospital de Ribera Salud para generarles pérdidas que ahora acaban de contabilizarse. Camps hizo algo parecido con Canal Nou pagando 8 millones por unas ridículas mascotas para desviar fondos a tres clubes de fútbol. Así no funcionan la Tv y las Cajas, y así se las desprestigia, hunde y privatiza.

Detengámonos un momento en Juncker, el flamante nuevo Presidente europeo: Cuando uno, en medio de todo lo podrido que nos rodea, se entera de que el luxemburgués pactó en secreto con grandes empresas una tributación de solo el 2%, impidiendo que paguen impuestos en los países en donde operan, he de pensar, indignado, que aquí hasta los indigentes están obligados a pagar el 21% de IVA al comprar el pan.

¿Qué Europa es esta que fríe con duros recortes que anuncian “deben seguir para sanear las cuentas” y a la vez permite que las grandes empresas eludan (legalmente) pagar los impuestos en los países en los que operan? ¿Cómo no va a estar la gente cabreada, consternada, desalentada y… asqueada ante tanta corrupción y leyes tan injustas?

Las grandes empresas, bien protegidas por leyes hechas a su medida, enseguida amenazan con dejar a trabajadores en la calle y marcharse a lugares más cómodos en Rumania o en Vietnam. Cuando quienes nos gobiernan hablan de “dar confianza a los mercados” están señalando a quienes hay que dar confianza (para que no vean reducido su margen de beneficio).

En este panorama, y siendo pragmático, yo no veo otra solución que declarar la independencia de Castellón (visto hacia dónde caminan este país y esta Europa) y montar aquí un sistema fiscal que oferte pagar a las grandes empresas solo el 1% de sus beneficios, es decir la mitad de lo que pagan en Luxemburgo. El sistema funcionará, pero solo hasta que en otro rincón geográfico estén dispuestos a bajarlo al 0,50 %. Cuando eso ocurra podemos iniciar la operación Monago: Nos dedicaremos todos los castellonenses a atracar bancos, gasolineras, etc. Quienes tengan éxito deberán entregar la mitad de lo robado a las arcas del Estado. A los que les pillen, aplicando la teoría Monago, dirán: “No se preocupen. Voy a devolver hasta el último céntimo”.

9 NOVIEMBRE

El referéndum ha logrado resucitar a Más y a la vez que dividir al PP ante la inacción y los silencios crónicos de Rajoy. Me temo que la vocación de este hombre no fue la de Registrador de la Propiedad, tampoco lo es la de la política. Rajoy es un monje cartujo que debería descubrir, de una vez, que ésa es su verdadera vocación.