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Valencià
Por J. P. Enrique
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Rita Barberá contra la economía sumergida

    Ella, Rita Barberá alcaldesa de Valencia, sabe que gobernar es tomar decisiones; también sabe que la han elegido para gobernar y poner orden en la parcela del país que administra, con el fin de reducir el endeudamiento y el déficit que son los obstáculos que impiden que España tenga la confianza de los mercados.

    Ella tiene muy claro que la ciudadanía reclama, con razón, acabar con el paro y con la economía sumergida, ya que en este país, según la propia Hacienda Pública, el dinero negro llega al 24% del PIB, lo que priva al Estado de unos ingresos de nada menos que de 400.000 millones de euros.

    Ella, Rita, con el habano en sus labios y su voz varonil, expuso a su equipo de colaboradores la necesidad de actuar, con pulso firme, para acabar con la ilegalidad y apuntó el dedo acusador contra “unos señores que se dedican a recoger el cartón depositado en los contenedores de reciclaje o sus aledaños”.

    Hay que acabar con esto -dijo con potente y ronca voz- porque estas personas no se han dado de alta en la Seguridad Social y cobran entre cinco y seis céntimos por kilo de papel, sin declarar esos ingresos en el IRPF como tenemos la obligación de hacer todos los españoles de bien.

    Piensen Uds. -continuó diciendo la alcaldesa a su concejales- que un señor que se dedique a este trabajo, puede llegar a recoger unos 10 kilogramos de papel por día que transportados en bici o carromato a un almacén de reciclaje dan la friolera de 10 a 15 euros de beneficio neto por día (dijo levantando aun más la voz al pronunciar la palaba “día”) y encima -siguió gritando con voz potente- esos sujetos no cotizan como autónomos ni declaran el beneficio en el IRPF ¡Hay que acabar con esa ilegalidad! ¡Basta de corruptos!

    Y dicho y hecho. Doña Rita dictó una ordenanza que dice: “Se considera infracción grave manipular y seleccionar los materiales depositados en la vía pública a la espera de ser recogidos por la empresa correspondiente y así como la busca y triaje de los residuos domiciliarios o de establecimientos de toda índole”.

    Con la ordenanza en la mano, la alcaldesa, encargada de dictar normas y de hacer que se cumplan, mandó a su policía (de sueldos devaluados y de gasolina con más impuestos que en el resto de España) a multar a J.A.G.M. al que pillaron infraganti recogiendo cartones en la Plaza de la Virgen, junto a la Iglesia de los Desamparados.

    El guardia municipal, cumpliendo con su deber de hacer cumplir la ley (que algunos saben sortear y otros no) multó a J.A.G.M. con 75 euros de sanción.

    Los hechos tan increíbles como ciertos han ocurrido en una plaza pública situada junto a la Iglesia de los Desamparados, a cuyo interior acuden muchos fieles para rezar a la Virgen de su devoción implorándole clemencia y amparo, algo que tal vez nunca debe haber hecho J.A.G.M. y por eso sufrió el castigo de quedarse sin trabajo, perder el piso por no poder pagar la hipoteca y buscar infructuosamente, vía currículos, alguna ocupación con la que poder alimentarse y alimentar a los suyos.

    J.A.G.M., emprendedor ignorante de bajo nivel, detectó un hueco en el mercado como “registrador de contenedores en busca de cartón” (carrera no universitaria a la que acceden también algunos licenciados y que nada tiene que ver con la de Registradores de la Propiedad desde donde se accede a la presidencia del gobierno) y en esa actividad creyó encontrar el camino para ganarse el sustento sin comprender la ilegalidad de lo que estaba haciendo, una ilegalidad que es una falta grave porque así lo había dispuesto la persona que ejerce en el municipio de Valencia el más alto cargo político Dña. Rita Barberá.

    Una ilegalidad que tiene muy poco que ver con algunos emprendedores de hostelería, situados unos escalones más arriba que contratan a un trabajador durante nueve horas diarias y le declaran en la Seguridad Social solo cuatro horas… a la semana; o quienes hacen firmar un contrato de trabajo para la temporada estival y a la vez recogen la firma de baja voluntaria del trabajador en un papel en blanco, para así poder echarle en cualquier momento si no limpia bien los lavabos o no se presta a hacer alguna hora extra más gratis.

    Es que para todo hace falta un cierto nivel y hay que tratar de estar siempre varios escalones más arriba. Cuando se alcanza la cumbre, desde ahí es muy fácil tomar la iniciativa de llevar dinero a paraísos fiscales o montar el negocio en Rumania o en China que tienen mano de obra más barata y pocas regulaciones laborales.

    Esperanza Aguirre entre lo público y lo privado
    Esperanza Aguirre representa, dentro del PP, al sector más neoliberal que se postula en contra del sector público y defiende a ultranza el sector privado. Esperanza Aguirre acaba de declarar que va a reincorporarse a su puesto como funcionaria que dejó hace 30 años, más o menos como Rajoy que también guarda su plaza como Registrador de la Propiedad.

    Está claro que el sector público no es malo para los encargados de demolerlo, en la parte que les afecta personalmente.

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    comentarios 2 comentarios
    Cicerone
    Cicerone
    27/09/2012 06:09
    Un escenerio cruel

    El país se ha convertidoen un escenario cruel . He escuchado que solo Caritas está atendiendo a un millon de personas. Si a ellas unimos las que sobrviven grcias al apoyo de las familias, esto es insoportable y tremendamente injusto e insolidario. Este gobierno deberia reirse menos y mirar de frente la realidad y dejar de distraernos con mentiras

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