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Por J. P. Enrique
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Un repaso a la historia económica reciente

    Tras el ajuste económico realizado por el gobierno de González que incluyó dos devaluaciones de la peseta, en el 95 la economía ya había empezado a crecer a tasas del 2,4% en contra de lo que muchos creen.

    En el 96 Felipe González pierde las elecciones y asciende al poder José María Aznar que, avanza a mayor ritmo por el camino seguido por su antecesor e impulsa las privatizaciones de empresas públicas, colocando al frente de ellas a personas de su entorno.

    Se argumentaba que en manos privadas, la gasolina que estaba a 0,75 euros en el 97 se abarataría. Lo mismo se dijo de la privatización de Repsol en el 98 y de la venta de compañías eléctricas y bancos públicos. ¿Se cumplieron las previsiones? Evidentemente no.

    En el 97-98-99-00-01-02-03 y 04 el crecimiento continúa, siguiendo los vientos favorables del ciclo expansivo con la construcción como motor.

    Desde el Estado se favorece ese impulso con leyes como la LRAU. A su amparo se desarrollan urbanizaciones y se genera una burbuja de solares y viviendas cuyos precios crecen de manera imparable.

    Se proyectan campos de golf, polígonos industriales y no para de crecer el número de viviendas construidas. Crece el número de viviendas y a pesar de tantísima oferta, los precios no tienen límite. La burbuja inmobiliaria ya va tomando cuerpo. Un afortunado ludópata, dirigente en Castellón, se vuelca en obras públicas faraónicas para favorecer al empresario Jesús Ger en su “mundo de ilusiones” y nos repite ufano que en Castellón no hay paro (gracias a él). Todos le creemos y, agradecidos, le vamos votando una y otra vez. Él cobra los décimos premiados, cuenta chistes a Aznar y ambos se ríen a mandíbula abierta, en las playas de Oropesa.

    Estado, Comunidades Autónomas y municipios favorecen el impulso inversor y al amparo de sus ingresos (licencias de obras y plusvalías), los presupuestos crecen cada año. Al lado de ese gran afluente de dinero mucho despistan cantidades significativas a sus cuentas particulares sin que a nadie le importe demasiado.

    “España va bien”. Era el eslogan del gobierno más repetido. Era verdad. Cualquier peón de albañilería podía acceder fácilmente al crédito para comprarse una vivienda, un apartamento en la playa o un buen coche. La demanda de mano de obra era muy grande. Se reclamaba que llegaran de fuera chapistas, encofradores, tallistas, etc.

    Se vivía el milagro español. Nuestra banca -decían en Francia- era el modelo a seguir.

    Dos factores contribuyeron a la abundancia de crédito: 1) La estabilidad de la moneda única y 2) Unos intereses muy bajos que nunca se habían conocido en España.

    Había crédito, mucho crédito y los bancos cuando agotaban sus recursos vendían esos créditos a los inversores del norte que ahora nos aprietan. Desde el poder, los nuestros, para justificar los recortes, nos dicen ahora que quienes nos prestaron su dinero “tienen todo el derecho a cobrar” (digo yo que tendrán el mismo derecho que los que invirtieron en AFINSA o en pagarés de Nueva Rumasa).

    En las elecciones de 2004 todo apuntaba a que Aznar iba a seguir gobernando. Su torpeza en aliarse con Bush en la defensa de oscuros intereses petroleros y las mentiras de las armas de destrucción masiva (1) y el que se acusara a ETA de la masacre del 11-M cabrearon a los españoles y le apartaron del poder.

    En el 2004 pocos preveían el futuro. Uno de los que acertó fue Miguel Sebastián, según cuenta Mariano Guindos en el libro “El declive de los dioses”. Decía con acierto Sebastián: “Menos mal que no vamos a ganar las elecciones porque la que viene sobre España es gorda. Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle y cuando eso ocurra se lo va a llevar todo por delante incluyendo los bancos.”

    Miguel Sebastián, cuando ganó ZP, fue con él ministro y se olvidó de lo que dijo.

    La burbuja raramente anunciada siguió hinchándose en 2005-06-07 contra todo pronóstico.

    Al calor de tanto dinero los políticos proyectaron obras faraónicas. Casas de cultura espectaculares, polígonos industriales, planes de urbanización sobre eriales como el de Seseña,…

    Estalló la burbuja en el año 2008 y el modelo basado en la riqueza fácil lo derrumbó todo.

    Se derrumbaron los ingresos de todos los presupuestos y los balances se quedaron solo con gastos programados para ser financiados con ingresos inexistentes. Vino la debacle.

    ¿Se gastaba demasiado? Se gastaba según previsiones de ingresos. ¿No se había previsto el derrumbe? No. Nadie -salvo raras excepciones- había previsto una caída tan fuerte. La mayor parte de los economistas hablaban de “ajuste suave”. Desde el FMI se hablaba de “pequeñas turbulencias” y las previsiones de los gabinetes de estudios hablaban de crecimiento del PIB en un año.

    Esos son los hechos pero puede Ud. cambiar lo que no le guste.

    (1) Primero contaron que iban contra las armas de destrucción masiva, luego que iban a instaurar la democracia. Al final solo han quedado contratos de ventas de armas, de infraestructuras y de petróleo. En el camino decenas de miles de muertos y un país destruido y sumido en el caos. Quienes provocaron aquello siguen libres dando charlas. Son de los nuestros. Los mismos que han hecho algo parecido en Afganistán, en Libia, en Siria,… Los mismos que siguen impunes porque son de los nuestros.

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    comentarios 8 comentarios
    Vigorhumus
    Vigorhumus
    18/01/2013 08:01
    Quizás yo estaba confundido

    Pues hasta ahora estaba acostumbrado a que, esos que Vd. llama los "nuestros" intervinieran allá donde está el petroleo, osea "los intereses", por eso me confunde la intervención en Afganistán y la NO intervención en Siria respecto de su comentario. Lo siento.

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