Rajoy se acerca a la gente
El Presidente del gobierno Mariano Rajoy viene diciendo, desde hace meses, que la economía va bien. Insiste en que su gobierno ha bajado la prima de riesgo. España es más competitiva, crece el turismo y se crea empleo gracias a su reforma laboral.
Como las medidas recientemente tomadas (eliminación de tasas judiciales, atención primaria a inmigrantes, bajadas de impuestos) no acaban de funcionar, y no confían demasiado en las que preparan (bajada del IVA cultural, ley de igualdad, fondos para la Dependencia), su mago Arriola ha aconsejado a nuestro Presidente que además de agradecer a los españoles sus esfuerzos en la salida de la crisis, muestre mayor cercanía a las personas y se desplace al domicilio de alguna familia para expresarle ese agradecimiento.
Dicho y hecho. Soraya Sáenz de Santamaría, atendiendo las instrucciones del mago Arriola ha seleccionado a un grupo familiar que ocupa un piso en los arrabales de Madrid.
La familia está formada por una anciana viuda de 82 años, su hija Lucía de 52, el marido de esta, Pablo de 57, la hija mayor del matrimonio, Erika de 23 -divorciada y con un niño de 16 meses- un hijo con parálisis de 19 y Juan el más pequeño de 14, el menor del matrimonio.
Pablo, el cabeza de familia, recibe, saluda y escucha a Mariano Rajoy, quien le habla con entusiasmo de lo bien que van las cosas en el país. De que somos un modelo para todo el mundo. De que el PIB crece un 2,3% etc. etc. A Pablo solo se le ha quedado que la crisis ya es cosa del pasado, mientras, Mariano Rajoy le abraza efusivamente ante las cámaras de televisión “por haber contribuido como gran patriota a que las cosas estén tan bien como están” y no como estaban cuando él se hizo cargo del gobierno.
El padre de familia, ante las buenas noticias, le dice sonriente que no podían más, que antes pagaban 300 euros por la vivienda social que ocupan y que ese alquiler se lo acaban de subir a 600 euros los nuevos propietarios que han comprado su inmueble al Ayuntamiento de Madrid. Nos es imposible pagar un alquiler tan alto ¿sabe Ud.? Porque yo llevo cinco años en el paro y he acabado recogiendo cartones para sacarme -cuando me los saco- 120 euros al mes. Mi mujer -sigue diciendo el buen hombre- lleva tiempo cobrando, como mucho, 6 horas a la semana de una empresa de limpiezas que la coge cuando la necesita. Erika, mi hija mayor no encuentra nada y ya se estaba planteando irse a Alemania. El niño con parálisis percibía una ayuda de 480 euros y se la han reducido a 215. El más pequeño va a la escuela gracias a unos libros que le ha facilitado la Cruz Roja. ¡Es inaguantable, créame Sr. Rajoy! La única renta familiar son los 520 euros de la abuela.
Entonces -sigue diciendo el homenajeado- con el final de la crisis ¿volveremos a pagar el alquiler que antes pagábamos? ¿Volveremos a cobrar la pensión de invalidez que mi hijo cobraba y no tendrá que irse mi hija Erija al extranjero? y ¿mi mujer y yo tendremos un trabajo que nos permita vivir?
-En eso estamos buen hombre. Tenga la tranquilidad de que mi gobierno trabaja con el objetivo prioritario de generar empleo y para que el bienestar llegue a todos. Estamos en el buen camino. Yo les agradezco mucho su esfuerzo y patriotismo, pero hay que seguir con las mismas políticas que tan buenos resultados nos están dando.
- No sé lo que significan “el buen camino” y “las mismas políticas”, pero dígame ¿Podremos vivir un poquito mejor de ahora en adelante don Mariano?
-En eso estamos. En eso estamos. Mientras, como le digo, vamos a seguir con las mismas políticas porque hay que centrarse en lo importante y España es lo importante. Vamos a hacer ajustes en la cobertura de desempleo. También contemplamos una nueva reforma laboral. Es necesario continuar con el rumbo trazado. Es la única política posible. No seguir por ahí y dejar que nos gobernaran inexpertos sería volver a dejar al país en la ruina como nosotros nos lo encontramos.
Mientras Rajoy, sonriente, se marchaba con las imágenes del encuentro preparadas para ser distribuidas por los medios de comunicación, a Pablo se le llenó la cabeza de dudas temiendo que su elevado alquiler va a quedar como está; que su mujer seguirá cobrando muy poco pero contabilizada como persona que trabaja; que la ayuda para su hijo paralítico se quedará con el recorte que le propinó la Comunidad; que su hija mayor no tendrá más remedio que marcharse a Alemania, y que acabaran recortándole la pensión de la abuela porque según le ha dicho su hija Erika la hucha de las pensiones ha bajado en tres años de 67.000 millones a 42.000.
Sin entender demasiado de lenguajes enrevesados, Pablo, nuestro hombre, recuerda que hace cuatro años, en las elecciones generales, votó al PP cabreado por los recortes que hizo Zapatero. Ahora, sin saber a qué partido votar, tiene muy claro que no va a volver a votarles. Su hija Erika se decanta por Podemos y le dice a su padre que quienes les descalifican y difunden el miedo son precisamente los que están instalados en sus privilegios y temen perderlos. A su mujer, Lucía, le vale cualquier opción: Ciutadans, Psoe, UPyD, Esquerra Unida o Podemos.
... sin embargo nunca he visto ni escuchado a ningún miembro de esos partidos políticos "sanos", que vd. menciona, hacer una denuncia pública respecto de las tropelías que las multinacionales ejercen sobre los vasallos españoles. Y debido a esto tengo que pensar que si ellos, los "sanos", no se quejan públicamente, como debería ser su obligación, es porque, quizás debido a su cargo, sus peticiones, reclamaciones etc. son atendidas con toda celeridad. Y si es así, que lo es pues para eso tienen sus buenos contactos en la administración, eso también les aleja de los ciudadanos. Los españolitos estamos tan acostumbrados a que nos maltraten que ya no hacemos ni caso y eso acomoda a todos los políticos sin excepción.