Mandela también estuvo etiquetado
La afición por poner etiquetas no es nueva. Viene de muy lejos. Bajo una etiqueta es más fácil simplificar, esquemáticamente, tanto un producto como una persona o país.
Mirando hacia atrás en el tiempo, es posible recordar el macartismo y el vietcom. EEUU es un hábil etiquetador. Ha etiquetado siempre muy bien en su país y fuera de él.
El macartismo fue una depuración, en toda regla, de todas las personas discrepantes a las que se les puso la etiqueta de comunistas. Con la etiqueta puesta se fue a su caza. En Vietnam pasó lo mismo y allí se inventaron la palabra vietcom (vietnamita comunista) para designar a los que se enfrentaron al poderoso invasor.
Recientemente hemos visto (y seguimos viendo) a “terroristas” (ciudadanos y países) bloqueados y acosados por estar en una lista negra elaborada unilateralmente por EEUU a base de difundir medias verdades, verdades tergiversadas o mentiras. Gadafi fue un ejemplo reciente de terrorista de quita y pon y vuelve a quitar. Lo primero fue difundir noticias de lo muy sanguinario que era el dictador. Luego el mismo dictador se dedicó a pasearse por palacios y a recibir el abrazo efusivo de Aznar, Berlusconi, Rice, Morales, Sarkozy, Breznev, etc. etc. etc. Desde ahí, el mismo personaje volvió a convertirse en una bestia negra y su país y él fueron salvajemente masacrados.
Algo parecido le ocurrió a Sadam Hussein. Primero apoyado y abrazado, cuando invadió Irán y luego desarmado, brutalmente invadido y finalmente destrozado, utilizando contra él todos los medios, también la mentira despiadada y pruebas falsas.
No es algo esporádico. Acaba de fallecer Nelson Mandela. Todo el mundo, casi unánimemente, alaba hoy, tras la muerte, su trabajo de reconciliación en Sudáfrica, su valía humana, su humildad, su sonrisa abierta, su sencillez, su no apego al poder, su capacidad de perdonar,… Sus gestos de amor hacia los opresores; su invitación al que fue su carcelero en tres décadas de presidiario, para que asistiera como invitado vip a su toma de posesión como Presidente electo, su…
Es difícil hoy que no se esté de acuerdo en sus virtudes, como también es difícil recordar que hasta el año 2008 ( ya con 90 años) Nelson Mandela estuvo en las listas negras del poderoso, y gran etiquetador gobierno de EEUU, como una persona peligrosa, catalogada de terrorista/comunista, por haber luchado contra el apartheid y el terrorismo de Estado en el Consejo Nacional Africano.
¿No les parece asombroso? ¿Era tan malo Gadafi cuando así se le catalogaba? ¿Era tan bueno cuando tan efusivamente le abrazaban todos? ¿Era tan odioso Sadam Hussein? ¿Fue un hombre peligroso Nelson Mandela? ¿Los peligrosos no eran los que, desde el poder de la minoría blanca, negaban los derechos a los negros y les perseguían?
Quiero ver en la discrepancia o en el miedo o en beneficios comerciales o en intereses ocultos, al colocador de etiquetas para que el análisis racional se detenga: ¡Ese es un comunista! ¡No irás a hablar bien o defender ése terrorista!
Ante las etiquetas con las que nos muestran y señalan a unos y a otros, que son tan útiles para separar, simplificar y catalogar, yo, lo siento en el alma, pero pongo en duda que los malos sean tan malos como nos cuentan y que en las tripas de los buenos no haya demasiados gusanos escondidos tras la hermosa piel que lucen.
¿No es posible hablar llanamente de cualquiera, persona o país, de manera desapasionada analizando pros y contras, desde el análisis racional, lo que consideramos que está bien y lo qué no lo está? ¿No podemos dejar de odiar países con muchas carencias pero que se preocupan de que los niños no pasen hambre? ¿No es posible aplaudir que la Venezuela de Chávez, por encima de populismos vergonzosos e invocaciones ridículas a pajaritos mágicos, haya sacado a 400.000 niños conflictivos de la calle en un programa de formación de músicos? ¿No es posible hablar de la manipulación burda del mercado de Maduro y compararla con la que aquí, con más elegancia, hacen los bancos con el Euribor? No, no es posible.
Mientras la realidad no la miremos con ojos más imparciales y todo quede etiquetado y nos creamos a pies juntillas lo que dice la etiqueta, es muy difícil mirar objetivamente a nuestro alrededor.
Mandela fue terrorista por resistirse ante una minoría blanca que castigaba a los negros y nunca lo fue Truman por haber matado a 200.000 japoneses. Es difícil de explicar. Como también es difícil explicar por qué no pueden tener armas nucleares los iraníes y sí deben seguir teniéndolas los únicos que las han usado o sus amigos que detienen, encarcelan y torturan a niños palestinos de 7,9 y 11 años.
Permítanme que sospeche de las etiquetas con las que nos presentan a unos y a otros.
CHAMPÁN Y ALEGRÍA QUE VIENEN FIESTAS
Hemos superado lo peor de la crisis. Vamos a ser el asombro del mundo. Están subiendo los salarios. Están bajando los impuestos. Se habla, no de si vamos a crecer, sino de cuánto vamos a crecer. Hemos potenciado la marca España. Subirán siempre las pensiones. El 2014 va a ser el año de la recuperación y del empleo. Hemos saneado la banca y controlado en déficit. Hemos restablecido la confianza de los inversores.
Ante tanto optimismo, los trabajadores de la limpieza del hospital que vieron recortados sus sueldos mileuristas a casi la mitad, están dando saltos de alegría, brindan con champán y ya hacen planes para irse de vacaciones.
Si el gobierno no nos miente ¿Por qué iba a mentir si nunca lo han hecho ni pecado de optimistas? España, por fin, ya está saliendo de la crisis… Solo falta que salgan los españoles y sobre todo los que más sacrificios hacen y peor lo están pasando.
Estoy de acuerdo con el espíritu navideño (y el que no lo es), de considerar a Gandhi y a Mandela como dos luchadores de los derechos humanos. El primero de ellos, con la ley de Fernandez Diaz, hoy sería acusado de resistencia a la autoridad y fuertemente multado. Al segundo no le perdonarian la muerte de muchos inocentes con el pago de 27 años de carcel y le exigirian ( y granparte de la sociedad) que continuara en la carcel. En cuanto al sátrapa (lo comparto) iraquí, ciertamente, utilizó gas mostaza contra los separatistas kurdos (habríamos de ver quien se lo vendió), como otros han utilizado el agente naranja y bombas atomicas y otros polonio y otros vendiamos bombas antipersona y de racimo. Nadie ha sido juzgado por todo eso, ni nadie se le ha ocurrido bombardear a los que asi han actuado, ni nadie les ha invadido. Intento, pero no puedo ver una lógica incomprensible para mi de etiquetar como malos a unos sí y a otros no. Y encima han dejado a Irak en un caos.