“¡Qué hostia! ¡Qué hostia!”
Así de claro, con solo dos palabras repetidas “qué hostia, qué hostia”, ha definido Rita Barberá el resultado electoral de su partido en la Comunidad Valenciana. Ha acertado. Rajoy y Cospedal hablan de éxito.
La alcaldesa de Valencia debiera saber que los ciudadanos han dado la espalda a un partido por haber aplicado, con sumisión, las duras e injustas recetas que les han dictado desde Alemania y desde el BCE. Han dado la espalda a un partido que ha gestado personajes tan impresentables como Carlos Fabra, Rus, Blasco, Camps y tantos otros que fueron demasiado lejos en su mala gestión y demasiado lejos en la corrupción (Emarsa, Nos, Gürtell, Bankia, Cooperación, Imelsa, Ritalaleaks,…). Un partido que ha dicho que sus corruptos “eran los mejores y un ejemplo a seguir”. Un partido que ha obstaculizado, hasta donde ha podido a la justicia intentando poner velos sobre un hedor repugnante y nauseabundo.
El PP gozó de una holgada mayoría porque los españoles creyeron a Rato, Camps, Aznar, Rajoy y tantos otros que iban a “activar la economía sin recortar derechos sociales.”
Se confiaron demasiado sentados en sillones calentados durante demasiados años. Les perdió la soberbia de creerse impunes y la de repetir que las duras e injustas medidas económicas eran “la única política posible”. No había nada que discutir. Hasta hemos tenido que escuchar a Rajoy, en su ostracismo, decir que “ya nadie habla del paro” y que su gestión económica “es un ejemplo para el mundo”.
Han dejado de ser creíbles. Su relato de una recuperación (tan frágil como injusta) ha chocado con la realidad de la calle, y los españoles les han expulsado de Madrid, del feudo (electoralmente amañado) de María Dolores de Cospedal, de Cataluña, del País Vasco, de Extremadura y de Valencia. Ciudad, ésta última, en la que los maquillajes de Alberto Fabra han servido de muy poco, porque a la gente le seguía repicando en el oído: “seis, siete, ocho, doce… dos millones”, mientras contemplaba incrédula como robaban hasta a las ONGs.
Tras su “hostia”, Rita tendrá que poner en su bolso un poco de humildad y unos gramos de sensibilidad para reconocer que fue injusto pasearse por hoteles de lujo dejando a los niños sin beca para comer.
Varapalo en nuestra Comunidad al PP y premio al partido que más ha denunciado las injusticias y la corrupción. Premio, también, para los partidos que nacen libres de contaminación.
Con efectos de arrastre, aquí en Burriana, los ciudadanos han aupado a Compromis, a Podemos, a Ciudadanos y al Psoe y se lo han restado Cibur y al PP, a pesar de que, en mi opinión, Juan Fuster era la mejor apuesta que el PP podía presentar. No tengo dudas de que de haber sido alcalde cuando lo fue el “fabriano” y nefasto Ferrada, nuestro Ayuntamiento estaría hoy en mejor situación económica.
Son, estos, tiempos de caras nuevas, de nuevas sensibilidades, de limpieza, de gestión honesta. Son tiempos de que una coalición de partidos haga el trabajo que se ha hecho en Vila-Real levantando alfombras en donde se escondían facturas falsas y de actuar con austeridad en los gastos. Son tiempos de diálogo y de negociación.
No hay que esperar milagros. Me conformo con que haya transparencia en la gestión, que se apoye al pequeño comercio, que se oriente la ciudad hacia un turismo sostenible, que se busquen soluciones para el campo, que se peatonalicen calles, que se actúe en el Arenal para convertirlo en un espacio para el ocio ciudadano, que se construya un carril bici y, sobretodo, que se ayude a los que peor lo están pasando. Todo hecho con austeridad y sin despilfarros. Tratando a los ciudadanos como ciudadanos. Ni es tan difícil, ni creo que sea pedir demasiado, ni creo que haya radicalismo en esas propuestas.
A quienes, presos del miedo, temen a los nuevos partidos como el que lidera en Madrid la jurista Manuela Carmena y la acusan de ser etarra y ultraizquierdista, y piensan que va a quitar una vivienda a quienes tienen dos, saben muy bien que mienten y que expanden un miedo que asusta hasta el que cree que le van a dejar sin su furgoneta de vendedor ambulante. Preocuparse de que paguen todos y más quienes más tienen; preocuparse de que tengan un habitáculo quienes la vida les ha dejado sin casa; preocuparse de que tengan acceso a libros quienes no pueden comprarlos o de ayudar a los que tienen menores ingresos, no debiera ser considerado ni extremista, ni radical. Radicales y extremistas (y sobre todo egoístas) son quienes se niegan a pagar impuestos y asumen quitar ayudas básicas o abandonar a personas en la calle. No entiendo cómo pueden existir ideologías tan injustas e inhumanas.
ABC, TRES AMIGAS POR WHATSAPP
A “Buenos días. Tengo una amiga que está buscando trabajo. Lo está pasando mal. Si os enteráis de algo os lo agradecería. Está bastante mal la mujer porque la han pillado robando en el trabajo y la han tirado a la calle. Si os preguntan sobre su experiencia ha sido alcaldesa de Valencia durante 24 años. Tan solo hay que tener un poco de paciencia con ella. Le gusta la bebida y se le resiste su lengua autóctona. Gracias de antemano”
B “Lo de tu amiga es un caso de conciencia. Creo que deberíamos juntarnos todas y ayudarla. Yo tengo en casa unas botellas de cazalla y un montón de calderilla ¿qué vais a aportar vosotras?
C Yo que venga a limpiarme la casa. Le pagaré.
A Yo tela roja. Podemos hacerle un vestido. Aunque con su talla quizá no tenga suficiente.
B No te aconsejo que la contrates para limpiar. Como suele ir haciendo eses igual te lo lía todo.
C Tienes razón. La cazalla le gusta mucho y es seguro que cobrará más que todas nosotras juntas.
B Mejor dejamos que la ayuden sus amigos. Igual encuentran un sitio de diputada o senadora o alguna menudencia por el estilo.
A No necesita cobrar. Con lo que se ha llevado tiene más que suficiente.
Mi apreciado amigo, debo confesarte que cuando digo mi casa, me refiero a la casa en donde nací y que hoy por cierto, ya no me pertenece.Todos los demás bienes no me interesan ni me preocupan. Lo cual no significa que no asuma las obligaciones que asumí al adquirirlos. Por naturaleza soy enemigo del reparto y acérrimo partidario de la distribución. La mayor riqueza de un ser humano consiste en la ilusiòn y la seguridad. Ilusión de soñar y la seguridad o confianza en si mismo en convertir los sueños en realidades. Pero eso sí. Teniendo la capacidad necesaria para no cargar con aquello que lo esclaviza. Al hombre hay que ayudarlo a que sueñe realidades.. Cuando un fruto lo golpeas, no madura se pudre. Madura cuando supuestamante se equivoca y tú, le destacas sus aciertos. un abrazo