Ésta es la historia económica mundial reciente
Tras la caída del Muro de Berlín, como símbolo del fracaso del comunismo, al otro lado de la muralla, se expandía la creencia de que con el capitalismo había triunfado y se habían acabado los ciclos económicos de vacas flacas. En adelante en el mundo ya todo sería crecimiento.
Para no ponerle cortapisas fueron Teacher y Reagan los encargados de poner a raya a los sindicatos y eliminar las leyes reguladoras que pretendían poner obstáculos a “la libertad”.
En el año 2000 vino el primer susto con el estallido de las empresas llamadas “punto com”
El crudo que había marcado su cotización más baja en el 98 comenzó una escalada y en el 2001 tras el ataque terrorista al World Trade Center, EEUU reaccionó con medidas políticas, económicas y militares en busca de fortalecer su liderazgo mundial. Las medidas económicas tomadas por el gobierno de Bush incrementaban la desregularización iniciada por su antecesor, promovían unas políticas de bajos tipos de interés y quitaban impuestos a los más ricos y ayudas sociales a los más necesitados, todo con la finalidad de que los pobres espabilaran y los más ricos dispusieran de excedentes para invertir y crear puestos de trabajo.
El mercado, apoyado desde el poder político, reaccionó inventando productos especulativos nuevos. El crédito, aprovechando los bajos tipos de interés, creció de forma exponencial. Los bancos prestaron un dinero que no tenían y se endeudaron hasta las cejas las empresas y también los particulares. Los Estados han acabado asumiendo gran parte de esa deuda.
Los productos de ingeniería financiera estallaron con la quiebra de Lehman Brothers (15-9-08).
EEUU vio tambalearse su entramado financiero con la quiebra del gigante que arrastraba con él a toda la banca. Con determinación puso sobre la mesas 700.000 millones de dólares primero y 800.000 después (para salvar a Goldman Sanchs, a Morgan Stanley y a la aseguradora AIG), hundiendo las finanzas del Estado e inyectando unos enormes capitales en el mercado que han acabado convirtiéndose en especulativos. En el 2009 Bernanke intenta animar la economía y ante la imposibilidad de actuar sobre los tipos de interés que rondan el 0% decide hacerlo inyectando 1,1 billones de dólares que incrementan aún más una enorme masa monetaria que hoy se mueve sin control.
No puedo dejar de señalar que las famosas e influyentes agencias de riesgos dos días antes de la quiebra del gigante americano le daban la máxima calificación.
Aquí en España además de vernos afectados por las hipotecas subprime nos encontrábamos inmersos en el final de un ciclo económico que duraba 13 años, aupado por el auge del ladrillo que finalmente había reventado.
El parón de la locomotora americana tuvo graves consecuencias para Grecia, Irlanda y Portugal, extendiéndose por contagio a España, Italia, Inglaterra y ahora Francia. En todos ellos los estados se han endeudado para apoyar “al mercado” y el mercado desagradecido y egoísta les pide ahora tipos de interés altos para prestarle dinero a quien les salvó de la bancarrota. No solo tipos de interés altos: los mercados exigen también que los estados recorten sus gastos y que sean “menos derrochadores”.
Los gobiernos europeos, incapaces de dar una respuesta global coordinada se limitan a agachar las orejas y atender lo que les pide el poderoso Mercado que hoy conforman capitales enormes como el que maneja la gestora Blackock que son el doble que el PIB español.
Nuestro monarca recibió el año pasado a Laurence Fink, Presidente de Blackock y escuchó sus recetas: “España debe hacer los deberes. Debe reducir su déficit público. Debe aumentar su productividad. No puede gastar más de lo que ingresa. Hay que bajar impuestos. Hay que moderar los salarios. Hay que reducir el peso del sector público” “Deben Uds. -tal vez añadiría- hacer todo eso para ganar mi confianza, para que yo pueda invertir en España y que me sea rentable adquirir empresas a precios de ganga”.
¿No les suena esa cantinela que es la misma que escuchamos de boca de los políticos que nos gobiernan?
Sin mirar hacia atrás podemos seguir mirándonos el ombligo pensando en un gobierno nefasto que nos condujo a esta crisis y tragando con la acusación de que somos unos despilfarradores. De ruido de fondo, aun sin querer, es fácil escuchar las tracas valencianas tiradas por el mismo partido que nos recorta echando a otros y a nosotros las culpas.
He tenido a bien trasmitirle su comentario a Dª Elvira y en mi simpleza le he explicado por encima lo que es la macro-economía, el déficit, la prima de riesgo, etc. y al final me ha contestado que eso está todo muy bien, pero no comprende, si necesitamos tanto el dinero, cómo es posible que haya tantos coches oficiales, como hay tantos politicos si a la hora de votar siguen la disciplina del partido y votan lo que les mandan (ella cree que en ese caso con un representante de cada partido bastaría), como tampoco comprende que haya 18 presidentes y 18 gobiernos, ni subvenciones a los partidos y los sindicatos, ni... tantas cosas que ya se me han olvidado. Ella cree que si acabaramos con todo esto, seguramente se habría ahorrado lo suficiente para que los entendidos aplicaran ese dinero en sanear sus macro-cifras que al parecer son tan necesarias. La verdad es que la Sra. Elvira es muy simple. Aún no se ha dado cuenta que los sub-ciudadanos no entendemos a los macro-próceres.