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Por J. P. Enrique
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Enchufados / Tony Davis

    No hubiera sido necesario que Carlos Fabra dijera en privado, a micrófono abierto, que él ha enchufado a “ni se sabe cuanta gente”, ya que es algo normal, para muchos, acercarse al poder en busca de conseguir un enchufe para el niño, el sobrino o la hija de la amiga.

    El enchufismo es una práctica que viene de muy lejos y que años atrás tenía forma de padrinazgo. Los padres buscaban, como padrino del niño, a alguien influyente, con la esperanza de que, al hacerse mayor, le facilitara vivir sin problemas.

    Hoy una fuente de chollos son los partidos políticos grandes: PP - PSOE, y también los que ostentan el poder a nivel regional, a los que muchos acuden para obtener favores: “Acuérdate de lo mío” “En mi casa te hemos votado todos” “Mira a ver si encuentras algo para mi hija” “Te informo que a esas oposiciones mi hijo también se presenta. Échale una manita” “¿No habrá alguna plaza en…?” “Avísame cuando se produzca alguna vacante”.

    De las lameduras y el manoseo, a los que ostentan el poder, consiguen algunos un trabajo fácil. La manipulación, algunas veces, es tan descarada que la plaza sale a concurso sin que nadie más se entere, o bien, quien oposita, sabe las respuestas del examen que hábilmente le han filtrado, o le hacen un traje a la medida.

    La Meca de los enchufados en nuestra Comunidad (a parte de Ayuntamientos y colaterales) es, tal vez, TVV con 1.800 empleados (más que Tele 5 y Antena 3 juntas) dedicados alabar al poder y ningunear a los partidos de la oposición. En el camino queda un rastro en endeudamiento que alcanza la astronómica cifra de 1.200 millones de euros, programas basura y una audiencia de apenas el 5%.

    Los enchufados suelen ser personas poco preparadas y con escasa motivación en el desempeño de sus tareas: “Si, pero… yo trataré de…ya veré…a ver como…es que no depende de mi…tenga Ud. en cuenta…lo siento…dentro de unos días, posiblemente…”. Y dan vueltas y más vueltas aplicando su ley del mínimo esfuerzo para acabar dando una respuesta/solución (si la dan) casi siempre errónea y muy dilatada en el tiempo.

    Cometí una vez el error de actuar como “enchufador” inducido por el sistema exigido por la empresa y por lástima: “la pobre mujer viuda, -me dije- con un hijo pequeño y sin apenas ingresos”. Me arrepentí muy pronto al comprobar la desmotivación del joven en el trabajo. Mis superiores me plantearon despedirlo. No podía aceptar eso. Los hechos posteriores sirvieron, al menos, como revulsivo para que mi enchufado, en adelante, actuara con otra actitud.

    Estos días he estado en una oficina con cuatro empleados. Dos de ellos sé que están ahí porque sus padres respectivos hicieron muy bien su trabajo de relacionarse interesadamente con altos cargos de la empresa. Harto de verles moverse para no trabajar, un día tuve que soportar risas, gestos y un trabajo que me recuerda al cansino cubano que vendía guarapo en la Habana y cuando llegamos tres personas llamó agobiado a su compañero: “Muchaacho ven ráapido que el trabaajo se me amontoona”.

    Como decía, harto de estar harto de la repetida inoperancia y molesto por la guasa del día anterior, pensé en una broma fuerte: Le entregaría un cartel de sobremesa con dos mensajes escritos, uno en cada cara: 1) “Estoy contento y feliz mareando la perdiz” y 2) “Estoy sentado acá, gracias a mi mamá” Dudé en entregárselo a pesar de que tenía planeado decirle: “esto es una broma para continuar con el buen humor de ayer”.

    El enchufado acabó con mis dudas cuando la mañana siguiente, al verme, gesticuló de forma que yo entendí muy clara: “Otra vez este pesado”.

    Confieso que me quedé muy a gusto entregándole el cartel de sobremesa que llevaba dentro de un sobre. Tiempo tuve de arrepentirme.

    Los enchufados, todos ellos, sean de Carlos Fabra, de este Ayuntamiento o del que sea, debieran tener al menos muy claro que ocupan un puesto sin méritos; sin pasar por unas pruebas limpias, y que al ocupar su puesto están privando de un trabajo a otras personas cualificadas.

    Siendo difícil acabar con estas prácticas obscenas, permítaseme al menos denunciar halagos y lameduras lingüísticas que algunos realizan (con sumisión y reverencia) para enchufar, con descaro, a familiares y amigos en organismos y empresas públicas.

    TONY DAVIS
    Se llamaba Davis, Tony Davis, y fue ejecutado mirando a los ojos de la viuda del policía asesinado para decirle, una vez más, unos minutos antes de morir (¿quién es capaz de mentir en ese instante?): “Soy inocente, yo no le maté”.
    El Alto Tribunal decidió cerrarle definitivamente las puertas pese a que siete testigos que le acusaron inicialmente se desdijeran de su testimonio.

    EEUU, país al que tanta gente mira como ejemplo es, tristemente, el único de América que aplica un castigo sin posibilidad de enmienda.

    Delante del reo, la viuda y sus familiares, sentados todos en primera fila se sintieron satisfechos viendo el horror en directo. Cuando acabó con sus sufrimientos todos respiraron tranquilos. De vuelta, sentados en la mesa, seguramente elevarían una plegaria agradeciendo a Dios que se haya hecho justicia, aun a costa de privar al Todopoderoso de su derecho a decidir sobre el momento de la muerte.

    En EEUU muy pocas voces se han levantado contra la ejecución. Entre esos pocos sí ha estado la voz de Jimmy Carter para decir: “Si uno de nuestros ciudadanos puede ser sentenciado con tantas dudas en torno a su culpabilidad, entonces el sistema de pena de muerte en este país es injusto y obsoleto.”

    Lamentablemente, pese a todas la dudas y la imposibilidad de enmendar un castigo tan terrible que ha acabado con la vida de muchos inocentes, el 65% de los americanos apoyan que se mantenga.

     

     

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    comentarios 4 comentarios
    Juanvi
    Juanvi
    06/10/2011 02:10
    Enchufados inútiles

    Buen artículo JP. A día de hoy no se debía recurrir al amiguismo V enchufismo, pero es difícil, muy difícil. Y si encima el enchufado es un inútil, aun duele más. Impresionante la cifra que citas de Canal 9. El 60% podrían muy bien ir a collir... o al paro Los americanos están equivocados! Pero a día de hoy son los mas poderosos.. Una lástima

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