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Por J. P. Enrique
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Elecciones ¿europeas?

    Estamos en  campaña electoral y en el debate me he enterado que el Presidente del Gobierno ha acudido a un mitin partidista utilizando un avión  Falcon de las Fuerzas Armadas “de escándalo porque se ha utilizado dinero público para fines partidistas” “España necesita  austeridad, gobernar y dar ejemplo”, -dicen unas voces al lado de otras que lo justifican: “el Presidente no puede dejar de serlo y perder la seguridad cuando acude a un acto de su partido” “Rajoy, como diputado, utiliza el tren y aviones regulares que le pagan las arcas del Estado.”

    Estamos en campaña electoral y he escuchado a los candidatos hablar de la querella (aceptada por el Tribunal Supremo) que ha interpuesto el sindicato ultraderechista Manos Limpias contra el juez Garzón, de la mano del magistrado del Tribunal Supremo Adolfo Prego, patrono de honor de la fundación Denaes, firmante de un manifiesto contra la Ley de la Memoria Histórica. El PP, que ve una mano negra en el sumario abierto por el juez Garzón contra Camps, se ha pronunciado en campaña alabando la decisión del Tribunal Supremo y calificando la decisión de admitir a trámite la querella de “valiente  y  ejemplarizadora”.

    Estamos en campaña electoral y he escuchado a Rajoy llamar “fascistas e inquisidores del siglo XXI” a quienes han atacado al líder del PP canario Manuel Soria absuelto por cohecho y pronunciarse en términos parecidos sobre la imputación a Camps, Fabra y Costa.

    En campaña para las elecciones europeas he oído hablar de los cuatrocientos curas abusando de niños en Irlanda y de si ese repugnante delito es menos grave que el aborto, sin que nadie preguntara  cuánto es más o menos pecado el que haya en nuestro planeta un tercio de la población con carencias muy graves  en sus derechos de  salud, educación y vivienda, un planeta en el que  millones de personas mueren de hambre, son explotados sexualmente y se obliga a los niños de seis años a trabajar a cambio de una comida frugal.

    Estamos en campaña electoral y  junto al conocido asunto de los trajes de Camps  “que no interesan a nadie porque  es una menudencia”  o como parece más probable, aunque difícilmente demostrable “se trata de  una vinculación mafiosa que ha buscado obtener favores a cambio de prebendas”. Les he oído referirse al delito imputado a dos socialistas y cuatro independientes detenidos por presunta corrupción en el Cabildo Insular de Lanzarote. Me he enterado de los siete años cárcel que el fiscal  pide por un presunto delito medioambiental, por vertidos tóxicos, a Vicente Aparici, vicepresidente de la Diputación,  por su actuación cuando era alcalde de La Vall  d´Uixo. Con la corrupción galopante que asusta, se llenan páginas y páginas de declaraciones en un rifirrafe  infantil: “y tu más”. Quien  responde lo hace sin mirar jamás a su ombligo.

    En medio de la campaña electoral les he oído debatir  en las Cortes Generales sobre la gripe que ha llegado a los cuarteles y  ver como han  puesto  énfasis en pedir la dimisión de la Ministra de Defensa Carmen Chacón por su “inoportunidad al dejar que los escolares visitaran un cuartel”.

    Tras esa larga lista de informaciones que me han hecho llegar para que yo elija al mejor candidato que me represente en Europa, confieso que con la información recibida soy incapaz de decidir cual es mi mejor opción. Con la campaña a punto de finalizar,  a quienes han lanzado mensajes en sus mítines para hacerme llegar sus propuestas, he de decirles  que no me han dado información  sobre la política agraria que  se proponen  aplicar;  ni sobre los problemas de la ampliación europea: ni de cómo van a encarar la crisis; de si consideran mas importantes los automóviles o los azulejos, las naranjas o el maíz; de si van a prohibir o no los cultivos transgénicos o de si van a fomentar las energías limpias o seguir prolongando la vida de centrales nucleares con etiqueta y fecha de caducidad.

    Me temo que, oído lo oído, Europa es algo residual, ya que aparte de habernos dado una moneda común, hoy se mueve en el desconcierto y  se manda allí a políticos molestos (en un falso ascenso del estilo al que aquí hemos visto aplicar a José Luis Gimeno y a  Alfonso Ferrada) en el ámbito nacional para que disfruten ocupando uno de los 50 escaños que nos corresponden y que obtengan así cuantiosos ingresos en unas vacaciones bien pagadas. Como Europa no interesa, tampoco interesa lo que allí pueda debatirse por lo que la campaña se desdibuja y deja de ser europea para ocuparse de temas domésticos. Vistas así las cosas no extrañe a nadie que, dado que lo que aquí vemos  (en concordancia con la pugna contra Brown en Inglaterra, por el abuso en el cobro de gastos o en la Italia de Berlusconi por su afición a las faldas),  con ese panorama, aquí  tal vez solo acuda a votar poco más de un tercio del electorado y en otros países incluso menos. No importa, el ritual habrá funcionado y ellos seguirán a lo suyo sin darse por enterados.

    ¿Donde está Europa si seguimos considerando a los rumanos extracomunitarios; si el Parlamento Europeo carece de poderes efectivos; si no nos ponemos de acuerdo en dotarnos de una Constitución; si no tenemos política exterior común y ni Rajoy ni Zapatero saben hablar la lengua  que, mal que nos pese,  se habla en Europa?

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    comentario 1 comentario
    Josep
    Josep
    09/06/2009 10:06
    Quanta raó tens....

    tens tota la raó. estos polítics només pensen en Europa com una "EUROjubilación"....envien allí als que ací estorben, o tenen que compensar d'alguna forma....

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