Crónica de un día gris: jueves 4 de febrero

La gran noticia de hoy, en los grandes medios de comunicación, es el rezo de Zapatero con un grupo ultra religioso en EEUU. Todos, con nuestro Presidente del Gobierno como invitado citando el Deuteronomio, elevan juntos sus plegarias al Altísimo.

Como ayer, día de San Blas, mi perro se me escapó. Acudo al Cuartel de la guardia Civil a denunciar su desaparición, bajo la molesta lluvia que hoy está cayendo sobre Burriana. Tengo que desistir, porque me he aburrido de esperar sin que acuda ningún funcionario. Eso si, tuve que oír a dos mujeres, que también esperaban inútilmente, decir con rotundidad: “aquí los únicos que viven como Dios son los moros”, para añadir después: “En mi escalera continuamente están robando las bombillas”. Es fácil adivinar a qué colectivo acusaba la señora.

En nuestra Comunidad hay más de 500.000 parados. Tiene que ser, ante la ausencia de la oposición, un dirigente de la UGT el que se encargue de recordarlo hoy. La prensa matutina recoge la imagen de Camps, buen aficionado a los barcos y los coches de carreras que pagamos entre todos, saludando feliz a Fernando Alonso subido en un Ferrari. Mientas, su equipo de gobierno culpa de todos nuestros problemas a Madrid, olvidando que esta Comunidad tiene transferidas las competencias sobre el empleo y dilata el Plan Confianza.

Joaquín Almunia, socialista y líder europeo, compara la grave situación de España con la de Grecia que está al borde de la suspensión de pagos. El gobierno, que sabe que es verdad, sale en tromba para advertirle de que tenga más cuidado con lo que dice. No es solo Almunia. Paul Krugman, Nobel de Economía apunta a España como “el principal riesgo para el euro, incluso por encima de Grecia”. También el director general del FMI, el francés Dominique Strauss-Khan dice que la crisis es “muy fuerte” por lo que los españoles deberán hacer “un esfuerzo considerable”.

Santiago Ríos me llama para decirme que ha sufrido un nuevo robo en su alquería. Y ya van diez. Cabreado y desilusionado, se propone dejar su vivienda rural vacía de enseres y llena de sueños rotos.

La jornada de hoy es “un jueves negro” para la bolsa española que baja casi un 6%, con caídas de alrededor del 10% para alguno de los grandes valores. Todo en medio de la incertidumbre de que esta crisis sea aún peor de lo que imaginamos; porque se duda del valor que tienen contabilizado en inmuebles los balances de los bancos; porque hay miedo de que la deuda pública pueda caer significativamente en su cotización y que los impagados obliguen a efectuar grandes dotaciones.

Me llaman desde Servi Can para decirme que mi perro ha aparecido y está allí. Que pase a recogerlo enseguida. Iré sin falta hoy mismo.

Es noticia hoy que el Gobierno, ante la contestación de la oposición y de los sindicatos se echa atrás en su propósito de ampliar de 15 a 25 años el cómputo para calcular las pensiones y recortar así la masa global (reduciendo en cuatro puntos del PIB el gasto en pensiones). En defensa de estos recortes ha salido hoy el mayor banquero de España D. Emilio Botín que empuja a patronal y sindicatos a apoyar el “tijerazo” de Zapatero (se saca de la manga su plan de estabilidad y recorte de pensiones, con el asentimiento disimulado del PP), con el fin de que, como siempre, paguen la crisis quienes no la han provocado.

Por la noche acudo al pleno municipal en donde los concejales, con un salón con muchas butacas vacías, acuerdan por unanimidad aprobar la reparcelación de S. Gregori, después de 10 años perdidos. Precisamente ahora se proponen impulsar un proyecto al que se le pasó el arroz. Cuando la paella estaba en su punto los ciegos y sordos cortejaban al goloso que mal dirigía los intereses de Burriana, acompañado de un tuerto y aplaudido por un coro que no era capaz de ver que lo único que buscaban era su enriquecimiento personal. Ahora los concejales, soñando que la crisis se diluya pronto, ¡que optimismo! han acordado, en realidad, canjear un gran muerto por cientos de cadáveres.

Esta claro que el Dios al que rezaban los fervorosos creyentes americanos no está por la labor de ayudarnos, por lo menos en un día como el que hoy acabamos de vivir, quizás porque aquello que recitaba el orador y era asentido por todos: “No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero… cuando sacudas tus olivos, no recogerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda…”, aquello eran enseñanzas que practican muy pocos y ninguno de los que allí se daban fervientemente golpes en el pecho. Dios sabe que, llenos de hipocresía, aquellas gentes que rezan y predican a favor de los débiles, legislan para beneficiar a los más ricos, incrementando, con sus decisiones, el número de pobres y hambrientos del mundo de una manera vergonzante.

Suelto a mi perro en su espacio y creo que lo menos que puedo hacer hoy es pegarle una patada en el culo.