OPINIÓN
Ayman Quader
21/02/2011
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¿Qué haría Ud. si alguien le destruyera su vivienda y tuviera que vivir en medio de los escombros o en un campo de refugiados? ¿Qué haría Ud. si no le dejaran comprar cemento para reconstruir su casa? ¿Qué haría Ud. si hubieran dejado a toda su comunidad sin agua y la que hubiera estuviera contaminada? ¿Qué haría si un muro le impidiera cultivar sus huertos? ¿Qué haría Ud. si le robaran la esperanza y el futuro de sus hijos?
Ayman Quader vive en uno de esos fantasmales mundos en donde los niños corretean chapoteando barrizales, en un espacio inhóspito, sin entender nada de lo que les sucede, muy cerca de nosotros, al otro lado de nuestro mismo mar Mediterráneo, en la franja de Gaza. Ayman, hijo de un licenciado en filología inglesa, quiso conocer mejor lo que son los conflictos y metido en ese afán, logró enterarse de que en la Universidad Jaume I de Castellón se iba a hacer un máster de “paz, conflicto y desarrollo”. Solicitó una beca y le fue concedida.
A partir de ahí vinieron los problemas. La franja está, como todo el mundo sabe, bloqueada por el poderoso ejército israelí que, desde hace cuatro años, impide que entren allí cemento, medicinas, material escolar, etc. Nadie ni nada puede salir ni entrar en ese territorio sin su permiso. Desde que Israel bombardeó e invadió Gaza, matando a 1500 civiles, tiene allí encarcelados de 1,5 millones de personas a las que vigila por mar y aire, y ha utilizado a Mubarak como guardián en la frontera terrestre, en donde el derrocado dictador (calificado así desde hace sólo dos meses por los medios de comunicación) ha dejado pudrir toneladas de alimentos destinados a los palestinos bloqueando el paso de Rafah.
Con el visado en la mano, con la beca para el máster aprobada, Ayman se encontró con que el gobierno israelí no le permitía su salida. Tuvo suerte Ayman al encontrar el apoyo de Cristina y otros dos castellonenses que se implicaron en su caso y se movilizaran dirigiéndose a las embajadas y a los medios de comunicación. De ahí salieron entrevistas y gracias a ello, finalmente, el joven palestino pudo obtener autorización de los judíos para salir de su tierra.
Para contarnos su experiencia, Cristina y sus amigos de la Universidad, grabaron un vídeo, titulado “Mind the Strip” contando la experiencia e impresiones de Ayman desde que fueron a recogerlo al aeropuerto de Barcelona hasta su llegada a la Universidad de Castellón. Es un vídeo emocionante que puso un nudo en la garganta y humedeció los ojos del nutrido grupo de asistentes que acudimos al acto en la Casa de la Cultura de Castellón el pasado sábado 12 de Febrero.
¿Cómo puede un país bloquear impunemente a un pueblo privándole del acceso a sus necesidades más elementales? ¿Cómo pueden asaltar, en aguas internacionales, a un barco con ayuda humanitaria matando a 9 personas e hiriendo a otras 50? Ni siquiera los temidos piratas somalíes se han atrevido jamás a una masacre similar. ¿Cómo pueden atacar hospitales, fábricas de harina y escuelas? ¿Cómo pueden hacer frecuentes “incursiones” -así denominamos a los ataques del ejército israelí- matando a palestinos? ¿Cómo pueden arrojar bombas de fósforo y de racimo sobre la población? ¿Cómo pueden levantar un muro que impide el acceso de los ciudadanos palestinos a sus huertos? ¿Cómo pueden derribar cualquier vivienda de cualquier familia palestina y borrar pueblos enteros? ¿Cómo pueden abrir, sin avisar, las compuertas de la presa de Israel inundando pueblos y enseres de Gaza? ¿Cómo pueden haber desarrollado en silencio la bomba atómica y ser tan recelosos de que los árabes dispongan de esa tecnología? ¿Cómo puede consentirse que el sionismo haga éso y lo haga con total impunidad haciendo caso omiso a tantas resoluciones de la ONU y violando el derecho internacional?
En la presentación del vídeo, un profesor universitario se levantó para pedir un bloqueo intelectual académico contra Israel “porque ser neutral es estar al lado del opresor y no es posible que con una política tan injustificable podamos tener relaciones normales”
Se habla de terrorismo palestino. Es pura excusa. No hay terrorismo. Hay un derecho a defenderse y desesperación para hacerlo con piedras. Hay un invasor y un agredido. Un fuerte contra un débil, que utiliza su inmenso poder y su enorme influencia para, de la mano de EEUU vetar las numerosas resoluciones de condena de la ONU y para abrirse las puertas a una Europa que hasta les permite, sin ser europeos, participar en “campeonatos europeos” de atletismo, festival de eurovisión y tantos eventos en los que simplemente no les corresponde participar.
El sionismo israelita repite el miedo a los palestinos, como Franco repetía el miedo a los comunistas y masones. Como Mubarak ha repetido, durante tres largas décadas, el miedo al integrismo. Como en Sudáfrica hablaban del miedo a los negros. El miedo, siempre el miedo como instrumento y excusa para someter y actuar con total impunidad.
Contra esta situación no vale la violencia. Vale la presión internacional. La misma que en Sudáfrica acabó con el apartheid. Vale la fuerza de la no violencia de Gandhi. Valen la razón y la justicia contra la sinrazón.
Desde esa pequeña fuerza individual quiero sumarme a la campaña del colectivo de personas que ha ideado el proyecto europeo MAIA para lograr que dispongan de agua potable los niños palestinos en sus 221 escuelas y para rechazar los productos “made in Israel”, para que así con mi dinero no se favorezca una causa injusta y sean las empresas las afectadas las que se preocupen de presionar a su gobierno para que se alcance una paz honorable. El mismo bloqueo que en Sudáfrica logró que un “terrorista”, Nelson Mandela, dejara de pudrirse en la cárcel y gobernara con tanto éxito su país.
Finalmente quiero acabar citando las palabras de un amigo del Opus que visitó recientemente Jerusalén: “No es justo lo que están haciendo con los palestinos. Les echan derrumbándoles sus casas con cualquier excusa”.
Ayman Quader vive en uno de esos fantasmales mundos en donde los niños corretean chapoteando barrizales, en un espacio inhóspito, sin entender nada de lo que les sucede, muy cerca de nosotros, al otro lado de nuestro mismo mar Mediterráneo, en la franja de Gaza. Ayman, hijo de un licenciado en filología inglesa, quiso conocer mejor lo que son los conflictos y metido en ese afán, logró enterarse de que en la Universidad Jaume I de Castellón se iba a hacer un máster de “paz, conflicto y desarrollo”. Solicitó una beca y le fue concedida.
A partir de ahí vinieron los problemas. La franja está, como todo el mundo sabe, bloqueada por el poderoso ejército israelí que, desde hace cuatro años, impide que entren allí cemento, medicinas, material escolar, etc. Nadie ni nada puede salir ni entrar en ese territorio sin su permiso. Desde que Israel bombardeó e invadió Gaza, matando a 1500 civiles, tiene allí encarcelados de 1,5 millones de personas a las que vigila por mar y aire, y ha utilizado a Mubarak como guardián en la frontera terrestre, en donde el derrocado dictador (calificado así desde hace sólo dos meses por los medios de comunicación) ha dejado pudrir toneladas de alimentos destinados a los palestinos bloqueando el paso de Rafah.
Con el visado en la mano, con la beca para el máster aprobada, Ayman se encontró con que el gobierno israelí no le permitía su salida. Tuvo suerte Ayman al encontrar el apoyo de Cristina y otros dos castellonenses que se implicaron en su caso y se movilizaran dirigiéndose a las embajadas y a los medios de comunicación. De ahí salieron entrevistas y gracias a ello, finalmente, el joven palestino pudo obtener autorización de los judíos para salir de su tierra.
Para contarnos su experiencia, Cristina y sus amigos de la Universidad, grabaron un vídeo, titulado “Mind the Strip” contando la experiencia e impresiones de Ayman desde que fueron a recogerlo al aeropuerto de Barcelona hasta su llegada a la Universidad de Castellón. Es un vídeo emocionante que puso un nudo en la garganta y humedeció los ojos del nutrido grupo de asistentes que acudimos al acto en la Casa de la Cultura de Castellón el pasado sábado 12 de Febrero.
¿Cómo puede un país bloquear impunemente a un pueblo privándole del acceso a sus necesidades más elementales? ¿Cómo pueden asaltar, en aguas internacionales, a un barco con ayuda humanitaria matando a 9 personas e hiriendo a otras 50? Ni siquiera los temidos piratas somalíes se han atrevido jamás a una masacre similar. ¿Cómo pueden atacar hospitales, fábricas de harina y escuelas? ¿Cómo pueden hacer frecuentes “incursiones” -así denominamos a los ataques del ejército israelí- matando a palestinos? ¿Cómo pueden arrojar bombas de fósforo y de racimo sobre la población? ¿Cómo pueden levantar un muro que impide el acceso de los ciudadanos palestinos a sus huertos? ¿Cómo pueden derribar cualquier vivienda de cualquier familia palestina y borrar pueblos enteros? ¿Cómo pueden abrir, sin avisar, las compuertas de la presa de Israel inundando pueblos y enseres de Gaza? ¿Cómo pueden haber desarrollado en silencio la bomba atómica y ser tan recelosos de que los árabes dispongan de esa tecnología? ¿Cómo puede consentirse que el sionismo haga éso y lo haga con total impunidad haciendo caso omiso a tantas resoluciones de la ONU y violando el derecho internacional?
En la presentación del vídeo, un profesor universitario se levantó para pedir un bloqueo intelectual académico contra Israel “porque ser neutral es estar al lado del opresor y no es posible que con una política tan injustificable podamos tener relaciones normales”
Se habla de terrorismo palestino. Es pura excusa. No hay terrorismo. Hay un derecho a defenderse y desesperación para hacerlo con piedras. Hay un invasor y un agredido. Un fuerte contra un débil, que utiliza su inmenso poder y su enorme influencia para, de la mano de EEUU vetar las numerosas resoluciones de condena de la ONU y para abrirse las puertas a una Europa que hasta les permite, sin ser europeos, participar en “campeonatos europeos” de atletismo, festival de eurovisión y tantos eventos en los que simplemente no les corresponde participar.
El sionismo israelita repite el miedo a los palestinos, como Franco repetía el miedo a los comunistas y masones. Como Mubarak ha repetido, durante tres largas décadas, el miedo al integrismo. Como en Sudáfrica hablaban del miedo a los negros. El miedo, siempre el miedo como instrumento y excusa para someter y actuar con total impunidad.
Contra esta situación no vale la violencia. Vale la presión internacional. La misma que en Sudáfrica acabó con el apartheid. Vale la fuerza de la no violencia de Gandhi. Valen la razón y la justicia contra la sinrazón.
Desde esa pequeña fuerza individual quiero sumarme a la campaña del colectivo de personas que ha ideado el proyecto europeo MAIA para lograr que dispongan de agua potable los niños palestinos en sus 221 escuelas y para rechazar los productos “made in Israel”, para que así con mi dinero no se favorezca una causa injusta y sean las empresas las afectadas las que se preocupen de presionar a su gobierno para que se alcance una paz honorable. El mismo bloqueo que en Sudáfrica logró que un “terrorista”, Nelson Mandela, dejara de pudrirse en la cárcel y gobernara con tanto éxito su país.
Finalmente quiero acabar citando las palabras de un amigo del Opus que visitó recientemente Jerusalén: “No es justo lo que están haciendo con los palestinos. Les echan derrumbándoles sus casas con cualquier excusa”.
TV3
Se cargaron la CNN y con ella a Iñaqui Gabilondo y a Antonio Sanjosé, llenando el canal de basura que a nadie parece molestarle. Ahora siguen con TV3 y 3/24. La democracia crece pero al revés.
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Seguro que hay miles de dramas pero hay una balanza que se inclina hacia un lado, por eso con mi información he tomado partido, despues de leerme prudentemente toda la información a la que tengo acceso. No hay un solo caso de un israelita al que los palestinos impidan salir de su territorio. Colonos llenos de miedo lo pasan mal, pero las consecuencias del conlficto recaen fundamentalmente sobre los palestinos. Tampoco tienen nada que ver los muertos de uno y otro bando. No les tratamos igual ¿Estariamos dispuestos a que la OLP participara en el festival de eurovisión? ¿Aceptariamos que los de Hamas controlaran la entrada de alimentos a Israel?