De 2014 a 2015

Se fue el 2014, un año de despedidas importantes. Se fue Juan Carlos I, un rey al que le han sobrado cinco años de reinado. Sin ellos, su agenda secreta de caza mayor y amantes no habría salido a la luz. Tras él, a su hijo se le ha escuchado con expectación en su primer discurso navideño por lo que pudiera decir sobre la corrupción que ha alcanzado de lleno también a su familia.

Soplado por los nuevos aires vaticanos, otro que tampoco ha acabado el año ha sido Rouco Varela, un cura oscuro, amenazador y tenebroso que ha vivido con sus fantasmas en su lujo palaciego desde donde solo asomaba la cabeza para criticar al gobierno de turno, para hablar de persecución a la Iglesia y para amenazar con castigos eternos. Le ha sucedido Carlos Osorio que, en sus antípodas, vive en una residencia de ancianos, se acerca a predicar a las chabolas sin llevar detrás la televisión y habla de la alegría del Evangelio; de que no hay persecución a la Iglesia, de tolerancia,… El nuevo líder eclesiástico, de un plumazo, ha suprimido también actos públicos como la Concentración de la Familia que solo servía para transmitir los pensamientos amenazantes de Rouco y para gastar dinero innecesariamente.

En el año que acabó, la corrupción ha estallado en toda su virulencia hasta convertirse en el principal problema de la ciudadanía, junto con el paro. Una corrupción que en Valencia alcanza a las élites que han logrado escabullirse hasta ahora y que son responsables de la ruina económica que padecemos. También de habernos dejado sin un banco, sin dos grandes Cajas de Ahorros y que ha mandado a nuestras Cajas Rurales a bailar sevillanas.

Vivimos una crisis que no acaba y una corrupción que está solapada en la médula del PP y en las primeras figuras del gobierno andaluz. Se creían tan impunes que hasta las ayudas a los parados las desviaban para transformar a los corruptos en Reyes Magos. Un escándalo más. Y otro… y otro.

Si las corruptelas fueron toleradas en épocas de abundancia, ahora, quienes soportan una crisis tan dura y contemplan tantas injusticias, y a tantos sinvergüenzas, se rebelan -y con razón- ante una realidad muy distinta de la que quieren contar, y dicen ¡Ya basta! El rechazo mayoritario en Grecia se llama Siryza y aquí Podemos. Desde Berlín y desde el FMI deberían preguntarse si ellos, con sus políticas diseñadas tan solo a garantizar el dinero de los inversores eran el único camino de actuación posible. No están en eso. Están por transmitir el miedo, un miedo que no les produce la extrema derecha también en auge.

FRASES INCOMPLETAS
-Cuando al grito de “Alá es grande” alguien mata a una persona, la frase que ha pronunciado es, sin duda, incompleta. Faltaría que añadiera “y mi cerebro muy pequeño”.

-Cuando tras el ataque de un desesperado/loco/trastornado a la sede madrileña del PP, Rafael Herrando ha dicho “Me preocupa que alguien pueda pensar que el PP es el causante de todas sus desgracias”, es también una frase incompleta. A él le hubiera gustado añadir: “¡Lelos! ¡Por más que lo repitamos no os enteráis! Nosotros somos los artífices de las cosas que van bien. Lo que va mal no es por culpa nuestra”.

-Para demostrar el fracaso del castrismo me llegan los muchos correos que circulan por internet con imágenes de la Habana Vieja en donde aparecen viviendas medio derruidas. En esos vídeos también debería añadirse: “Pero si quieren Uds. encontrar pruebas de miseria y degradación no hace falta que vayan a Cuba, pueden encontrarlas, aquí, muy cerca, acudiendo a San Gregori o el Barranquet de Almazora. Más lejos pueden visitar los suburbios madrileños y allá, en Buenos Aires, hay 100.000 personas formando una comunidad de hurgadores de basuras.” (Un dato: Nosotros somos una potencia; un país del G20.)

-Dice el PP que se ha acabado la crisis y que el modelo de Rajoy que ha permitido acabarla “es un ejemplo para el mundo”. Se olvida el partido que nos gobierna de explicar ese modelo: dejando a personas condenadas a morir sin las medicinas necesarias para curar sus riñones enfermos; a los dependientes sin ayudas, lo mismo que a muchos parados. Un modelo que expulsa a los alumnos de la escuela y rebaja los salarios hasta tal punto que el país se está quedando sin clases medias reactivadoras del consumo.

-Dicen las estadísticas del INE que “se está creando empleo” y no añaden (pero deberían) que “al trabajar una hora diaria se dejar de estar desempleado.”

-Dicen algunos que las placas y monumentos del franquismo que aún existen en nuestras calles y plazas “no deberían quitarse porque son parte de nuestra historia”. No dicen que los asesinos del 11-M y otros terroristas también forman parte de nuestra historia. A nadie se le ocurriría rotular ninguna plaza con los nombres de tales personajes y afirmar luego que “deben conservarse porque forman parte de la historia.”

-Dicen que no se puede realizar una quita a la astronómica deuda que soportan Grecia (y en menor media España) porque de hacerlo “perderíamos la confianza de los mercados y no podríamos financiarnos.” Deberían recordar, y decirlo, que a Alemania, en el acuerdo de Londres de 1953, se le rebajó el 62,6 % su deuda y que a partir de ahí logró convertirse en una gran potencia económica. Mantener una deuda impagable es solo una excusa para justificar la devaluación de salarios y reducción de ayudas sociales.