Recuerdos en el retorno
Han sido 20 meses de silencio, con las neuronas dejadas en barbecho, de meditación profunda y sosegada, al contemplar la situación real de una nación arruinada con una población al borde del caos colectivo. Y he vuelto, con el propósito de no volverme a meter en semejantes entresijos, obviando lo que escapa de mis entendimientos, sin censura, ni querer razonar con quienes no escuchan, eludiendo a aprendices de políticos y esquivos aduladores de masas.
Voy a limitarme a narrar hechos acaecidos, historias de la calle, sentimientos recopilados y chascarrillos históricos de una Burriana próspera que mira hacia el futuro, del brazo de la cultura, del trabajo de sus gentes y la honradez de sus jóvenes.
Son muchas las efemérides que se celebran estos días, acompañadas de actos conmemorativos, con la intención de rememorar hechos acaecidos o personas que han influido en sobremanera, en la historia de la humanidad.
Pero también han existido eventos que por no haber tenido un reflejo más amplio, al amparo de unos casi inexistentes medios de comunicación, han venido a caer en la noche de los tiempos.
Lo mismo ha ocurrido con las personas, algunas de ellas convertidas en personajes ilustres, por el cariño vecinal y sus múltiples anécdotas. ¿Quién no recuerda a “Pachón”, “Juanitin” o “Juanete”? Estos marcados personajes, muy definidos todavía por gran parte de nuestra población, no van a pasar a los libros de texto, pero aún se mantiene vivo su recuerdo en nuestras repletas memorias.
Pero qué me dirán ustedes si les pregunto… ¿Saben quien era “Mona”?
Me fascinó el personaje, desde el primer momento que empecé a oír hablar de el. Fandos “Mona”, hijo de Bautista y Dolores “La beata”, nació en Burriana, en la calle Tarancón, aunque tras consultar el Registro Civil no he podido precisar la fecha, ni su nombre de pila. Su padre era comprador o “cap de cuadrilla” de Vicente Ríos Enrique.
Desde pequeño se caracterizó por tener una fantasía fuera de lo común y ya en su incipiente juventud, decidió recorrer mundo en busca de aventuras que poder contar o al menos eso era lo que el decía (nunca nadie supo si era verdad), en las famosas tertulias que se celebraban en el Centro España, en la calle San Vicente (entonces José Antonio), con el señor Manés, Joaquín Monfort, Vicente Palau, José Dolz, Vicente Tejedo y un largo etcétera de simpatizantes de Carlos Hugo y Jaime Chicharro.
Se sabe que embarcó en varios buques de carga, recorriendo el mediterráneo y Sudamérica. Narraba sus viajes con tal pasión que contando lo que sintió al llegar al Mar Negro, para que le entendieran sus contertulios, llegó a decir: “Mireusi el Mar Negre es negre que jo vaig carregar la pluma estilográfica”
También decía que se embarcó en el buque insignia de la Armada Española, el Juan Sebastián Elcano, como marinero, aunque este dato nunca se ha podido comprobar. Lo más seguro, si es que llegó a embarcar, fuera formando parte de la tripulación de servicios auxiliares. El afirmaba que aunque era muy marinero, era un buque que se movía mucho ya que el… “estande guardia en la punta del palo major, se menejava tant, a banda i banda que en la mà agarrava l’aigua de la mar, per a limpiarme la sudor que me xorrava del front”
Según Fandos (tómenlo con muchas reservas), cuando el Juan Sebastián Elcano llega a Nueva York, ofrecen una fiesta de bienvenida en el buque, a la cual asiste el alcalde de la ciudad, distinguidas personalidades y famosos del mundo cultural. Entre los asistentes se encuentran Fred Astaire i Ginger Rogers.
A mitad del espectáculo, Ginger se dirige a Fandos y le dice saber lo bien que baila, por lo que le pide ser su pareja en unas canciones. El no duda en complacer a la famosa actriz y al poco tiempo toda la sala se hacía la misma pregunta: Qui es eixa que està ballant en Fandos?
Extremar sus historietas de ficción, le dieron un buen disgusto. El buque Baleares, crucero pesado de la armada franquista, el 6 de marzo de 1938, en la Batalla del Cabo de Palos, fue torpedeado y hundido por el destructor Lepanto. Fandos se vanagloriaba de haber sido él, quién disparó el torpedo que hundió el Baleares. En tantas partes lo decía que le llamaron “al orden”, fue investigado y a punto estuvo de sufrir un severo consejo de guerra. Al fin se descubrió que todo había sido fruto de su extrema imaginación.
Se sabe que se casó y fue a vivir a Villavieja, desvinculándose de la ciudad que le vio nacer y crecer.
De su padre Bautista Fandos (de tal palo tal astilla), se cuenta que hizo el servicio militar en Madrid, en el Regimiento Memorial del Rey y se pavoneaba de haber hecho mucha amistad con su majestad. En cierta ocasión marchó a Madrid con su esposa, “a pasar unos días” y se encuentra con Alfonso XIII en el tranvía. “Que haces aquí” le dice el rey. “Hemos venido a pasar unos días” contesta Bautista, tras lo cual su majestad le ordena: “Hoy venís a comer a palacio”.
Al llegar a tan noble edificio, el rey fue directo a la cocina y al encontrarse con la reina Victoria Eugenia le dice: “Victoria, mata el pato i feu una bona paella que huí dinen ací, Batiste i Dolores”.
El bueno de Bautista también tenía otra hija, apodada también como “mona”, María Luisa que vivió en la calle Vicente Forner, en la casa donde está la imagen del Salvador, en la fachada. Me confirman que llegó a cantar en el coro del Liceo de Barcelona y que le dieron un papel secundario en la ópera Boris Godunov, del ruso Modest Mussorgsky.
Al enterarse de la noticia, decidieron trasladarse a Barcelona para verla actuar, Teodoro Monfort, “el blanco” Musoles y otras dos o tres personas más que no he conseguido saber quienes eran. Pasa el primer acto esperando a que saliera y no salió. En el intermedio comentaban la posibilidad de que estuviera enferma.
Comienza el segundo acto y pasados unos segundos, la ven salir a escena por un lateral. Se para en el centro del escenario, lanza un fuerte “¡oooooooh!” y desaparece por el otro lateral. Ya no la volvieron a ver más, en toda la obra.
Alguno de los lectores quizá conozca más relatos de esta pintoresca familia que sin haber sido famosa, más allá de nuestro término municipal, tienen la gracia y humanidad necesaria para formar parte de nuestra entrañable historia popular, por ello me he decido presentarla.
Felicidades por el regreso, como era de suponer lo has hecho dándolo todo, es la única forma que tienes de hacer las cosas, con generosidad. Sera un placer seguirte.