El Pla sigue pidiendo auxilio a gritos
Otra vez hemos sido testigos, y ya van dos en poco más de un mes, de otro árbol caído en el Plá, como si fuera una metáfora de una ciudad que sigue abatida después de años pasados de oropel y que sigue sin encontrar a quien le escriba, como en el título de la famosa novela de García Márquez.
Imagino que estos sucesos acaecidos en el Plá en tan poco tiempo habrán hecho reflexionar a muchas personas que quieren que su ciudad vuelva a ser un referente importante no solo en cuanto a noticias negativas de sucesos de todo índole, de salidas de tono en temas políticos y sociales que ya la ciudadanía tiene muy superados o de eventos megalómanos y excesivos como un festival que congestiona nuestras calles y playas en pleno verano y del que nos prometieron que beneficiaría a todos y solo beneficia a unos pocos perjudicando a muchos.
Pero quizás lo más importante es que estos árboles caídos por inclemencias meteorológicas hayan hecho reflexionar a quienes dirigen actualmente nuestra ciudad, aunque solo llevan en ello poco más de 4 meses.
Y es que la historia de la renovación del Plá es, como en muchos otros retos que tiene nuestra ciudad, la de un anhelo ciudadano que no ha encontrado sintonía desde hace mucho tiempo en donde, al otro lado de la Plaza Mayor, se decide el futuro de nuestra ciudad.
Y bien que algunos gobernantes lo han intentado, como en el penúltimo intento allá en 1994 del entonces alcalde Juan Sanchordi con el proyecto de construcción de un aparcamiento en el centro, que tanto falta hacía entonces, y ahora más aún casi 30 años después.
Otros próceres llegaron después que no supieron salir del bucle de prometer la remodelación del Plá y no cumplir para después seguir prometiendo, primero con un gobierno de 20 años de un determinado color y después otro de 8 años del contrario.
El último intento se sitúa a primeros de marzo de 2020, cuando el equipo de gobierno anterior, ahora en la oposición, otorgó tres premios a sendos proyectos presentados en el concurso de ideas aprobado un año antes para tal fin.
Pero lo que muchos entendimos como que podía haber llegado la hora de la renovación definitiva de nuestra principal plaza, nos encontramos de bruces con la realidad de una inexplicable falta de decisión de quien entonces gobernaba, escondiéndose inicialmente tras una pandemia imprevisible, aunque cuando definitivamente pudimos salir de aquellos aciagos días nos dimos cuenta de que el proyecto volvió de nuevo a caer en el olvido, para otra vez tropezar con el detestable bucle.
No caben excusas ya para el equipo de gobierno actual que, además, llevaba como estandarte en su programa electoral el proyecto de la remodelación del centro de la ciudad, incluso aderezado con la creación de un corredor verde desde la Plaza 9 de octubre hasta la Plaza José Iturbi.
Si era necesario este proyecto hace ya 30 años, más lo sigue siendo ahora, con una ciudad mucho más poblada y con una carencia de un lugar emblemático que sea el punto de encuentro de nuestra sociedad, así como el arranque de la nueva ciudad que muchos esperamos.
Y es que otras muchas ciudades de nuestro entorno ya nos llevan muchos años por delante con la mejora de su plaza principal, como en Castellón, Vila-real, Onda, Nules, Les Alqueries, etc., aunque ninguna de ellas tenga la superficie ni el entorno equiparable a nuestro Plá, nuestro Jardín y nuestra Plaza Mayor, rodeada de edificios históricos como la Basílica del Salvador y muchos edificios modernistas o más modernos de apreciada calidad arquitectónica.
Disponer ya de tres proyectos ganadores del concurso de ideas, incluso con los complementos que puedan aportar los otros 11 proyectos presentados, supone que ya se haya recorrido bastante camino y pueda ser pronto realidad un nuevo centro de la ciudad.
Es importante tener en cuenta la necesidad de la creación de uno o dos aparcamientos subterráneos en la zona, que permita que el espacio sea solo de uso ciudadano, no como hasta ahora. Por lo que se ha podido percibir hasta ahora, parece que el nuevo equipo de gobierno se inclina por situarlo en el subsuelo de la Terraza Payà, aunque se han estudiado también otras ubicaciones, como las plazas Josep Iturbi, 9 de Octubre o Ronda Músico Ibáñez. Un aparcamiento bajo el suelo del mismo Plá parece que podría ocasionar más problemas que beneficios por la existencia previsible de restos arqueológicos o incluso su propia construcción, que ocasionaría problemas evidentes a vecinos, comercios o servicios durante mucho tiempo, aunque tampoco sería descartable del todo.
Incluso con todas las dificultades burocráticas habituales para cualquier proyecto importante, si se iniciara sin demora el proceso administrativo, se podría tener terminada toda la obra en un máximo de 2 o 3 años, revitalizando la ciudad tanto en aspectos sociales, comerciales o de nuevos servicios que den una imagen renovada de nuestra ciudad, que tanta falta le hace.
Debe de haber llegado ya el momento, ahora que ya no quedan muchos árboles más que caer y después de sus muchos gritos de auxilio desde hace tiempo, de que la remodelación del Plá suponga una revitalización no solo del centro sino de toda la ciudad. Muchos ciudadanos llevamos mucho tiempo esperándolo.
A quien corresponda, mucho ánimo en el empeño.