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Por Miguel Ángel Bodí
Reinventar Burriana - RSS

El proyecto propuesto por Costas no es lo que Burriana necesita

    Hace unos días hemos conocido por los medios de comunicación la existencia de un proyecto para nuestra costa realizado por el actualmente llamado Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, comúnmente Costas, que se contrató en junio de 2022, según indica en su preámbulo.

    Este documento, titulado Proyecto Constructivo para la Estabilización del Entorno de la Desembocadura del Río Anna en Burriana, contempla no solo una renovación de la costa en esa zona sino también de los espigones actuales y la mejora de la estabilización de las Playas del Grao, Malvarrosa y Arenal.

    Pero, al estudiar con detalle el proyecto,  lo que podría ser una muy buena  noticia para nuestra ciudad es todo lo contrario, ya que lleva implícito una demolición de la Avenida Mediterráneo desde la avenida de Juan Carlos I hasta la misma desembocadura y, en especial, en la fachada del Grao. De hecho en todo este tramo de cerca de un kilómetro de longitud se proyecta un vial de 5 metros de anchura sin aparcamientos y un paseo ciclo-peatonal de 6 metros, con lo que la sección actual  se reduce a la mitad, aumentando la amplitud de la playa mediante un cordón dunar.

    Al parecer ningún técnico de nuestro Ayuntamiento, como así nos han atestiguado, sabía de la existencia de este estudio, que lleva en marcha ya hace más de un año, aunque imagino que el anterior equipo de gobierno sí debería estar al corriente, sobre todo por la premura en salir a la opinión pública a agradecer al Ministerio su propuesta, como literalmente indica la recientemente emitida nota de prensa:  “la portavoz socialista Maria Josep Safont aplaude la idea del Gobierno de Pedro Sánchez de conectar toda la fachada litoral de Borriana con un paseo ciclo-peatonal que promoverá la movilidad sostenible y la relación con el entorno natural”.

    Pero mucho me temo que no leerse los papeles con detalle  lleva a estos gazapos, porque si así lo hubiese hecho sería consciente de que, salvo la mejora evidente en nuestras playas que es siempre bienvenida, lo que no puede ser admisible es que el ministerio tenga previsto demoler la mitad de la anchura del vial actual de la Avenida del Mediterráneo  desde el cruce con la calle Juan Carlos I a la entrada de la Malvarrosa, hasta el Grao y que, además, se elimine todo el aparcamiento en esa zona.
    Esta medida tan drástica la toma el Ministerio con el fin de ampliar la anchura de las playas desde la propia  concepción patrimonialista del  Estado de actuar dentro de la zona limitada por la línea marítimo-terrestre (LMT) que define la propiedad pública y que en este caso se sitúa injustamente en el bordillo de la fachada de viviendas existentes.

    Ya hace años que el Ayuntamiento lleva solicitando el traslado de esta línea al otro lado del vial, al borde más cercano  a la playa, lo cual es bastante lógico cuando la LMT por definición delimita la ocupación del mar en los mayores temporales, con lo que sería mucho más coherente una nueva delimitación al otro lado de la Avenida, en la parte de la playa, y no en la zona de la fachada de las viviendas.

    Pero habiendo perseguido desde hace años esta nueva delimitación y no habiéndose conseguido, la segunda opción sería que, como en otras  muchas ciudades, poder conseguir del Ministerio una concesión del uso de esos terrenos para la mejora del vial en toda su anchura, que sería mucho más necesario y útil en esa zona para los ciudadanos que ampliar la superficie de playas.

    No cabe duda de que el activo más importante que tenemos en nuestra ciudad, la fachada marítima de más de 10 km, ha de ser renovada en su totalidad, no solo desde el Puerto hasta el Grao pasando por el Arenal, sino también en la zona de la Serratella o de Sant Gregori.
    Pero está claro que algo se ha estado haciendo muy mal hasta ahora, ya que su  renovación no puede ser fruto de que otros en sus oscuros o brillantes despachos piensen por nosotros y les dejemos hacer, como si nosotros no supiéramos lo que queremos.

    De hecho es lo que ahora está ocurriendo con este proyecto de Costas,  que cercena la Avenida del Mediterráneo creando unos problemas que antes no existían o no eran tan grandes, o incluso en la misma zona portuaria en que están construyendo un bodrio de edificio de casetas para pescadores sin tener en cuenta el impacto visual al entorno ni su conexión con la ciudad. Ni qué decir de la ocurrencia en este proyecto del ministerio de proyectar una pasarela de madera elevada en la conexión del paseo marítimo actual con la zona portuaria, donde el paisaje que mejor se podría observar sería una campa de asfalto de 80.000m2 que solo se utiliza unas semanas al año.

    Ya que en nuestro caso la fachada marítima contempla la ocupación de terrenos de diversas administraciones, Consellería en la zona del Puerto,  Ayuntamiento en la zona del Arenal y Ministerio más allá Juan Carlos I hasta el Grao, quizás ha llegado ya el momento de que Burriana defina lo que quiere y coordine un proyecto único de fachada marítima conjuntamente con las otras dos administraciones.

    Y esta medida, que puede parecer a primera vista pretenciosa, no lo es cuanto todas las ciudades con fachada al mar la suelen contemplar cuando necesitan mejorar su litoral marítimo, muchas veces en terrenos públicos situados en el  interior de la LMT, como recientemente está gestionando la vecina Sagunto, en una situación muy similar a la nuestra, coordinándose con el Ministerio de Costas  en su playa y con la Autoridad Portuaria de Valencia de quien depende su Puerto.

    Con ello se evitarían estas interferencias en nuestro territorio y se podría optar a tener un paseo marítimo en todo el litoral, pero principalmente  desde la escollera de Poniente del Puerto hasta la misma desembocadura del río, pasando por la zona del Arenal donde se puede complementar con importantes zonas verdes y diversos  usos terciarios que serían un acicate para el siempre pretendido camino a la potenciación de nuestro entorno en el ámbito de los servicios turísticos.

    Por todo ello, ya ha llegado el momento de que Burriana defina su propio futuro y no sean otros quienes lo hagan por nosotros, que dejemos de abandonarnos  a una eterna  complacencia, acomodo o  pasividad y podamos comenzar modificando este proyecto en aquello que no beneficia a nuestra costa mediante unas contundentes alegaciones y unas conversaciones provechosas.

    En nuestra ciudad queda mucho por hacer y espero que este nuevo gobierno pueda cumplir todas sus promesas, entre las que  la mejora de nuestro litoral es una de las más urgentes, lo que puede suponer el inicio del cambio que Burriana lleva necesitando desde hace mucho tiempo.

    A quien corresponda, mucho ánimo en el empeño.

     

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