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Por Miguel Ángel Bodí
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Chapuzas y prisas

    El equipo de gobierno que lleva las riendas de nuestro Ayuntamiento desde ya más de siete años, nos está sorprendiendo últimamente  con unas intervenciones y promesas que quizás se estén generando más por la cercanía inminente a las próximas elecciones municipales que a un programa electoral o plan de ciudad establecido.

    Desde que hace unos meses nuestra ciudad salió en todos los medios provinciales y alguno nacional  por la chapuza de las curvas del carril bici de la Avenida Pere IV o por las inexplicables líneas blancas del carrer Valéncia, nuestros gobernantes han entrado en una vorágine de actuaciones incomprensibles que no tienen justificación alguna.

    Desde un carril bici en el acceso a la ciudad desde la carretera de Vila-real, que sigue ocasionando cortes en la carretera durante varias semanas, pero que no va ningún sitio ya que su final de trayecto es contra la medianera de una vivienda, pasando por los proyectos que todos los meses se prometen pero que no salen a la luz, como las aceras y el carril bici de la avenida Mediterránea, o el nuevo ambulatorio del Puerto, que lleva ya un retraso de más de cuatro años, hasta el cuestionado mini-proyecto de urbanización del Arenal, que solo contempla un jardín de unos 8.300m2 del total de 230.000 m2 existentes, parece que todas estas actuaciones tengan en común la falta de eficacia en la gestión municipal y  las prisas por llegar al final de la legislatura con algunas más inversiones de las pocas que hasta ahora se han podido ver en la ciudad.

    Otras proyectos importantes de los que se viene hablando desde hace años, como el nuevo Instituto Jaume I, parado desde hace más de 6 meses por problemas con la empresa constructora o la tan cacareada reapertura del Museo de la naranja que nunca llega, pasan a engrosar la abundante lista de promesas incumplidas de esta legislatura.

    Pero quizás lo más deplorable son los últimos proyectos en el centro de la ciudad que estos días están sacando a la luz a través de los medios de comunicación, como es la urbanización del carrer Barranquet y la previsión de dejar peatonal el Plá durante los fines de semana,  siguiendo, nos dicen,  las directrices de un Plan de Movilidad Sostenible que, por cierto, además de ser muy deficiente en sus conceptos está  anulado por sentencia judicial por la falta de capacitación profesional del técnico que lo firma.

    En el Barranquet se propone una calzada única al mismo nivel, lo que puede ser una buena solución, pero el problema es que no se actúa en toda la longitud de la calle sino solo en poco más del 50% porque dicen que no les llega el presupuesto, lo que no se puede entender después de haber utilizado un remanente de más de 7.500.000€ en este último año y no haber previsto ni siquiera los 150.000€ que faltan para terminar la urbanización de toda la calle.

    Pero quizás es en la peatonalización provisional y temporal del Plà donde con más claridad se destacan la poca capacidad de gestión de nuestros gobernantes y las prisas por hacer algo antes de las elecciones. Desde primeros de 2020, en que se publicaron los ganadores del concurso de ideas que un año antes inició este equipo de gobierno, el proyecto ha estado absolutamente aparcado, a pesar de la apremiante necesidad de revitalización del centro de la ciudad.

    Incluso se han dejado pasar unos ingentes recursos europeos, como los Fondos Next Generation, que hubieran servido para proyectar un centro de la ciudad moderno y accesible, más adecuado a las tendencias y necesidades actuales. Otras ciudades sí han tenido la visión de poder acceder a ellos, creando hasta una oficina específica de gestión de estos fondos, como en Vila-real, Castelló o Vall d´Uixò.

    Pero parece que, o bien el equipo de gobierno cree que el Plà  no hay que mejorarlo o bien su incapacidad y falta de gestión les atenaza y no son capaces de tomar ni decisiones apropiadas ni ninguna decisión.

    No se puede más que calificar de chapuza absoluta la propuesta de peatonalizar el Plà durante los fines de semana sin gastar ni un solo euro en su adecuación, a pesar de que intentan engañar a la ciudadanía diciendo en prensa que van a invertir 3.600.000€, cuando no van a hacer ninguna obra, tan solo poner señales.

    Por supuesto  que dejar al ciudadano el uso peatonal de la mejor plaza de la ciudad es una necesidad apremiante, pero a las bravas y sin un proyecto definido es más bien una temeridad sin haber resuelto el problema de la falta de aparcamientos para los vecinos y visitantes o la falta de unos adecuados servicios en la zona, más aún cuando se pretende eliminar también el aparcamiento de la Terraza Payá o crear más zonas azules, como en la calle Encarnación. La solución que proponen de aparcamientos disuasorios detrás del Llar fallero, en la Bosca o más allá del río, solo  parece una broma de mal gusto.

    Cuando las decisiones se toman sin meditarlas adecuadamente y solo por las prisas para que se note algún cambio antes del periodo electoral, éstas se convierten en chapuzas que los ciudadanos no se merecen y que, tarde o temprano, habrá que solucionar, aunque seguramente serán otros quienes lo hagan.

    Poco parece ya que se pueda esperar de un equipo de gobierno que más bien está pensando en los problemas personales y políticos que les puede ocasionar el proyecto de Sant Gregori,  que en las necesidades de la ciudad y de sus ciudadanos.

    Con su “experiencia” de más de 7 años, quizás deberían de aplicarse un poco más y resolver los problemas adecuadamente, no solo con chapuzas y prisas.

    Mucho ánimo en el empeño.

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