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Por Miguel Ángel Bodí
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El Arenal Sound y el Ayuntamiento más tonto de España

    En estos días en que se vuelve a hablar de una nueva concesión del Ayuntamiento a la empresa organizadora del festival Arenal Sound, y ya muy cerca de las próximas elecciones locales, conviene comentar con detalle lo que supone la celebración de este evento, con la esperanza que se produzca un necesario e intenso debate en la campaña electoral entre los diferentes partidos políticos que optan a gobernar la ciudad, en un tema tan importante para todos.

    No se entiende para nada la idiotez de la última medida que nuestro Ayuntamiento ha adoptado para favorecer a los organizadores del festival, al decidir que la próxima obra de la Avenida del Mediterráneo presente dos secciones, una desde donde termina la valla limítrofe de los terrenos alquilados todos los años a la empresa en donde se proyecta un aparcamiento en batería de 5 metros y, otra, en la zona lindante precisamente con esta valla (que para más jocosidad, linda con terrenos municipales a uno y otro lado en casi todo su trazado), en donde se elimina este aparcamiento, reduciendo unas 200 plazas en este tramo de avenida, aparte de tener que soportar toda la vida un bodrio de avenida principal con dos secciones diferentes.

    No creo que esta empresa, que ha vendido hace poco los derechos de este festival (el más importante de su cartera) a un fondo extranjero por la friolera de 120.000.000€ (sí, aunque parezca mentira, 120 millones de euros), hubiese podido encontrar un Ayuntamiento más tonto en toda España en donde le dejaran llevar a cabo cualquier ocurrencia para mejorar la rentabilidad de cada evento, sin que le exijan nada a cambio, en una ciudad y en unos terrenos que son el mejor patrimonio público de la zona marítima y durante los mejores meses del verano.

    No creo que se encuentre un Ayuntamiento más tonto en toda España que permita que el negocio del festival para la empresa sea cada vez más boyante (dicen fuentes consultadas que pueden tener un beneficio de más de 10.000.000€ por evento), mientras que al Ayuntamiento le cuesta dinero todos los años. Desde el inicio del festival allá por 2010 ya llevan perdidas las arcas municipales más de 1.000.000€, a pesar de la promesa electoral de nuestros actuales gobernantes de que habrían beneficios, pero ahora se conforman con celebrar que las pérdidas sean menores que en gobiernos anteriores, y en esas estamos año tras año.

    No creo que se encuentre un Ayuntamiento más tonto en toda  España que permita que otra Administración asuma sus propias competencias municipales en materia de celebración de festivales con la excusa infantil de que se celebra a la vez en Burriana y en Vila-real, que casi nadie conoce, y que ello sirva para ayudar al lucimiento de esta Administración por cuanto le permite sumar una ingente cantidad de festivaleros en su territorio. Y ello en contra de sus propios residentes a los que les obliga a sufrir las inclemencias del excesivo aforo juvenil, con la excusa de que son ciudadanos que han conocido Burriana y que volverán de mayores como turistas. Después de que se celebrara el primer festival, no creo que haya venido nadie de turismo a Burriana de aquellos pioneros de 2010 que ahora ya serán treinta o cuarenta añeros, y tampoco creo que vengan en el futuro.

    No creo que se encuentre un Ayuntamiento más tonto en toda España que permita que se celebre un evento en la ciudad que vaya en contra de su propio Plan Estratégico de Turismo y que choque por completo con su potencial turístico, ya que la celebración en la primera semana de agosto impide, entre montaje a primeros de julio y desmontaje a finales de agosto, que quien quiera venir a Burriana en esas fechas a disfrutar de sus espléndidas playas, lo haga sin encontrarse guardias de seguridad privados que le impiden el paso a la costa, aparte de tener que convivir con un uso abusivo del litoral por hordas juveniles que dejan sus restos cual Atila tanto en el agua como en la arena, donde suelen permanecer durante unas semanas. Menos mal que la naturaleza es sabia y todo se elimina con el tiempo.

    No creo que se encuentre a un Ayuntamiento más tonto en toda España, que permita que la ciudad se colapse por la llegada de mucho más personal del que puede admitir. Los técnicos municipales vienen advirtiendo desde 2012 de que su zona marítima no puede soportar más de 20.000 personas al día, por no tener las infraestructuras preparadas para recibir tanta gente. En cambio, el Ayuntamiento permite que se llegue a las 40.000 en 2014,  50.000 a partir de 2016 y en la actualidad a la empresa solicita y le otorgan permisos para más de 60.000 asistentes,  además, sin ningún tipo de control de aforo, con lo que sólo Dios (y la empresa) saben los sounders diarios que llega a padecer nuestra ciudad.

    No creo que se encuentre a un Ayuntamiento más tonto en toda España que permita que se celebre un festival en medio de una zona residencial tan habitada, que sufre directamente las molestias de su celebración en la congestión de sus calles, accesos, aparcamientos, suciedad, restos escatológicos por doquier y, sobre todo, niveles sonoros por encima de los máximos permitidos. Tanto es así que Burriana tuvo que pagar hace unos años unos 20.000€ de sanción (ojo, el Ayuntamiento, no la empresa) por la indemnización a unos propietarios de viviendas en el Grupo Roger de Flor, lindante con los terrenos del festival, por los excesivos ruidos que soportaron.

    No creo que se encuentre a un Ayuntamiento más tonto en toda España que le permita a la empresa efectuar controles de los niveles sonoros sólo en las viviendas lindantes de Roger de Flor, que los cumplen raspados después de situar incluso unas robustas pantallas acústicas de hormigón,  evitando las más que necesarias inspecciones en las viviendas más altas de la Avenida del Mediterráneo, donde los técnicos municipales lo aconsejan año tras año para el mejor control y defensa de los derechos fundamentales de todos los vecinos. Y para más inri, en las últimas celebraciones la empresa se permite el lujo de, a altas horas de la madrugada, regalar a los asistentes, pero también a los residentes, con un castillo de fuegos artificiales que podría despertar hasta a los muertos y que sobrepasa en mucho los niveles de decibelios legalmente permitidos. “Si no quieres caldo, toma dos tazas”, parece que la empresa esté diciendo con esta inoportuna acción a los vecinos con el consentimiento de quien no lo debiera consentir.

    No creo que se encuentre a un Ayuntamiento más tonto en toda España que permita que todo el negocio del festival se lo lleve la propia empresa y no quede casi nada para la ciudad. No solo las Asociaciones de Vecinos sino hasta la misma Asociación de Hostelería ha mostrado sus quejas, ésta última por cuanto la celebración del festival le supone perjuicios a sus asociados, que ven como el Ayuntamiento permite que todo el negocio se quede dentro del propio recinto y a ellos les suponga pérdidas por el gran colapso existente esos días en toda la zona marítima que impide que sus clientes habituales puedan acceder esos días a sus bares y restaurantes.

    Por otra parte, el argumento del que se jactan los organizadores del festival de que su celebración permite llenar todas las viviendas y apartamentos turísticos, cae pronto en desgracia cuando durante los veranos de los años 2020 y 2021, en que no se pudo celebrar por el COVID, la ciudad tuvo el lleno completo en ocupación durante los meses veraniegos, como también la tuvo la hostelería local.

    No creo que se encuentre un Ayuntamiento más tonto en toda España que no actúe para que los terrenos del Arenal sean completamente públicos y permita que una empresa le chulee con la adquisición de 16.600 m2 que tendrían que formar parte del Patrimonio Municipal, y que llegó a adquirir sólo con el objetivo de coaccionarlo para obtener más ventajas de las muchas que ya tiene. Al parecer, el último episodio de este trato abusivo es el ofrecimiento reciente por la empresa al Ayuntamiento de la adquisición de estos terrenos, pero por ¡tres veces! el precio por el que los compró en el año 2017.

    Ahora, ya muy cerca de las elecciones municipales del 28 de mayo, a los muchos ciudadanos que así lo creemos sólo nos queda esperar que nuestro próximo gobierno municipal sea capaz de asumir con responsabilidad sus competencias, evitar los inconvenientes de cada evento y trabajar en hacer realidad el gran potencial turístico que tiene nuestra ciudad. Este camino debería empezar urbanizando de una vez los terrenos del Arenal, incluyendo en ellos, como en otros artículos anteriores de este blog se ha propuesto, un recinto propio de festivales que permita que no nos atiborremos con un solo y excesivo festival, sino que se puedan celebrar varios durante diferentes épocas del año, no tan desmesurados y mucho más sensatos, reduciendo su tamaño e incrementando sin duda el nivel adquisitivo de los asistentes. Así se podrían evitar los muchos perjuicios actuales de cada festival y se ayudaría a beneficiar la economía de toda la ciudad, no sólo la de una empresa espabilada.

    Otras ciudades cercanas así lo están haciendo y no parece que les vaya nada mal.

    A quien corresponda, mucho ánimo en el empeño.

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