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Por José Luis Ramos
Recuerdos - RSS

Recordamos lo que nos impacta

    La memoria retiene solo aquellos hechos que nos interesan, o nos impactan. Esos hechos quedan en el baúl de los recuerdos, y ante determinadas circunstancias aparecen en nuestra memoria. Un ejemplo, son algunas canciones, que cada vez que las escuchamos nos traen a la memoria algún recuerdo. Creo que todas las personas, tenemos algún ejemplo de ello. En mi caso, cada vez que escucho “Ayer cumpliste los dieciséis de Bruno Lomas, me viene al recuerdo su actuación en el Fallero de Borriana, el año 1967. Dieciséis años, igual que yo, tenía la chica que formaba pareja. Ella no vestía galas de mujer, tampoco se pintaba rojos los labios, ni lucia zapatitos de tacón, como la chica de la canción. Pero en sus ojos, sí que “brillaba una luz. La luz de un nuevo despertar al mundo de la ilusión,” igual que la chica de la canción. Sin ninguna duda, para mí, ella era la más bella del baile. Nuestros cuerpos adolescentes e inmaduros vibraron juntos durante toda la actuación de Bruno Lomas, y de manera especial, cuando interpretó la citada canción.

    El caso es que, finalizada la actuación, caminando los dos juntos, por el carrer L’aigua, en la oscuridad del rincón de la puerta de una casa antigua, vimos a Bruno Lomas junto con una chicha, en la típica posición que entonces se situaban las parejas de novios, como escondiéndose de las miradas. La chica creo recordar que se llamaba Lucia Urios. Cada vez que paso por esa calle, me acuerdo de Bruno Lomas, su preciosa canción y la adolecente que yo acampanaba.

    En el año 1969, un par de semanas antes de llegar los americanos a la luna, llegué yo a trabajar a Alemania. Para mí era un mundo nuevo, desconocido y sin contactos. En aquellas fechas, sin los medios técnicos de ahora, llegar a un país cuya lengua no conocías, te hacía sentir un doble aislamiento: el de tu país, y el del país donde te encontrabas. Toda la música que escuchábamos, sonaba en alemán o inglés, y alguna en italiano. Ya llevábamos un par de meses escuchando música, que ni conocíamos ni entendíamos, a mi amigo Rafa y a mí, se nos ocurrió ir a una discoteca. Después de un buen rato escuchando música desconocida, en alemán e inglés, sonó “Cuéntame” de Formula V. Creo que el alma me sonrió, al escuchar una música que me era familiar y entendía lo que decía. Era la primera vez que escuchaba esa canción, y la primera vez que escuchaba música española en Alemania. Tanto me impactó, que cada vez que escucho esa canción me acuerdo de la primera vez que la escuche.

    En la primavera del año 1970, yo tenía una “novieta” en París. No teníamos teléfono para llamarnos, como ahora, ni podía ir a buscarla a casa, por razones que no vienen al caso. Cuando no habíamos quedado, no tenía otra forma de verla que esperar encontrarla por donde yo sabía que pasaba para ir a casa, a la hora que yo sabía que finalizaban sus clases de la Universidad. Ella vivía detrás del famoso “Cinémas Pathé Gaumont”, situado cuando la Boulevard de Clichy, llega a la Place de Clichy. En medio hay una pequeña calle, por donde ella entraba para ir a su casa. Al lado había un pequeño bar, donde yo esperaba verla pasar, cuando no habíamos quedado. Entonces en los bares habían maquinas tocadiscos con las canciones de moda que sonaban si les echabas monedas. Mientras un día la esperaba, mirando la lista de canciones tuve la sorpresa de ver la canción “El himno de la alegría” de Miguel Ríos, que no conocía. Enseguida puse monedas a la máquina para escucharla.

    La canción me impactó por la calidad de su música y la vitalidad de su mensaje. Un ritmo y un mensaje que no tenía nada que ver con las canciones modernas de su época. Percibí que era como un soplo de aire fresco de primavera que nos animaba a relacionarnos positivamente con nosotros mismos y con nuestro entorno, y nos invitaba a soñar con una vida plena y en paz. La estrofa: “Ven canta sueña cantado, vive soñando el nuevo sol, en que los hombres, volverán a ser hermanos,” me llegó al alma. A la hora prevista apareció ella. La invité a escuchar la canción, y también le impactó. Desde entonces, es difícil que yo escuche esa canción y no recuerde las circunstancias de la primera vez que la escuche.

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