Vicente Enrique Tarancón: La consecuencia del evangelio
Casi 30 años después de su muerte, el cardenal Tarancón continua suscitando opinión pública, despertando interés y siendo valorada su aportación en favor del bien común, tanto a la sociedad española en su conjunto como a la Iglesia en particular.
Debido a una reciente publicación del pasado mes de marzo por parte del historiador D. Joseba Louzao Villar, el próximo miércoles 13 de diciembre a las 19:00h en el Centro Pignatelli, Paseo Constitución, 6, de Zaragoza, tendrá lugar una mesa de debate en la que conversarán el citado autor con D. Jose María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe y el historiador D. Miguel Ángel Ruiz Carnicer, siendo moderada por el periodista D. Pablo Martín.
La primavera de Francisco que se percibe en la actualidad, tiene la misma línea de continuidad con los vientos renovadores del Concilio Vaticano II que vivió el prelado de Burriana. Esta obra titulada “Vicente Enrique Tarancón. La consecuencia del evangelio”, describe qué guió y motivó la actuación de su vida y actuación pública. Cuáles eran sus objetivos y los caminos que buscó para ello.
La ansiada paz y la convivencia plural y respetuosa, con la base de un diálogo sincero y constructivo ayudó a superar fuertes tensiones, marcadas diferencias y enraizados rencores.
Estudiar la figura y obra del cardenal Tarancón siempre es una oportunidad para bucear por los recuerdos de nuestra historia, investigar el pasado y examinar lo ocurrido, para poder enriquecer más y mejor nuestras opiniones, aproximándonos al conocimiento de la verdad. Esta breve semblanza pretende mantener viva la memoria de quien gobernó la Iglesia española y su Conferencia Episcopal del paso de una dictadura a una democracia, sin que dejara indiferente a nadie, ya que su determinación y protagonismo marcó el rumbo de una Iglesia que si no se abría al mundo acabaría siendo prisionera de ella misma.
Dos hechos vitales marcaron la vida del cardenal Tarancón. La Guerra Civil, como a tantos hombres y mujeres de su generación que vivieron la tragedia y la desolación, y el Concilio Vaticano II que le abrió la mentalidad y el horizonte de pensamiento. En muchas ocasiones dejó constancia de toda su actividad, y se dedicó a evitar al máximo otro conflicto bélico tan cruel y sangrante como la Guerra Civil, y el Concilio marcó el camino de solución.
Tarancón vivió la Segunda República, la Guerra Civil, el clima de posguerra y los primeros años del gobierno de Franco. Una época decisiva en la historia de España. Esto condicionó la actuación de la Iglesia, que estuvo presente y dio su juicio sobre muchos de estos hechos, y se vio atrapada, y incluso impulsada a manifestarse y posicionarse de una forma clara y definida. Pero también es cierto que no es justo juzgar aquellas actuaciones y la posición de la Iglesia con los ojos y la mentalidad de hoy. Los años 30 y 40 presentan una alta complejidad. Tarancón nunca actuó como arma política para combatir al contrario, sino que se esforzó en buscar aquello que nos une, por encima de las diferencias para lograr la paz.
Jordi Bort Castelló