El reto de no consumir plásticos
Una vez pasada la vorágine de las elecciones y quedando la izquierda claramente refrendada por el electorado, aunque con excepciones dolorosas como pueda ser el caso de Carmena o de Colau, o aquí en Valencia el hecho de que Unidas Podemos no haya conseguido ningún concejal para el Ayuntamiento, mientras que la ultra derecha ha conseguido dos (que es algo que jamás podré entender), llega el momento de hablar de cosas muy serias, como la supervivencia de nuestro planeta azul, que los seres humanos no hacemos más que sobreexplotar, contaminar y destruir, poniendo fecha de caducidad a nuestro propio futuro, que merecen toda nuestra atención.
Y es que tenemos que concienciarnos que eso del reciclaje está muy bien, pero ya no es suficiente. Ya no podemos pensar que la solución está en dejar de usar bastoncillos para los oídos, cuando nuestros mares acumulan toneladas y toneladas de plástico que son vertidas diariamente y que de seguir a este ritmo, en poco, muy poco tiempo, lo vamos a convertir en el cementerio de todos los seres vivos que allí habitan.
Se hace preciso un cambio de paradigma a todos los niveles, así que todas las personas que acaban de ser elegidas en las urnas para representarnos, tanto a nivel estatal, autonómico, municipal o en Europa, tienen el deber de hablar, y actuar, sobre este desastre que nos acecha y que puede ser irreversible si no se ponen en marcha políticas de protección ambiental, que necesariamente pasan por una reducción en el consumo de plásticos y de combustibles fósiles, y en el control de plaguicidas, de abonos químicos, de antibióticos y otros medicamentos que acaban también en nuestras aguas, contaminándolas y afectando a sus ecosistemas.
Y nosotras, las personas consumidoras también hemos de cambiar de hábitos y estilos de vida: seguir separando las basuras es algo imprescindible, pero aún lo es más buscar las fórmulas para reducir el consumo de plásticos, exigiendo a su vez, que los empresarios reduzcan este material a su mínima expresión… Es absurdo comprar plátanos pelados y troceados metidos en una bandejita de poliespán, pero también lo es comprar una lechuga envuelta en una bolsa, o botellas de agua que beberemos y desecharemos, o tantas otras cosas que hacen que el cubo amarillo esté permanentemente lleno de residuos que nuestro país es incapaz de reciclar, obligando a su exportación a otros países como China, que el pasado año ya limitó la entrada a las basuras extranjeras por la contaminación que producen ciertos residuos en sus costas.
Sé, que como consumidoras, nuestros gestos no van a generar grandes cambios (aunque nosotras mejoraremos nuestra calidad de vida), pero sí que podemos exigir que nuestros representantes políticos tomen medidas para evitar la catástrofe medioambiental que nos acecha, por lo que yo me voy a sumar a una iniciativa que circula por las redes y que es el reto de pasar una semana sin comprar ningún producto envuelto en plásticos, aunque soy consciente de que esto no será fácil…
Si no te ves capaz de hacerlo, puedes empezar por limitar el uso de utensilios de plástico y rechazar los de un solo uso, llevar siempre tu bolsa de tela para comprar, priorizar los envases de vidrio y evitar los de tipo brick, alimentarnos con productos naturales y limitando al máximo los procesados y el consumo de carnes rojas, no consumir agua embotellada y beber agua del grifo, reutilizar los envases y la ropa, arreglar, reparar y recuperar aquellos productos que dábamos por perdidos, evitando al máximo lo de la obsolescencia programada, que nos obliga a seguir consumiendo sin límite y que está acabando con los recursos de nuestro planeta. Ahhh, y también utilizar el transporte público, la bicicleta o caminar van a ser beneficiosos para nuestro entorno y para nosotr@s… ¿Te sumas?
