Página en blanco
Una página en blanco es aquella que debe ser escrita, a la que nos debemos enfrentar para hilar las palabras, una detrás de otra, en un texto que tenga un significado, una coherencia, que sea legible, entendible, que atrape, que aporte…
Y ahora, desde el confinamiento, nos estamos enfrentando a páginas en blanco día tras día, que debemos rellenar, inventar, reinventar… Nos enfrentamos a algo desconocido, a la enfermedad que nos atemoriza, a ese futuro incierto, a ese no saber qué pasará mañana, pasado, el mes próximo… A eso más terrible que es el miedo de no poder volver a besar, a abrazar, a acariciar a nuestros seres queridos… y todo toma sentido, con una perspectiva a la que no estamos acostumbradas, con otros ojos, con otra intensidad, con otras prioridades…
También nos enfrentamos al sobreexceso de información, a las noticias falsas, a los opinadores y opinadoras aburridas, que llenan las redes sociales con diferentes versiones del apocalipsis, con noticias falsas y con furibundos ataques hacia todo lo que se menea, a las y los vigilantes de la ventana que se han autoproclamado servicio del orden vecinal y que observan y fiscalizan los movimientos ajenos sin una pizca de empatía, a las personas poco solidarias que acaparan y que no son capaces de ser rigurosas con su confinamiento…
Y, gracias a esta realidad a la que nos enfrentamos, hemos redescubierto a quienes de verdad merecen la categoría de héroes y heroínas, todas aquellas personas que se enfrentan cada día con la enfermedad para curarnos, para protegernos, para alimentarnos, para mantener en pie la estructura mínima que garantice que, las que nos quedamos en casa, tengamos de todo lo necesario…
Así, cada día salimos a nuestros balcones y ventanas a agradecerles su esfuerzo, escribiendo en nuestras páginas la importancia que tienen esos servicios esenciales, que en algún momento de nuestra historia cercana algunos quisieron desprestigiar, con el pretexto de que lo privado resulta más barato y rentable…
Nuestras páginas en blanco están siendo escritas, cada día, con nuevos datos, con nuevas emociones, con nuevas sensaciones, con nuevas experiencias, y deberían ser el comienzo de una sociedad diferente, en la que fuéramos capaces de ponernos en la piel de las personas que lo tienen más difícil, de aquellas que sufren penurias, de las que huyen de unas realidades muy terribles… que ese frenesí vital al que nos vemos abocadas por el estilo de vida capitalista, lo ralentizáramos hasta el punto de que nuestro planeta recuperara el resuello, y volviera a estar en las condiciones óptimas para acogernos a todas, las que estamos y las que estarán…
Tenemos la oportunidad de escribir esa página en blanco con palabras de justicia, de solidaridad, de empatía, de sostenibilidad… ¿Seremos capaces?