2 de Octubre: Día de la Educación Social
Soy educadora social, digo siempre con orgullo, y, normalmente, la persona que tengo delante me pregunta ¿y eso qué es?...
Me armo de paciencia y explico que la Educación Social es una profesión que trabaja con las personas, en un amplio abanico de posibilidades, pero con una mirada desde el corazón, poniendo a la persona en el centro, y girando siempre nuestra intervención en la mejora de la calidad de vida de esa persona.
Cierto es que la Educación Social sigue siendo una profesión con pocos años de trayectoria, pero no deja de sorprenderme que sigamos siendo la más desconocida, incluso para quienes se dedican y viven de la política, a las que también hay que seguir explicando qué somos, cuáles son nuestros intereses y cómo y desde dónde queremos trabajar…
¿Qué somos? Somos profesionales comprometidas con nuestro entorno y con las personas, especialmente con las que sufren unas situaciones de especial vulnerabilidad, fruto de esta sociedad de consumo indiscriminado, y con unas crisis económicas, sociales y culturales que atacan directamente a quienes tienen una situación de mayor desprotección.
¿Qué queremos? Construir una sociedad más igualitaria, en la que los derechos básicos de las personas sean tenidos en cuenta y se trabaje para evitar el empobrecimiento constante de nuestra sociedad, no solo a nivel económico sino también de recursos y valores.
¿Y cómo lo queremos hacer? Pues desde otro tipo de sistema organizativo, en el que los valores como la solidaridad, la dignidad de las personas y el compromiso, sean la base en la que se sustente y en el que todas las personas tengan la posibilidad de vivir en igualdad de condiciones, y ejerciendo plenamente sus derechos fundamentales.
¿Desde dónde? Desde todos los ámbitos posibles, para poder dar cobertura a las necesidades de la ciudadanía, colaborando con otras instituciones, con otras profesionales, con organizaciones y entidades sociales, para establecer programas de formación y de acción socioeducativa que nos permitan avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.
Sin embargo, personalmente, no me cansaré de reivindicar nuestro espacio en el Sistema Educativo, ya que estoy convencida que una de las tareas fundamentales de nuestra profesión ha de ser la de la prevención, y solo desde las escuelas podremos trabajar en ello. Necesitamos una ciudadanía crítica, con recursos, capaz de afrontar todos los retos que se nos vienen encima (crisis económicas, ambientales y cambios en los sistemas productivos) para poder superarlos con éxito. Necesitamos jóvenes con otra visión más humanista y menos competitiva. Necesitamos chicos y chicas que sean capaces de relacionarse de otra manera, dejando de lado las relaciones de desigualdad y poder.
Las educadoras sociales queremos, y vamos a contribuir, para que esos cambios sociales se produzcan, y que las generaciones que vienen detrás se encuentren con una sociedad en la que valga la pena vivir, pero para ello necesitamos el respaldo de las administraciones locales, autonómicas y estatales, ofreciéndonos los recursos y los espacios donde poder hacerlo.
