Miedo al odio
Como educadora social puedo imaginar la sensación de absoluto desconcierto e impotencia que sufrió mi colega catalana, después de enterarse de que habían sido algunos de sus chicos los que habían perpetrado el terrible atentado de las Ramblas. Esos chicos con los que había trabajado durante años y que han formado parte de su vida, como tantos otros a los que habrá dedicado su tiempo y habilidades pedagógicas para su integración y por mejorar el entorno en el que se mueven. Sin embargo, nadie ni nada ha sido capaz de detectar y evitar que ellos se radicalizaran y cometieran un acto tan salvaje e inhumano.
Pero mi miedo no está en la posibilidad de que esto vaya a ser una epidemia que se extienda a todos los chicos y chicas musulmanes (o no musulmanes) que viven en nuestro país, y los convierta en terroristas en potencia, no. Tengo otros miedos más cercanos y tangibles.
Tengo miedo a esas personas, algunas más próximas de lo que hubiera podido imaginar, que son capaces de escribir en sus cuentas de facebook o twitter cosas horribles referidas a los inmigrantes, es decir, cualquiera venido de fuera de nuestro país que tenga una fisonomía que no corresponda a ninguna categoría establecida por los cánones del más puro nazismo. Personas que en estos momentos han sacado a la luz todo el odio que llevan dentro, y han arremetido contra los musulmanes, los árabes, los islamitas, los yihadistas, los manteros, los catalanes, mezclando conceptos e ideas, pero todo desde las tripas, sin analizar, con el cerebro, la realidad de la situación que se está viviendo a nivel mundial y que es responsabilidad directa de los poderosos que mueven los hilos del mercado de las armas...
También me asustan mucho esos políticos y periodistas del tres al cuarto que, en unos momentos de honda tristeza y solidaridad con las víctimas, tienen el estómago de crear polémica con falacias tales como que si la culpable de todo es la alcaldesa de Barcelona, o si los catalanes se merecen que les haya pasado esto para que aprendan sobre la necesidad de unidad de España...
Me estremezco pensando en la falta de coordinación de los cuerpos de seguridad del Estado, esos que deben estar coordinados a pesar de cualquier situación y por encima de las políticas y los políticos...
Me asusta pensar en los recortes en las libertades individuales que podemos encontrarnos con la excusa de la protección y la seguridad.
Me da miedo vivir en un estado policial, surgido por ese mismo concepto de protección, y que, presumiblemente, va a velar por mis intereses.
Y sobre todo tengo miedo del odio irracional, que no nos deja pensar con lucidez y que solo genera más odio, incomprensión e insolidaridad.