Involucionando, que es gerundio… y machista
El diccionario de la Real Academia Española (RAE), esa academia que ya hace años debería haberse cuestionado, renovado y pronunciado en bastantes temas, como la paridad entre sus académicos, ya que tan solo hay ocho mujeres entre 46 hombres, o en la importancia del lenguaje inclusivo, dice que involucionar es “la detención o retroceso de una evolución biológica, política, cultural, económica, etc.”. Y después tiene varias acepciones como la involución senil que son el “conjunto de fenómenos de esclerosis o atrofia característicos de la vejez”, o la involución uterina, que se define como “el retorno del útero al estado de reposo después del parto”.
Me parece que esas definiciones casan bastante bien con los discursos que la derecha (la “moderada” y la “extrema”, que ya se han desdibujado los límites entre una y otra) de este país nos está lanzando, y que, personalmente, solo de escucharlos me producen arcadas, pero si me paro a analizarlos detenida y reflexivamente, el asco se convierte en congoja, pues la involución está servida y viene de la mano de personajes muy retrógrados y muy machistas.
Y sí, involucionamos política, cultural y económicamente… y ya estamos sufriéndolo al no haberse podido aprobar unos presupuestos que eran sobre todo sociales, con incrementos en las pensiones, en las ayudas a la dependencia, a la educación, a la sanidad, a las infraestructuras, a las prestaciones por desempleo, a la justicia, a la cultura, a las políticas de empleo, a la investigación, desarrollo e innovación, y contemplando un reparto más equitativo en los territorios…
Todo esto va a suponer un deterioro en las políticas sociales, que se quedan constreñidas a unos presupuestos que no se ajustan a las necesidades de la ciudadanía y atrofiadas por una enfermedad, el neoliberalismo, que como la senectud, va debilitando a las personas y haciendo que la piel (los recursos y las ayudas) se vaya arrugando por falta de elasticidad e hidratación (dotación económica justa).
Y noto como mi útero y mis ovarios también se resienten con esa involución, por tener que soportar los comentarios extremadamente machistas de algunos políticos, como el señor Casado, que vienen a decirnos qué tenemos que sentir cuando estamos embarazadas, como si fuéramos estúpidas e insensibles, y tomáramos decisiones sobre nuestro cuerpo a la ligera… o cuando este mismo personaje se atreve a definir a los maltratadores como “alguien que no se porta bien con las mujeres”, quitándole importancia a algo tan grave como es la violencia de género y que tantas víctimas deja en el camino, o como se vulneran los derechos más fundamentales desde ese partido que no nombraré, al solicitar los nombres de las personas que trabajan en las unidades de violencia de género, no se sabe bien con qué oscuras intenciones…
La violencia de género es algo que está ahí, aunque algunos no quieran verlo, el machismo y el patriarcado también nos rodea y busca incansablemente estrategias para legitimarse y no perder privilegios, y si esto sigue en estos derroteros, están en peligro muchos de los derechos que tanto han costado consolidar, involucionando de una manera sumamente perniciosa.
Yo quiero seguir evolucionando, con mejores prestaciones, con leyes en las que se protejan a las personas y a las libertades, y sin miedo a que nadie venga a devolvernos al Medievo con políticas anticuadas y represivas… ¿Y tú?
Y, por cierto, también trabajo contra la violencia de género.
Felicidades por esta magnífica reflexión. Me sumo a ella. Yo tambien lucho por la igualdad y contra la violencia de género... que me metan en la lista!