No hay excusas: ¡vota!
Yo ya lo he hecho. ¡¡¡Ya he votado!!!
Desde hace meses tengo planificada la salida que cada año realizo con un grupo de amigas y el adelanto de las elecciones ha hecho que coincidieran las fechas, así que el 28A no podré votar presencialmente, pero ya lo he podido hacer por correo. Y lo he hecho desde el convencimiento de esa obligación que nos viene dada por el derecho al voto. Como ciudadanía comprometida tenemos que salir a la calle el 28A, acudir a nuestro colegio electoral y votar, ya que es la única manera de no sentir que han elegido otras personas por nosotras…
Sí, pero ¿qué votamos?, me preguntaba alguien muy cercano el otro día, a lo que le contesté que podía leer los programas electorales de los partidos que se presentan y actuar en consecuencia… Tal vez esta tarea no sea fácil, pues hay que saber leer entre líneas, hay que entender de dónde venimos y conocer la historia cercana, para poder encontrar las falsas verdades que se esconden detrás de ese lema “Valor seguro”, que nos puede hacer pensar a qué valor se refieren estos que tanto han dilapidado los bienes ajenos… O aquel de “Nuestro compromiso con los españoles”, que parece que solo va dirigido al 49% de la población, dejando fuera de su discurso a las mujeres… Sin obviar el de “100 medidas para la España Viva”, de aquellos que vienen a rescatarnos de no se sabe qué, con medidas propias de épocas pretéritas y con mucha bilis sin procesar.
Pues mira, es necesario votar a quienes dejan claro que apuestan por la Sanidad pública, gratuita y universal, sin copagos, sin depender de un seguro médico que atienda a las personas según las cuotas pagadas, o que las obligue, ante una enfermedad muy grave, a endeudarse para pagar los gastos… No quiero eso para mí, ni para las generaciones futuras… Como tampoco quiero una educación que no sea pública, democrática, laica, inclusiva y participativa, con presupuesto suficiente para ir mejorando y adaptándose a los nuevos tiempos y a las nuevas necesidades… También deseo envejecer con una pensión digna y que se atiendan las necesidades sociales como corresponde (imagino que como tú), respetando los Derechos Humanos y los dictados de nuestra Constitución.
…y ¿cómo se logra esto? Pues, en contra de lo que algunos partidos prometen en sus campañas, se logra a través de los impuestos, que hemos de pagar todas las personas, contribuyendo así al mantenimiento del estado del bienestar, pagando más quienes más tienen, para poder lograr una equidad social, que de otro modo es imposible.
También me parece de justicia desear que los trabajadores tengan sueldos que les permitan llegar a fin de mes con las necesidades cubiertas, y no siendo esclavos de un empleo que les robe la vida y aún así estén en las lindes de la pobreza, mientras que unos pocos son cada vez más poderosos.
Y esto pasa por derogar la reforma laboral y hacer políticas que contemplen el bienestar de trabajadores y trabajadoras, con horarios que permitan conciliar la vida familiar y laboral y sueldos que den para subsistir con dignidad, garantizando la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, con los mismos salarios para idénticos trabajos, eliminando de una vez la indeseable brecha salarial. Además de mantener el derecho a huelga y a estar sindicado (que también hay personajillos que están cuestionando esto en sus planteamientos). Por otro lado, es preciso desarrollar planes de empleo, y ajustar programas para los autónomos y pequeños empresarios.
Asusta mucho escuchar a los líderes y las lideresas de esos partidos que vuelven a cuestionar el aborto, defienden los vientres de alquiler, reniegan del feminismo y proponen eliminar la Ley de violencia de género, pues para ellos todo esto es una patraña y son los hombres los que salen malparados de la situación… O sea, que vienen a decir que el patriarcado no existe, ni las desigualdades, ni los asesinatos machistas, y que las feministas no somos más que unas radicales histéricas…
Así que, para evitar que esto ocurra, hemos de salir el 28 de abril al colegio electoral y depositar el voto en la urna.
Para que no decidan por nosotras.
Para que no nos roben derechos y libertades.