Deseos utópicos
Desearía, por unos instantes, ser niña de nuevo y ver con ojos inocentes el mundo que nos rodea y poder contagiarme de una alegría que, solo los y las más pequeñas, son capaces de sentir en su fantasía.
Desearía no tener que escuchar de nuevo las noticias, siempre horribles, sobre mujeres asesinadas, violadas, esclavizadas, torturadas, descuartizadas… O las de las personas que mueren en nuestros mares, huyendo de sus países donde no pueden tener una vida digna… O aquellas otras sobre odios y violencias ejercidas de unas personas contra otras, solo por el hecho de considerarlas diferentes…
Desearía no tener que volver a pasar por la vergüenza de una nueva cumbre del clima, en la que se ha hablado durante días y días sobre la realidad (cruda, patente) de nuestro planeta, sobre cómo lo estamos asfixiando, literalmente, a base de contaminarlo con nuestras basuras, por tierra, mar y aire, con plásticos que no somos capaces de eliminar y que lo llenan todo; con vertidos tóxicos en los mares que lo están matando; con gases que lanzamos a la atmósfera, hasta hacerla irrespirable… y, sin embargo, no ha habido un acuerdo para frenar este sinsentido que nos aboca a la autodestrucción de nuestra especie… Aunque con las ausencias de EEUU, India y China (los países que más contaminan) tampoco hubiera servido de demasiado…
Desearía la utopía… pero como dice Galeano, la utopía está en el horizonte y cuando caminamos dos pasos, ella se aleja diez más allá, pero nos sirve para caminar.
Pues eso, no dejemos de caminar buscando la utopía. Busquémosla en cada rincón, en cada momento, en cada sonrisa, en cada gesto… y trabajemos para que las personas que nos rodean se contagien y caminen a nuestro lado, para que juntas podamos encontrarla.
Nada está perdido del todo… Todo está por hacer…
Así que os deseo unas alegres, feministas, solidarias, justas e igualitarias fiestas y un 2020 en que crezca la conciencia social y ambiental, que nos permita vivir sin odios y cuidando del planeta.
“Entre el bé i el mal podríem aspirar a la alegría”. Joan Fuster
