2019
El 2018 lo finiquité viajando por el mundo. Descubriendo nuevas culturas y diferentes formas de vivir y de entender la vida. En Jordania visité ciudades caóticas en lo referente al urbanismo, movilidad o limpieza, aunque con un patrimonio histórico en muy buenas condiciones de conservación y preservación; con una mayoría de mujeres con el cabello cubierto por un pañuelo y con muy poca visibilidad en la sociedad e inexistente en la política, pero de las que, como siempre, dependen la economía y los cuidados, a pesar de su invisibilidad; albergando a más de 1.700.000 refugiados palestinos, sus vecinos, lo que supone un 10% de la población total jordana. Con gentes humildes, pero con un nivel de alfabetización del 96% y con un alto nivel de inglés, sobre todo las personas que de una u otra manera están relacionadas con el turismo, ya que es una de sus fuentes de ingresos. País de contrastes y de lugares y paisajes impresionantes.
Y, en algunos momentos del viaje, viendo esas tierras áridas en las que los cultivos son escasos, me dio por pensar en que en unos años, si nadie pone freno a los agentes contaminantes que utilizamos y desechamos por doquier y todas las malas costumbres occidentales/capitalistas del consumo incontrolado, nos vamos a encontrar con unas realidades muy parecidas a la de tantos y tantos países que ya las padecen y que nos cuesta reconocer. Desiertos, escasez de agua y alimentos, precariedad… aunque todavía queden algunos que nieguen el cambio climático y sus consecuencias.
El 2019 lo recibo ya de vuelta en nuestro país y me encuentro un panorama con potente tufo a rancio, con un partido de extrema derecha al que le gustaría mantener a las mujeres como en el país visitado, sumisas, calladas, transparentes, para que el machismo siga su trayectoria y no pierda los privilegios que tanto les gustan a algunos, intentando eliminar la ley de violencia de género cuando nada más comenzar el año tenemos una joven secuestrada y violada por dos degenerados, una mujer gravemente herida por su marido y otra asesinada por su novio... Vamos, negar la evidencia es, cuanto menos, de necios y canallas.
El mismo partido que se dedica a difundir mensajes falsos para acrecentar el odio hacia las personas migrantes… y que tiene muchas ganas de aliarse con esos otros partidos de “derecha moderada”, a los que se les va a ver el plumero de un momento a otro (en realidad se les ha visto ya), para comenzar a privatizar la educación y la sanidad en Andalucía, como ya ha pasado en otras comunidades como la valenciana o la madrileña, deteriorando los servicios públicos para justificar así las medidas privatizadoras… En fin, un panorama que no me gusta nada y contra el que tendremos que unirnos para no perder todas.
Unirnos las mujeres y unirnos las izquierdas… que ya toca.
Al final no podremos comer ni el dinero, porque no quedarán árboles para fabricar el papel timbrado. Solo las mujeres, especialistas desde la prehistoria en la preservación de la vida tenemos las herramientas para salvar lo que queda del planeta... dejarnos paso, apartaros y aprender sobre equidad, sostenibilidad, energía renovable, biodiversidad, remedios naturales... El hombre solo, ha degradado el planeta hasta hacerlo inhabitable, quizá, trabajando con las mujeres, en claves de igualdad, aprendan cómo preservar la vida y las especies, incluidas la suya