Reflexiones sobre la transparencia en la acción de gobierno
Carmina Ballester detalló una retahíla de facturas que todavía están apareciendo ahora, que tienen fecha del 2009 y 2010 y que no se habían pagado.
Habló de facturas de material para la Policía de 28 de febrero de 2009, del seguro de mercancías, de 13 de julio del 2009, de la certificación de obras del IES del 15 de agosto del 2009. O de la finalización del parque de la Cerámica. O de una sentencia en firme de 2010 en contra del ayuntamiento de tres millones de euros y que el tripartito ni tan siquiera incluyó en el avance de liquidación de junio de 2011 para realizar el traspaso de poderes.
Y aún así, el PSPV-PSOE habla de transparencia. Pues hablemos.
Transparencia es que el alcalde, en este caso yo, publique su nómina para que los ondenses sepan lo que cobra. Y falta de transparencia es estar esperando aún hoy a que los anteriores alcaldes socialistas, es decir, Enrique Navarro y Juan Miguel Salvador, lo hagan.
Transparencia es que todo el mundo sepa cuanto cobra el alcalde, en este caso yo, y falta de trasparencia es que el PSPV-PSOE oculte que su portavoz, es decir, Juan Miguel Salvador, acumula tres sueldos públicos: como concejal, como diputado y como profesor.
Transparencia es que yo, como alcalde, haga pública mi declaración de bienes antes de empezar la legislatura para que todo el mundo sepa lo que tengo y lo pueda comparar con lo que tendré cuando acabe la legislatura. Y falta de transparencia es no haber visto nunca esa declaración de bienes del alcalde en los 23 años de mandato socialista.
Transparencia es ingresar en el banco, decir cuanto dinero hay y a que se destina toda la recaudación de los donativos y limosnas de la ermita municipal del Salvador, más de seis mil euros desde el pasado mes de junio. Gobernar sin trasparencia es que nadie sepa ni cuanto dinero se recaudó en los 23 años de gobierno socialista y tampoco donde está ese dinero.
Transparencia es que los novios que se casan en las dependencias municipales sepan cuanto se les cobra por el servicio de limpieza y que ese dinero se ingrese en el ayuntamiento.
Falta de transparencia es cobrarlo en B, como reconoció el anterior concejal socialista de Hacienda que se había hecho en los 23 años anteriores.
Transparencia es explicar la situación económica tal y como es: el nuevo equipo de gobierno heredó una deuda de ocho millones de euros, que ha logrado ya reducir a cinco en tan sólo ocho meses y que se compromete a dejar a cero en tres años sin reducir los servicios.
Falta de transparencia es haber gastado la pasada legislatura veinte millones de euros más de los que se ingresaron y, encima, intentar ocultarlo.