Surge entre bambalinas del Gobierno español pánico escénico
Erosión, angustia y reuniones previas con países claves ante posibles resultados adversos consejo extraordinario europeo
Hace unos días tuvo lugar en Portugal el encuentro entre el Primer Ministro portugués y nuestro presidente con vistas a aunar posibles estrategias con vistas a negociar el Fondo de Recuperación principalmente previsto por la UE para los países del Sur de Europa, los más afectados.
Según la Agenda de Presidencia, se encuentra prevista, con el mismo motivo, otra reunión en Madrid para este miércoles 8, con el Primer Ministro Italiano, con vistas a constituir un frente de resistencia junto a Portugal, y para algo más adelante, aun sin cerrar, con los responsables de Alemania; Francia; Suecia y Holanda, en un último esfuerzo sobre el terreno, reuniones, probablemente tengan lugar horas con anterioridad a la toma de asientos.
Nos cuentan nuestras habituales fuentes, qué en estos mismos momentos, las principales decisiones económicas se encuentran ya “prefabricadas” y sólo excepcionalmente podrían tener alguna variación, razón por las que nuestros equipos de Exteriores luchan por ello, independientemente de otras soluciones sugeridas por el presidente del Consejo de Europa inclinado a la búsqueda de un consenso.
Desde el punto de vista español, e insistimos, salvo reservas de última hora en las que siempre se guardan cartas los protagonistas a fin de “salvar el tipo cara a sus electores”, la propuesta a efectuar a España, se acerca más a una especie de “plebiscito económico”, que a una ayuda real a un socio europeo en crisis permanente.
Con independencia de nuestro LEVIATÁN financiero del gobierno holandés, y con fin de redactar con la mayor objetividad posible, hemos echado un vistazo a la mayoría de la prensa holandesa de estos días, aseverando que los profesionales de la información consultados se pronuncian mayoritariamente por la postura adoptada por su Gobierno y excepcionalmente la contraria.
Al efecto, podría decirse que España cuenta desde hace ya algún tiempo con acumulación de errores propios de su Gobierno y adversidades externas, las cuales han desbordado, atenazado y equivocado al poder ejecutivo a la hora de aplicar determinados tipos de política.
Política, de muy acentuado sesgo socio-comunista-venezolana, sobre la cual la sociedad española no se identifica, constituyendo sus posibles ejemplos pretéritos, actos alejados e incomprensibles para las nuevas generaciones y aquellas que aún perviven, no consiguen recordarla precisamente como eslabón perdido digno de recuperarse.
Tampoco lo constituyeron los muchos años siguientes en un alarde de auténtica desgracia histórica.
Últimamente, también Europa nos mira con recelo dentro de una panorámica político-económica.
No voy a indicar, a mis lectores, los cúmulos y desatinos cometidos por este ¿Gobierno? bipartito y demás socios políticamente embaucadores, de sobra conocidos, los cuales le auparon al poder, y qué en próximas ocasiones continuarán agazapados con los beneplácitos correspondientes a la espera de nuevas oportunidades.
Pero basta asomarse a cualquiera de las múltiples ventanas informativas existentes para darnos cuenta de la ruina qué espera a la sociedad española a corto/medio plazo.
Muy reciente, la proyección de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sitúa a España en los umbrales del 20% de la Tasa de desempleo a finales del presente año, cuando en primavera estábamos en una cifra inferior al 15%, y con serias posibilidades de aumentar los primeros dígitos ante unos tres millones de trabajadores acogidos actualmente a ERTES.
Respecto a nuevos incrementos que supondrían los rebrotes de Pandemia, quizá resultara conveniente esperar unas semanas hasta comprobar grados reales de afectación.
¿Qué decir del golpe inesperado sobre las nuevas previsiones de Bruselas respecto a una caída de la economía española hasta el 10.9% del P.I.B?
Ya he manifestado a mis editores en diversas ocasiones mi agnosticismo o ateísmo político, y no crean, me gustaría opinar lo contrario, pero a este País le falta “cantera política” regenerada en la cual depositar confianza, y mientras llegue o no el momento oportuno para que España no exhale su último aliento económico, ¿Por qué no se prescinde de los miembros gubernamentales equívocos hasta otras décadas?
Pero, en fin, aun a pesar, en esta ocasión, de las opiniones desmoralizantes de nuestras habituales fuentes, todavía nos restan 9 días para intentar de nuevo el llamado: “triple salto mortal sin red”.