¿Partida de dados por jugar en elecciones USA?

No me digan, que no despierta interés quién será el próximo “amo del mundo” dentro de unas horas, aunque intuyamos que quienes dictarán realmente la política USA, será el “Establishment”.

A escaso tiempo del “Día D”, muchos de nuestros lectores se habrán preguntado, más por simpatía o lo contrario, despertadas por los candidatos, cuál de ellos resultará vencedor.

La idiosincrasia de las elecciones USA, no se parecen en nada a las conocidas al uso.

De forma sencilla, tendríamos, por un lado, el llamado “voto electoral”, compuesto por 538 electores distribuidos entre los Estados, más el Distrito de Washington.

El llamado voto popular, el de los ciudadanos, como aquí es conocido, no va a parar directamente a la elección del presidente y vicepresidente como muchos creen, sino que acaba en la elección de Electores, supuestamente comprometidos bajo promesa de votar por candidatos específicos.

Es decir, se trata de una especie de combinación entre Electores y Sentimiento Popular destinado a ganar el mayor número de votos a nivel nacional.

Como observarán un sistema muy peculiar que no contenta a todos, ya que algunos sostienen al Colegio Electoral como signo distintivo del sistema federal, protegiendo los derechos de los Estados más pequeños.

Otros, sin embargo, lo consideran antidemocrático, ya que proporciona a los Estados indecisos, excesivas influencias a la hora de la elección del presidente y vicepresidente.

A la hora de redactar la presente Columna, unos 10 o 12 Estados, según encuestas, se encuentra aún en dicha situación indecisa, pero ya saben que las encuestas sólo sirven para cuando existe un ganador claro, y, para calcular la diferencia de votos que obtendrá sobre el siguiente. No es el caso.

Según de donde procedan las encuestas, todas manipulables, según quién las maneje, la ventaja de Biden sobre Trump sería de unos 7 puntos. De ser ciertas, no serían insalvables.

En estas elecciones tenemos una característica llamativa, la cual consiste en el “voto anticipado”, qué junto al de “por correo”, supone que han votado más de 90 millones de electores, cifra récord, aparte de las polémicas promovidas por TRUMP por posible fraude en esta última opción.

Y aquí comienzan las labores de los analistas, en sopesar el contenido de esos eventuales “sobres con votos”, y no tenemos por qué dudar de su guarda y custodia hasta la noche del próximo 3 de noviembre.

Primera cuestión: ¿Hasta dónde ha influido durante estos meses la crisis de la Pandemia y Económica en el ánimo de los ciudadanos estadounidenses a la hora de votar?

Generalmente el votante USA, no suele mezclar pasado con futuro. Mantienen separado lo ya acontecido como hechos irreversibles, guardando y confiando sus prioridades para el siguiente cuatrienio.

Quiere esto decir, que superar los 9 millones de contagios y 230.000 fallecidos, indudablemente tendrá su peso, pero no decisivo. Lo contrario significaría que algo ha cambiado en EEUU, para lo cual haría falta otra filosofía para un nuevo entendimiento del “American way of life”.

Segunda cuestión: Sobre los perfiles y preferencias sobre los candidatos.

Demócratas: Aunque como hemos mencionado al principio, intuyamos que siempre gobierna el correspondiente “Establishment”, el votante USA, siempre prefiere visualmente tener un perfil director, mezcla de inicial madurez, aspecto de triunfador, emprendedor y políticamente seductor.

Ejemplos recientes de ello, en el Partido Demócrata, lo fueron Clinton y Obama, este último retirándose y aun en olor de multitudes, y remontándonos más atrás, que decir de Kennedy, y no omitiendo a Hillary Clinton, envuelta en acontecimientos típicos de circunstancias políticas insuficientemente aclaradas.

Pudo volver a intentarlo en esta ocasión, pero según los expertos, su oportunidad se difuminó a favor de Biden.

Este último, en mi opinión, aunque disponga de amplo bagaje político, y dentro de la gerontocracia imperante en estas elecciones, para algunos ser septuagenario, no va a suponer límite a un supuesto perfil ideal, aunque políticamente dicha década con Nancy Pelosi (no candidata) y Bernie Sanders (retirado como precandidato), reafirma tal situación.

Republicanos: Trump con 74 años, también roza el posible riego de la edad presente, pero bajo mi punto de vista, hace semanas ocurrió el hecho, mezcla inverosímil y milagrosa de eludir el riesgo conocido de la Pandemia a esa edad, dentro de un reducido margen de días internado y abandonar junto a su esposa, las instalaciones hospitalarias con la correspondiente curación debajo del brazo.

Increíble a toda lógica conocida, lo cual vendría a demostrar su fortaleza física cara al electorado en pro de una reelección, al igual que sucedió con su antiguo predecesor Ronald Regan, el cual dejó el cargo allá por los noventa, con unos 80 años a cuestas, al ser diagnosticado de Alzheimer.

En fin, llega el momento del pronunciamiento de todo analista:

Si las distintas desgracias de la Pandemia, no han hecho mella en el electorado, Trump es capaz de remontar nuevamente la diferencia en contra soportada en los sondeos, por aquello de malo conocido que bueno por conocer.... junto a otras consideraciones.

Si, por el contrario, el voto anticipado y por correo, han marcado una determinada senda, y se lanzan electoralmente hablando a la yugular de Trump, a otros escenarios, probablemente ya contemplados por el llamado “Establishment” al mando.

Por ello, utilizando, una frase atribuida a Pío Cabanillas Gaya, pero no de forma unánime, pero da igual: ES URGENTE ESPERAR, al menos hasta la noche del próximo día 3 de noviembre.