"No se trata de no salir”
Sigo perplejo de ver la pasividad de tanta gente irresponsable ante la nueva evolución de la pandemia. Leía ayer en el facebook de un amigo médico una recomendación a la sensatez ante los nuevos datos. En su post alertaba de los datos e intentaba concienciar a la gente para que, en caso de querer o tener que salir a la calle, se utilice la mascarilla, se respete el distanciamiento social y se normalice el lavado y desinfección de manos.
Es duro, pero parece que esto no vaya con nosotros, o almenos con muchos de nosotros. Todos vamos a perder mucho por la falta de responsabilidad. Sin duda, las peores pérdidas serán las inmateriales, las vidas humanas, y absolutamente todos tenemos familiares mayores, amigos vulnerables y conocidos que hoy están estupendamente y mañana podrían enfermar e incluso fallecer debido a la COVID-19.
Nadie se va a librar de pagar la factura de esta pandemia, pasará por nuestros bolsillos también, y por nuestros corazones abarrotados de arrepentimiento tardío. Mientras el sector de la sanidad, nuestros héroes en silencio, dedica sus recursos a luchar contra esta pandemia, se tienen que dejar de lado otras luchas que también son importantes y ahora pasan obligatoriamente a un segundo plano.
Individualmente iremos pagando nuestra parte de irresponsabilidad, con la despedida de seres queridos y conocidos, con el cierre de empresas, con despidos, y todo ello llevará también asociada una gran pérdida de poder adquisitivo individual y global. Y perderemos el empleo, o lo perderán muchas personas de nuestro entorno: nuestros padres, madres, hermanos, amigos...
Resulta esencial tener buena actitud. Hemos caído en la desidia y en el olvido de hacer las cosas bien debido a la rutina y tenemos en gran parte de la sociedad un ambiente negativo de exceso de confianza. Debemos ser prudentes. No se trata de no salir, se trata de hacerlo con responsabilidad, al aire libre a poder ser, se trata de respetar, de utilizar la mascarilla y de mantener la higiene y el distanciamiento social.
No es fácil aprender a convivir bajo la presión que representa el distanciamiento social. Hay que ser consecuentes. Nuestro comportamiento en el trabajo, con la familia y las relaciones sociales debe ser único e igual. No debemos llevar dobles vidas, ni podemos pregonar lo que no practicamos ni exigir lo que no damos.
Lo lamentaremos, eso es seguro, esperemos no sea ya demasiado tarde.