“Yo tengo un sueño”
El pasado mes de agosto, coincidiendo con el quincuagésimo primer aniversario del mítico discurso de Martin Luther King donde pronunció aquella frase de “I have a dream”, nuestro ayuntamiento aprobaba con casi nueve meses de retraso los presupuestos municipales del año 2014. Pensé en positivo, y creí en aquel momento que mi alcalde y sus veinticuatro concejales habían dilatado aquella aprobación por el bien del pueblo, pero el tiempo ha venido a demostrarme que no, que una vez más, estaba muy equivocado.
Si Martin Luther King logró en las escalinatas del Capitolio con aquella frase un antes y un después en los derechos civiles de los Estados Unidos, madre de todas las democracias modernas..., aquí en Benidorm los ciudadanos, los actuales 69.100 benidormenses, cada año hemos puesto en manos de nuestros alcaldes y ediles cantidades ingentes de dinero, todo con el fin de lograr una ciudad ejemplar ante el mundo, ser envidiados por nuestros competidores turísticos, y sobre todo, ser una ciudad verdaderamente cosmopolita y sofisticada a la que nadie pusiera un reparo a la hora de hablar de nosotros en el amplio sentido de la palabra.
Treinta años y quinientos mil millones de pesetas se han gestionado desde el actual edificio consistorial y el antiguo en la Plaza del Torrejó. Y ahora, una vez hemos ido creciendo y hemos visto que ese esfuerzo de todos no ha servido para nada, muchos hijos de esta ciudad nos preguntamos si el sueño de aquel Benidorm líder en el mundo ha muerto o sigue vivo. Y mi respuesta es contundente, no. Benidorm sigue siendo grande, sigue resplandeciendo y sigue estando en la élite gracias a sus gentes, que saben que la riqueza de este pueblo es un pozo sin fondo, y por tanto, a poco que sepamos reaccionar y sepamos colocar al frente de nuestro barco un buen capitán, las cosas nos irán bien a todos y recuperaremos el encumbramiento y las glorias que nos corresponden por tanto sacrificio desde que este pueblo se abrió al mundo entero ofreciendo lo mejor de si.
Las últimas décadas y los tres mil millones de euros finiquitados desde los puestos de los gobernantes locales son cifras que marean a cualquiera. El pasado y los errores cometidos nos deben servir para no tropezar de nuevo en la misma piedra, y estamos a punto de tener una oportunidad en las urnas dentro de apenas cuatro meses y cuatro días. Y conste que pienso que no es el momento de recordar todas las ineptitudes, impericias y torpezas que han cometido las últimas ocho corporaciones municipales, que han sido capaces de dejarnos una deuda multimillonaria pese a manejar cada día una media de 45.000.000 de pesetas.
Si a nuestros abuelos, fundadores reales de este bendito destino turístico, le hubieran dicho que en Benidorm cada día su ayuntamiento hubiera gastado esa cantidad de dinero y encima no hubiera pagado todas sus deudas, yo puedo prometer con la perspectiva del tiempo que no hubiesen permitido a ciertos personajes las riendas de este municipio. Pero como dije antes, estamos a tiempo de rectificar, aunque tampoco podemos olvidar que oportunidades en la vida tenemos una o con mucha suerte dos. Y el tren del futuro pasará el próximo 24 de mayo. O cogemos ese convoy o ya sabemos lo que nos espera a partir de ese momento, que no serán cosas ni buenas ni positivas para nadie.
Tengo un sueño. Leopoldo David Bernabeu López lo ha tenido porque estos días, ante el cúmulo de desvaríos y despropósitos de la clase dirigente y su oposición, de la que no se salva prácticamente nadie...ya no nos queda más que soñar y trabajar para que ese sueño se haga realidad.
En ese sueño no tienen cabida hacer obras entregadas a dedo a amigos para una vez concluídas derruirlas porque se nos ha olvidado meter un aliviadero de aguas en caso de lluvia. En ese sueño no cabe tener una ciudad donde llegar con tren o por carretera sea una pesadilla porque nadie desde aquí ha exigido a Madrid y Valencia inversiones que Benidorm merece porque Benidorm genera miles de millones a la Comunidad Valenciana y al Estado Español año tras año. En ese sueño no caben accesos a mi ciudad penosos y tercermundistas. En mi sueño Benidorm era una patena por limpia, por segura, por simpatía en sus gentes, por amor al prójimo, por la belleza de sus parques y jardines, por la calidad en sus establecimientos hoteleros, apartamentos, campings, bares, terrazas, discotecas, salas de fiesta, restaurantes.......e incluso dentro del propio Ayuntamiento, donde a los ciudadanos se les honraba en mi sueño como lo que son, como lo que somos, los mayores accionistas de la mayor empresa de la ciudad, que es nuestra Casa Consitorial que la mantenemos entre todos, algunos haciendo esfuerzos ímprovos.
En ese sueño todos pagábamos menos impuestos porque Benidorm dejaba de ser uno de los pueblos con mayor carga fiscal de España. Y lo más importante, es que en mi sueño, Benidorm llegaba al pleno empleo apenas dos años después del giro político que el pueblo quiso dar al coger el tren del futuro un 24 de mayo del año 2015.
El sueño tuvo más cosas, y entre ellas quiero destacar la desaparición de la corrupción y de los buitres que merodean esta ciudad desde hace años y que nos han “sisado” miles de millones de pesetas, o un puñado de millones de euros, que buena falta hacen en otras partes de la ciudad o en muchos hogares de los siete mil parados que ven con desesperación su futuro y ven con zozobra cómo su Ayuntamiento actual se ríe de ellos de una forma brutalmente dañina, sin hacer nada por mejorar su situación, acordándose de sus nombres y apellidos sólo cuando llegan unas elecciones como las que tenemos en ciernes.
Mi sueño, por fortuna para las gentes de bien de mi pueblo, que somos la inmensa mayoría, se puede convertir en realidad, lo podemos convertir en realidad entre todos. Y finalizo con Santa Teresa de Jesús, ahora que celebramos su quinto centenario, quien también dejó su impronta con otra de las frases que más me gustan a nivel personal: “Los sueños, a veces, se cumplen”.