Retirada de los símbolos franquistas, un acto de justicia y de dignidad democrática
La retirada de los símbolos franquistas de los espacios públicos es, ante todo, un acto de justicia y de dignidad democrática. En La Vall d'Uixó, Esquerra Unida lo hemos propuesto varias veces en los últimos ocho años, encontrándonos siempre con la negativa del PP. Nos comprometimos a su retirada si estábamos en el gobierno municipal, y ahora nuestros concejales lo proponen en el Pleno Municipal para que se haga efectiva la retirada de los espacios públicos de todos los símbolos de la dictadura franquista.
¿Por qué y para qué lo hacemos?
En primer lugar, para cumplir la Ley. Quienes, como el PP, se llenan frecuentemente la boca diciendo que hay que cumplir la Ley, la incumplen descaradamente cuando no les conviene a su ideología. Siguen sin reconocer de verdad el grave daño que la dictadura franquista ha hecho a nuestra sociedad y sin querer romper con una dictadura resultado de un golpe militar que acabó con un régimen democrático, el de la Segunda República. Lo que hacemos es cumplir la Ley, que establece que los símbolos del franquismo deben ser retirados de los espacios públicos. Quienes no tienen claro que haya que retirar todos los símbolos franquistas tendrán que explicar por qué a la ciudadanía.
En segundo lugar, pero mucho más importante aún que lo anterior: tenemos una deuda democrática pendiente con las víctimas del franquismo. La retirada de los símbolos franquistas es, por ello, un acto de justicia y de reparación hacia esas víctimas, hacia sus familias y hacia toda la sociedad. Por eso no es algo del pasado, sino de presente y de futuro, porque la justicia y la reparación son lo que siempre abre caminos de futuro. Lo que hacemos es cumplir un deber democrático.
En tercer lugar, y tan importante como lo anterior: es un acto de dignidad, de afirmación de los valores democráticos frente a la barbarie de las dictaduras, en este caso la franquista. Por eso, también, es un acto que mira al futuro, no al pasado como algunos, para escurrir el bulto, repiten sin razón alguna. La democracia, para tener futuro, necesita asentarse en valores, cultivarlos y cuidarlos. El primero la dignidad de las personas. Y ello pide mantener viva la memoria de la dignidad de quienes han luchado por la democracia y han sido reprimidos por ello. Que sigan exhibiéndose en los espacios públicos símbolos de los represores es una ofensa a la dignidad democrática. Por ello deben ser retirados, deberían haber sido retirados hace años. La democracia se asienta en la memoria de lo que ocurre cuando no hay democracia, no en la desmemoria y la banalización de la dictadura y la represión, continuando exhibiendo sus símbolos como si aquí no hubiera pasado nada. Hacemos, pues, un acto de dignidad democrática.
