Una reflexión sobre el regreso del Partido Popular a las procesiones

En el año 2015, primero del gobierno de PSPV-PSOE y Compromís con Vicent Grimalt como alcalde, se decidió abordar en la Junta de Portavoces (donde están representados todos los grupos municipales) la presencia política en las procesiones.

¿Por qué? Porque consideramos que presidir una manifestación religiosa por el hecho de ostentar un cargo político en el ayuntamiento es, además de una muestra de vanidad poco acorde con un acto de tales características, un intento de aprovecharse torticeramente de la devoción íntima y personal de cada uno para conseguir cierta popularidad, que los concejales y concejalas debemos ganarnos en los plenos y con nuestro trabajo diario por la ciudad.

Y por supuesto, el carácter laico de las instituciones de nuestra democracia obligaba a ese cambio: porque somos los representantes políticos del conjunto de la ciudadanía, independientemente de las creencias religiosas.

En esa Junta de Portavoces del 2015, la actual portavoz del grupo popular en el consistorio, Pepa Font, no se opuso (en aquel entonces como representante de Centre Unificat) a suprimir esa presencia institucional de las autoridades en las procesiones (de hecho, no asistió a ninguna procesión durante los cuatro años en los que aún estuvo en el ayuntamiento).

De esta decisión el propio alcalde informó a los sacerdotes titulares de las tres parroquias de Dénia, que manifestaron su total acuerdo con el cambio.

No hace falta señalar que a título personal, compartiendo el momento con los vecinos y vecinas de Dénia, cualquier edil puede asistir, y así lo han hecho también concejales socialistas todos estos años, a los actos religiosos.

Pues sí, la señora Font estuvo de acuerdo con limitar esa presencia en las procesiones al plano personal: una decisión mucho más ajustada a nuestro tiempo (bien lejos ya, afortunadamente, del "bajo palio" de antaño) y, sobre todo, mucho más respetuosa con lo que para los creyentes significa esta manifestación de su devoción. El protagonista de la procesión, ni mucho menos, debería ser un político.

Y los concejales y concejalas de las sucesivas corporaciones han estado cumpliendo con este acuerdo sin problema ninguno; asistiendo o no a las procesiones, según sus creencias, como un ciudadano más.

Cabe destacar, además, que durante los mandatos con la popular Ana Kringe en la Alcaldía, Pepa Font, miembro de aquellos gobiernos, no pisó misas ni procesiones hasta que su partido, el CU, fue expulsado del gobierno (por las desavenencias conocidas y siempre presentes a pesar de haber perpetrado juntas la moción de censura con un tránsfuga en 2008).

Casualmente, por otro lado, la campaña de las elecciones municipales de mayo de 2015 ya había entrado en su recta final: en ese momento preciso, mayo del 2015, encontramos la única foto de la señora Font en una procesión (la de la Mare de Déu dels Desemparats).

Y ahora, de nuevo, Pepa Font vuelve a las procesiones, y ella y el resto de concejales del Partido Popular se permiten "presidirlas", detrás de las autoridades eclesiásticas y de la imagen venerada en cuestión, ofreciendo una foto arcaica y de una prepotencia inaudita desde hace años entre los representantes municipales que han pasado por nuestro ayuntamiento.

Poco más o nada ha "innovado" o aportado el Partido Popular a su ciudad desde la toma de posesión de sus ediles. Y, sinceramente, viendo comportamientos populistas como éste, poco más o nada esperamos...

P.D. A la misa de ayer en honor a Sant Roc, en la iglesia de la Asunción, Pepa Font no asistió. Su cuota de religiosidad solo le dio para la procesión, por las calles de Dénia...