8 de Marzo, por los derechos y libertades de las mujeres
Hace unos días, para mi estupor, pude oír a una dirigente local del PP manifestar su malestar porque el día 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, fuese un día de marcado carácter “reivindicativo”, en lugar de “festivo”. Le pregunté entonces qué es lo que ella tenía que celebrar, ya que para la inmensa mayoría de las mujeres españolas la situación era trágica a causa precisamente de las devastadoras políticas en contra de la igualdad y de los derechos y libertades de la mujer que el Partido Popular estaba llevando a cabo desde su llegada al poder.
El pasado 20 de diciembre, el gobierno de Mariano Rajoy presentó el Anteproyecto para la Reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Un anteproyecto, que si entre todas y todos no conseguimos detener en la calle y evitar que se convierta en Ley, supondrá el ataque más brutal contra las libertades de las mujeres desde la llegada de la democracia. Una ley que acabará con el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre nuestra maternidad y que nos convertirá en seres tutelados, dado que la decisión de ser o no madres ya no recaerá en nuestras manos, sino en la de terceras personas. Tenemos el derecho a ser madres, pero también el derecho a no serlo. La maternidad no puede ser jamás una imposición. Todo lo contrario de lo que pretende esta contrarreforma, que elimina la prevención de embarazos no deseados, el derecho a tener información y educación sexual en las escuelas, y que deroga los esfuerzos por establecer estrategias en salud sexual y reproductiva para toda la ciudadanía.
Una ley que ocasionará mucho dolor, y que no reducirá el número de abortos, que ya se han reducido con la ley actual de plazos: un 9% en el País Valencià y un 5% en el conjunto de España. Una ley que solo está destinada a complacer a los sectores más radicales y reaccionarios de la derecha y cuyas consecuencias ya son conocidas. Las mujeres con más recursos abortarán en el extranjero en condiciones sanitarias seguras; y las pobres también abortarán: lo harán aquí, en la clandestinidad, arriesgando su salud y su vida.
Una cuestión que no va de estar a favor o en contra del aborto, sino del derecho de las mujeres a decidir. Una batalla que ya se ganó hace muchos años, y que no sólo las mujeres, sino también muchísimos hombres en España y en Europa sentimos como una agresión a nuestra libertad y a nuestra dignidad.
Mi estupor, se convirtió directamente en indignación cuando esta dirigente del PP llegó a objetar el hacer mención a la violencia de género en el Día Internacional de la Mujer. Su argumento, es que ya había un día internacional para la violencia de género. Como si no hubiese mujeres asesinadas cualquier día, como si las mujeres maltratadas, humilladas, golpeadas, y vejadas no lo fuesen todos los días. Estas mujeres, nacidas y vidas, parecen no tener demasiada importancia para el gobierno del PP, que ha reducido en un 28% los Presupuestos Generales del Estado para la lucha contra la violencia machista. Si hablamos del País Valencià, la situación se convierte en dramática. Desde 2011 no se ha destinado ni un solo euro en campañas de prevención. El presupuesto de la Conselleria de Benestar Social para luchar contra el terrorismo machista apenas alcanza los 50.000 euros. Las inexistentes políticas contra la violencia de género, ponen en riesgo la vida de 66.000 valencianas víctimas de malos tratos, ante el silencio y la pasividad del Consell.
El desmantelamiento del Estado del Bienestar supone acabar con el gran aliado de las mujeres en el camino de la igualdad. La Reforma Laboral del PP se ceba con mayor virulencia sobre las mujeres, que vemos como las empresas, al descolgarse de los convenios, lo hacen también de los planes de igualdad. La brecha salarial en España entre hombres y mujeres es del 22,99% de media anual, por lo que las mujeres españolas tendríamos que trabajar 84 días más que los hombres para recibir el mismo salario. La imagen de la pobreza en España, tiene rostro de mujer. De hecho, el Informe sobre la Brecha de Género Mundial de 2013, publicado por el Foro Económico Mundial muestra que España ha descendido del puesto 26 del ranking (de 136 países) al puesto 30 en el último año, una caída que se hace más abrupta si se mira desde 2010, durante el gobierno de Rodríguez Zapatero, cuando España ocupaba el puesto número 11 (de 134 países).
Históricamente, todas las crisis se han resuelto de manera desigual para las mujeres. Se cierran normalmente dando pasos atrás en las conquistas igualitarias alcanzadas. Por eso, el 8 de marzo no puede ser jamás un día festivo ni autocomplaciente.
Olympe de Gouges, revolucionaria francesa y autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y Ciudadana, escribió: “Mujer, despiértate. La alarma de la razón se hace sentir en todo el Universo, reconoce tus derechos”. De eso se trata, de reconocer nuestros derechos. De recuperar los que ya tuvimos y nos han sido arrebatados. De luchar por los que quedan por conquistar.
